Más de 130 años después de que se identificaran los parásitos Plasmodium causantes de la malaria, la primera vacuna contra ellos ha sido aprobada. Muchos investigadores lo han celebrado, pero otros han expresado su preocupación por el despliegue de una vacuna que tiene una eficacia moderada.
El 6 de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) respaldó la vacuna, llamada RTS, S, y recomendó su uso generalizado entre los niños del África subsahariana, que alberga el parásito más letal de la malaria, Plasmodium falciparum.
La vacuna RTS, S aprobada por la OMS tiene una eficacia modesta y requiere un régimen de dosis complejo, por lo que una financiación amplia y una comunicación clara serán cruciales para el éxito
En comparación con otras vacunas infantiles, RTS, S tiene solo una eficacia modesta, ya que previene aproximadamente el 30% de los casos graves de malaria tras una serie de cuatro dosis en niños menores de cinco años.
Sin embargo, un estudio sugiere que podría prevenir la muerte de 23.000 niños al año si la serie completa de dosis se administrara a todos los niños en países con una alta incidencia de malaria, lo que supondría una mella significativa en el tremendo costo de la enfermedad. que mató a 411.000 personas en 2018.
Ahora son los líderes de los distintos países africanos los que están estudiando si implementar la vacuna y cómo hacerlo. Un primer requisito es que la vacuna esté disponible a un precio asequible lo antes posible.
Un esfuerzo de tres décadas
Los investigadores han estado desarrollando y probando la vacuna RTS, S, también conocida por su nombre comercial, Mosquirix, desde 1987, lo que ha costado más de 750 millones de dólares. La investigación ha sido financiada principalmente por la Fundación Bill & Melinda Gates en Seattle, Washington, y la firma farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) con sede en Londres.
En los estudios realizados las hospitalizaciones por paludismo grave disminuyeron en aproximadamente un 30%
Los ensayos clínicos concluyeron en 2015, pero la OMS recomendó estudios piloto para determinar la viabilidad y seguridad de esta vacuna multidosis. Y Gavi, la Vaccine Alliance, una asociación con sede en Ginebra, Suiza, ayudó a financiar estos programas piloto, que han distribuido 2,3 millones de dosis de vacunas en Ghana, Kenia y Malawi.
En estos estudios, las hospitalizaciones por paludismo grave disminuyeron en aproximadamente un 30%. Estos resultados dieron a la OMS la confianza para recomendar que se administraran cuatro dosis de la vacuna a los niños que viven en regiones con niveles de transmisión de malaria de moderados a altos.
Frente a esto, Alassane Dicko, investigador en la Universidad de Bamako, sostiene que se podrían lograr resultados aún mejores a través de implementaciones personalizadas.
En agosto, él y sus colegas publicaron los resultados de un ensayo clínico que concluyó que la vacuna RTS, S redujo las muertes por malaria infantil en un 73% cuando los niños recibían tres dosis antes de la temporada de lluvias, cuando la malaria alcanza su punto máximo, y otra dosis antes de la temporada de lluvias en los dos años siguientes.
¿Podrían quedar eclipsadas las medidas existentes?
Algunos investigadores temen que el entusiasmo por una vacuna eclipsará las medidas de control de la malaria existentes, que a menudo ya no cuentan con fondos suficientes, incluidos los programas de insecticidas y los sistemas de salud funcionales.
La vacuna costaría alrededor de 325 millones de dólares para administrarla cada año en diez países africanos con alta incidencia
El fabricante GSK se compromete a poner a proporcionar 15 millones de dosis anuales a un precio justo por encima del costo de producción. Sin embargo, se necesitarán aproximadamente 100 millones de dosis anualmente para que todos los niños en los países de alta carga reciban las vacunas.
A un precio potencial de alrededor de 5 dólares por dosis, la implementación de la vacuna, incluida su distribución, costaría alrededor de 325 millones de dólares para administrarla cada año en diez países africanos con alta incidencia. Los investigadores advierten que en algunos de estos países, otras medidas contra la malaria han fallado debido a la falta de apoyo.
Fuente: Nature