¿Qué pasó con el Coloso de Rodas?

El Coloso de Rodas permaneció en pie solo 54 años antes de ser destruido en 226 a. C., a pesar del tiempo transcurrido, su legado perdura.

Elena Lozano

El Coloso de Rodas fue cosntruido para honrar al dios Helios.
El Coloso de Rodas fue cosntruido para honrar al dios Helios.

Como una antigua Estatua de la Libertad, custodiando la entrada al Nuevo Mundo, el Coloso de Rodas estaba a horcajadas en la entrada del puerto de la isla de Mandraki, vigilando a los que entraban en la ciudad y sirviendo como símbolo de la victoria de Rodas sobre sus enemigos.

Después de que Antigonus I Monophthalmus, el líder de la isla vecina de Chipre, intentó sin éxito asediar Rodas, su gente decidió honrar a su dios patrón, Helios. ¿Y qué mejor manera de honrarlo que con una estatua de 150 pies de altura?

Durante doce años, los trabajadores forjaron y reforjaron el hierro y el bronce de las armas militares para crear el caparazón exterior de la estatua

A partir del 292 a. C., el escultor griego Chares comenzó la construcción del Coloso. Durante doce años, los trabajadores forjaron y reforjaron el hierro y el bronce de las armas militares para crear el caparazón exterior de la estatua. Al tiempo que se construía la estructura, el cuerpo se iba llenando de piedras.

A medida que la construcción los elevaba cada vez más, los trabajadores desarrollaron un nuevo método para alcanzar las alturas. En lugar de andamios inestables, crearon largas rampas de tierra que cubrían todos los lados del Coloso, de tal forma que parecía un hormiguero gigantesco.

El Coloso de Rodas estaba a horcajadas en la entrada del puerto de la isla de Mandraki.
El Coloso de Rodas estaba a horcajadas en la entrada del puerto de la isla de Mandraki.

La ubicación exacta del Coloso sigue siendo desconocida hasta el día de hoy, aunque los relatos antiguos lo ubican en diferentes puntos alrededor del puerto de Mandraki. Sin embargo, todos coinciden en que la estatua de Helios de 33 metrosde altura se encontraba sobre un pedestal de mármol blanco de 15 metros de altura, lo que colocaba toda su altura en unos impresionantes 48 metros de altura.

Rodas fue golpeada por un devastador terremoto. Grandes porciones de la ciudad resultaron dañadas, así como el puerto, pero ninguna fue más espantosa que la destrucción del Coloso

Durante aproximadamente 54 años, montó guardia sobre el puerto y sirvió como ofrenda a Helios. Más tarde, en 226 a. C., Rodas fue golpeada por un devastador terremoto. Grandes porciones de la ciudad resultaron dañadas, así como el puerto, pero ninguna fue más espantosa que la destrucción del Coloso. Tras romperse las rodillas, cayó a tierra.

Durante un tiempo, se habló de la reconstrucción, pero el Oráculo de Delfos advirtió contra ello. La gente de Rodas claramente había ofendido a Helios, dijo, lo que provocó la caída de la estatua. Reconstruirla solo podría causar más daño.

Un grabado del Coloso de Rodas, considerada una de las Siete Maravillas del mundo antiguo.
Un grabado del Coloso de Rodas, considerada una de las Siete Maravillas del mundo antiguo.

Aunque estaba hecho pedazos, el Coloso de Rodas seguía siendo tan impresionante como siempre. Durante 800 años, estuvo tendido en el suelo, y durante 800 años, la gente viajó de todas partes para verlo. Plinio el Viejo escribió que quien lo observaba se quedaba atónito por su tamaño. La gente apenas podía envolver sus brazos alrededor de su pulgar y sus dedos eran más altos que la mayoría de las estatuas.

El califa musulmán Muawiyah I irrumpió en Rodas y se apoderó de la isla para sí. Según la Crónica de Teófanes el Confesor, la estatua fue derretida y vendida

En 693, el Coloso conoció a alguien a quien no le impresionó. El califa musulmán Muawiyah I irrumpió en Rodas y se apoderó de la isla para sí. Según la Crónica de Teófanes el Confesor, la estatua fue derretida y vendida a un comerciante judío, quien la cargó en 900 camellos y se la llevó.

Aunque ya no domina, su legado permanece. En 2015, se elaboraron planes tentativos para reconstruir el Coloso y, una vez más, adornar el horizonte griego.