Hace apenas un mes, se confirmaba un gran avance para la resolución de uno de los mayores conflictos de la historia: el gobierno de Irán anunciaba por primera vez públicamente que estaba dialogando con su, hasta ahora, archirrival: Arabia Saudí.
Durante 40 años ambos países han competido por tener la hegemonía en Oriente Medio, disputa que se ve exacerbada por las diferencias religiosas, ya que cada país sigue a una de las dos ramas principales del Islam: Irán es principalmente chiita, mientras que Arabia Saudí se considera la principal potencia musulmana sunita. Este conflicto entre sunitas y chiitas hoy en día representa una de las mayores amenazas para la seguridad del planeta.

Ambas ramas han coexistido por siglos, compartiendo muchas creencias y prácticas y manteniendo importantes diferencias en materia de doctrina, rituales, leyes, teologías y organización.
Origen del conflicto entre sunitas y chiitas
De Siria a Líbano, pasando por Irak y Pakistán, la hostilidad entre los musulmanes suníes (80 por ciento del mundo del islam) y los chiíes (poco más del 10 por ciento), se ha cristalizado en guerras periódicas desde la muerte misma de Mahoma en el 632. Sus seguidores empezaron a cuestionarse quién debería ser el sucesor para el Gobierno del califato islámico. Algunos creían que este sucesor debería ser designado por gracia divina y que un parentesco familiar con Mahoma era una señal para elegir a esa persona como futuro líder. Bajo este concepto, se creía que el mejor sucesor para el califato era un primo o yerno de Mahoma, Ali. Inmediatamente, surgió un grupo de oposición, que defendía que el nuevo líder debía ser elegido por la mayoría de miembros de la comunidad musulmana. Quienes argumentaban esto último se basaron en extractos de la "Sunna", un libro que contiene las palabras del profeta y sus seguidores. Es por esto que a este bando se lo denominó como los "sunitas" y su oposición se la conoce como "chiitas".
La hostilidad entre los musulmanes suníes (80 por ciento del mundo del islam) y los chiíes (poco más del 10 por ciento) se ha cristalizado en guerras periódicas desde la muerte misma de Mahoma en el 632
Existe una tercera rama menos conocida que son los jariyíes, que sostiene que cualquier musulmán podía ser califa y, aunque al principio apoyaron a Alí, terminaron por escindirse y pelear por sus creencias. En la actualidad tiene pocos seguidores, si la comparamos con las dos principales.

¿Quiénes son los sunitas?
Los sunitas son mayoría entre los musulmanes -se estima que entre el 86% y el 90% pertenecen a esta corriente- y se ven a ellos mismos como la rama más tradicional y ortodoxa del Islam. Veneran a todos los profetas mencionados en el Corán, pero particularmente a Mahoma, quien es considerado el profeta. Sostienen el concepto de adoración directa de Alá, sin intermediarios. El imam, desde su punto de vista, es una figura religiosa ordinaria y tanto estos como otros líderes religiosos son controlados por el estado.
Arabia Saudita es la principal potencia sunita, la rama a la que pertenece la inmensa mayoría de los musulmanes.
Son mayoritarios también en Afganistán, Pakistán, Jordania, Kuwait, Yemen, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Túnez, Catar, Libia, Turquía, y Siria.
¿Quiénes son los chiitas?
Los chiitas, cuyo nombre procede literalmente "Shiat Ali" o el partido de Ali, el yerno de Mahoma y, por tanto, reclaman su derecho, y el de sus descendientes, a liderar a los musulmanes.
Ali murió asesinado como resultado de las intrigas, violencia y guerras civiles que marcaron su califato. Y a sus hijos, Hassan y Hussein, se les negó lo que ellos consideraban su derecho legítimo de sucederlo.
Se cree que Hassan fue envenenado por Muawiyah, el primer califa –es decir, líder de los musulmanes– de la dinastía Umayyad, mientras que su hermano Hussein murió, junto a varios miembros de su familia, en el campo de batalla. Estos eventos están detrás del concepto chiita de martirio y de sus rituales de duelo.
Asimismo, la fe chiita se caracteriza por un distintivo elemento mesiánico y cuenta con una jerarquía de clérigos que practican una interpretación abierta y constante de los textos islámicos.

Se estima que, actualmente, existen entre 120 a 170 millones de personas en todo el mundo que profesan la fe chiita, aproximadamente una décima parte de los musulmanes. Son la mayoría de la población en Irán, Irak, Bahréin, Azerbaiyán y, según algunos estimados, Yemen.
Pero también hay instaladas importantes comunidades chiitas en Afganistán, India, Kuwait, Líbano, Pakistán, Qatar, Siria, Turquía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.
El papel de esta división en los conflictos políticos
En líneas generales, en los países gobernados por sunitas, los chiitas suelen ser los más pobres de la sociedad, viéndose como víctimas de opresión y discriminación. De tal manera que algunos extremistas sunitas también han llegado a predicar odio hacia los chiitas.
En 1979, la revolución iraní derrocó al sah Mohamed Reza Pahlavi y significó el regresó de su exilio en París del gran ayatolá Ruhollah Jomeini. Es entonces cuando se instaura la república islámica chiita que hoy conocemos y que vino a retar a los gobiernos sunitas conservadores, particularmente los del Golfo Pérsico.
En los países gobernados por sunitas, los chiitas suelen ser los más pobres de la sociedad, viéndose como víctimas de opresión y discriminación
Por otro lado, durante la guerra civil en Líbano, los chiitas adquirieron protagonismo gracias a las actividades militares de Hezbolá. Y extremistas sunitas, como los Talibán, hicieron lo propio en Pakistán y Afganistán, donde a menudo atacan los lugares de culto de los chiitas.
Mientras, los actuales conflictos en Irak y Siria también han adquirido tintes sectarios. Muchos jóvenes sunitas se han sumado a los grupos rebeldes que combaten en esos países, reproduciendo la ideología extremista de al-Qaeda, grupo de vertiente sunita.