A finales de agosto del 2019, el cometa 2l/Borisov captó la atención de los astrónomos. Se trataba del segundo visitante interestelar que llegaba a nuestro Sistema Solar después de Oumuamua, cuya composición todavía resulta incierta, que lo hizo en 2017. En el momento de su descubrimiento mostraba actividad cometaria, con hielo que se sublimaba formando una cola tras de sí. Este hecho, sumado a su cercana localización, lo convirtieron en observable durante varios meses.
El fenómeno no solo era rareza, sino que también ofrecía una oportunidad única para los astrónomos: la posibilidad de estudiar la formación de los cometas alrededor de otras estrellas. Dicho y hecho. En un principio, las medidas iniciales mostraban que 2l/Borisov poseía una cola como la de los demás cometas provenientes de fuera de nuestro sistema solar. Sin embargo, un nuevo análisis ha revelado que el visitante es mucho más "alienígena" de lo que habíamos supuesto.
Más monóxido de carbono
El equipo de astronómos encargado de su estudio ha detectado que en la nube de gas que el cometa empezó a emitir una vez se encontraba cerca del Sol, hay más cantidad de monóxido de carbono de lo que se había visto nunca en un cometa dentro de un radio de 300 millones de kilómetros alrededor del Sol.
"Es la primera vez que hemos podido mirar detro de un cometa proveniente de fuera de nuestro Sistema Solar", ha declarado el astroquímico Martin Cordiner de la Universidad Católica Americana. "Y es dramáticamente diferente de todos los cometas que habíamos visto hasta ahora".
Los cometas son como cápsulas del tiempo, que cambian muy poco desde el momento en que se formaron
Los cometas son como cápsulas del tiempo, que cambian muy poco desde el momento en que se formaron. Por lo tanto, se cree que estos trozos de roca y hielo nos pueden decir mucho sobre la composición y los procesos de los primeros sistemas planetarios.
Los cometas pasan la mayor parte del tiempo en el frío espacio exterior hasta que alcanzan un sistema planetario, al menos eso es lo que ocurre en nuestro Sistema Solar. "No sabemos mucho sobre cómo sucede en otros sistemas planetarios, pero nos morimos por descubrirlo, sobre todo porque los cometas que cayeron en la Tierra primitiva podrían haber sido un ingrediente importante para impulsar la vida, transportar agua y otros ingredientes necesarios para el proceso", afirma Cordiner.
Los cometas son como cápsulas del tiempo. Nos pueden decir mucho de la composición y los procesos de los primeros sistemas planetarios
Después de alcanzar su perihelio el 8 de diciembre, 2l/Borisov se alejó rápidamente del Sol. Aún así, los astrónomos tuvieron tiempo de estudiar su coma, la nube de gas que envuelve el cometa cuando se acerca al Sol y el hielo de dentro se sublima, es decir cambia de estado sólido a gaseoso sin pasar por el estado líquido, debido al calor.
Para poder realizar estas mediciones, los científicos utilizaron el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), en Chile, para obtener espectros detallados e imágenes del cometa mientras viajaba por el Sistema Solar interior. Esto complejo sistema de radioreflectores descomponen las longitudes de onda de la luz que rebota en el cometa, lo que permite a los científicos buscar las longitudes de onda absorbidas o emitidas por moléculas específicas.
El coma de Borisov contenía cianuro de hidrógeno. Esto es bastante típico para los cometas del Sistema Solar, y 2I / Borisov lo emitía en cantidades normales. Pero fueron los niveles de monóxido de carbono (CO) lo que llevó a los investigadores a realizar una segunda medición. Porque aunque la mayoría de los cometas del Sistema Solar contienen CO en cantidades muy variables, 2I/Borisov tenía mucho más de lo que normalmente vemos: entre 9 y 26 veces más que el cometa promedio del Sistema Solar, dijeron los investigadores.
Los astrónomos no están seguros de por qué los cometas del Sistema Solar tienen proporciones tan variables de CO, pero creen que puede tener que ver con la temperatura a la que se formó el cometa. Cuanto más fría es la temperatura, mayor es la concentración de CO. Esto significa, según los investigadores, que 2I/Borisov se formó en algún lugar muy frío. "El cometa debe haberse formado a partir de material muy rico en hielo de CO, que solo está presente a las temperaturas más bajas que se encuentran en el espacio, por debajo de -420 grados Fahrenheit (-250 grados Celsius)", ha declarado el científico planetario Stefanie Milam de la NASA.
Por esta razón el nuevo objeto interestalar no encaja con los modelos de formación de cometas actuales. Es posible que sea una parte del planeta enano rico en CO. O podría tener una capa aislante que mantenga otros volátiles congelados mientras el CO se sublima.
Mientras llegan nuevos objetos interestelares con los que poder comparar, los astrónomos solo pueden hacer una cosa: especular.
Fuente: Sciencealert.com
Referencia: Unusually high CO abundance of the first active interstellar comet. Nature Astronomy