Dmanisi es una pequeña población medieval situada en lo alto de una colina a 80 kilómetros de la capital georgiana, Tbilisi, que se remonta a 1,8 millones de años.
Ofrece una completa imagen del duro capítulo inicial de la evolución humana, cuando miembros primitivos de nuestro género homo luchaban por sobrevivir en una nueva tierra, muy al norte del hogar africano de sus antepasados
En un promontorio elevado, se encuentra su famoso yacimiento arqueológico, que ofrece una completa imagen del duro capítulo inicial de la evolución humana, cuando miembros primitivos de nuestro género homo luchaban por sobrevivir en una nueva tierra, muy al norte del hogar africano de sus antepasados, enfrentándose a inviernos sin ropas o fuego y compitiendo con fieros carnívoros por la carne, literalmente comiéndose unos a los otros.
Y es que Dmansi ha proporcionado fósiles excepcionalmente conservados que constituyen los más antiguos homínidos conocidos fuera de África y que incluyen cinco cráneos, medio millar de huesos esqueletales, y una pelvis.

Estos restos dejaron claro cuando se analizaron que estos pioneros eran bastante primitivos, con pequeños cuerpos de unos 1,50 metros de altura, herramientas muy simples, y cerebros entre un tercio y la mitad de los cerebros de los humanos modernos. Algunos paleontólogos creen que proporcionan una mejor idea de las formas más primitivas de Homo erectus que los fragmentarios fósiles procedentes de África.
Los investigadores han encontrado más de 15.000 lascas y núcleos de piedra, además de más de 900 objetos, en capas de sedimentos datadas entre 1,76 y 1,85 millones de años de antigüedad
Además, tenían herramientas para ayudar a sus frágiles cuerpos. Muy básicas, pero montones de ellas. Los investigadores han encontrado más de 15.000 lascas y núcleos de piedra, además de más de 900 objetos, en capas de sedimentos datadas entre 1,76 y 1,85 millones de años de antigüedad.
Perros salvajes africanos en Dmansi
Sin embargo, aún quedaban más sorpresas por descubrir en Dmansi: los análisis de unos restos hallados en la zona podrían ser la primera evidencia de que los perros salvajes africanos se desplazaron a Europa en el Pleistoceno.
Es más, la investigación sugiere que pudieron convivir con estos primeros humanos europeos.

Este estudio es obra de un equipo internacional coordinado por el profesor de la Universidad de Florencia Saverio Bartolini-Lucenti, con participación del investigador Joan Madurell, del Departamento de Geología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP), junto con investigadores del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES).
Los autores analizaron los restos de un gran perro, de hace entre 1,77 y 1,76 millones de años, y llegaron a la conclusión de que se trata del perro salvaje europeo más antiguo conocido, y precedió la expansión de éstos desde Asia hacia Europa y África durante la era Calabresa (hace entre 1,8 y 0,8 millones de años), en el Pleistoceno.
Sus características dentales también coinciden con las de otras especies similares a los perros (cánidos) de la misma era y también actuales, que han sido identificadas como altamente carnívoras (con más de un 70% de carne en sus dietas)
Los investigadores han identificado diferentes estructuras dentales, que sugieren que perteneció a la especie Canis (Xenocyon) lycaonoides, el licaón euroasiático, que se originó en Asia Oriental y podría ser el ancestro de los perros salvajes africanos actuales.

Sus características dentales también coinciden con las de otras especies similares a los perros (cánidos) de la misma era y también actuales, que han sido identificadas como altamente carnívoras (con más de un 70% de carne en sus dietas). Estas características incluyen unos terceros premolares más estrechos y cortos que aquellos de los omnívoros, y también un carnasial largo y afilado (el diente que tritura la carne, situada en medio de la mandíbula). Los autores del estudio no encontraron un desgaste significativo en los dientes, lo cual sugiere que el perro era un adulto joven, aunque de grandes dimensiones y de unos 30 kilogramos de peso.
El estudio se titula “The early hunting dog from Dmanisi with comments on the social behaviour in Canidae and hominins”. Y se publicó en la revista académica Scientific Reports. (Fuente: UAB).