La amígdala crece demasiado rápido en los bebés que desarrollan autismo

Un estudio en el American Journal of Psychiatry, que utilizó imágenes por resonancia magnética (IRM), muestra que la amígdala crece excesivamente entre los 6 y los 12 meses de edad, antes de que emerjan por completo las características del autismo.

Francisco Moral

La nueva investigación ha encontrado que la amígdala del cerebro crece demasiado rápido en el primer año de vida
La nueva investigación ha encontrado que la amígdala del cerebro crece demasiado rápido en el primer año de vida

La amígdala es una pequeña estructura en lo profundo del cerebro importante para interpretar el significado social y emocional de la información sensorial, como reconocer la emoción en los rostros e interpretar imágenes de miedo que informan sobre los peligros potenciales del entorno.

Históricamente, se ha pensado que la amígdala desempeña un papel destacado en las dificultades con el comportamiento social que son fundamentales para el autismo. Los investigadores saben desde hace tiempo que ésta es significativamente más grande en los niños en edad escolar diagnosticados con autismo, pero se desconocía exactamente cuándo ocurre ese agrandamiento.

El crecimiento excesivo comienza entre los 6 y los 12 meses de edad, antes de que emerjan por completo las características del autismo

Los hallazgos del nuevo estudio en el American Journal of Psychiatry, que utilizó imágenes por resonancia magnética (IRM), muestran que el crecimiento excesivo comienza entre los 6 y los 12 meses de edad, antes de que emerjan por completo las características del autismo, lo que podría permitir la identificación más temprana de esta condición.

La amígdala es una pequeña estructura en lo profundo del cerebro.
La amígdala es una pequeña estructura en lo profundo del cerebro. Foto: IStock.

El estudio también señala que el aumento del crecimiento de la amígdala en bebés que luego fueron diagnosticados con autismo difería notablemente de los patrones de crecimiento cerebral en otros con diferentes trastornos del neurodesarrollo.

En este sentido, la investigación encontró que los bebés con síndrome de X frágil ya presentan retrasos cognitivos a los 6 meses de edad. Sin embargo, los que luego serán diagnosticados con autismo no muestran ningún déficit en la capacidad cognitiva a los 6 meses, pero tienen una disminución gradual de ésta entre los 6 y los 24 meses, la edad en que se les diagnosticó el trastorno del espectro autista en este estudio.

“Cuanto más rápido creció la amígdala en la infancia, más dificultades sociales mostró el niño cuando se le diagnosticó autismo un año después”

"También descubrimos que la tasa de sobrecrecimiento de la amígdala en el primer año está relacionada con los déficits sociales del niño a los dos años", señala el primer autor Mark Shen, profesor asistente de psiquiatría y neurociencia en la Universidad de Carolina del Norte Chapel Hill. “Cuanto más rápido creció la amígdala en la infancia, más dificultades sociales mostró el niño cuando se le diagnosticó autismo un año después”, apunta.

Una atención alterada de los estímulos visuales

Estudios anteriores revelaron que, aunque los déficits sociales que son un sello distintivo del autismo no están presentes a los 6 meses de edad, los bebés que lo desarrollan tienen una atención alterada a los estímulos visuales en su entorno durante el primer año de vida.

Los autores aseguran que cada vez se esta más cerca de comprender por qué ocurre el autismo, al aprender sobre estas alteraciones.
Los autores aseguran que cada vez se esta más cerca de comprender por qué ocurre el autismo, al aprender sobre estas alteraciones. Foto: IStock.

 Los autores plantean la hipótesis de que estas alteraciones tempranas en el procesamiento de la información visual y sensorial pueden generar un mayor estrés en la amígdala, lo que lleva a su crecimiento excesivo.

“Al evaluar y monitorear el desarrollo de los bebés que tienen antecedentes familiares de autismo, podemos aprender mejores formas de apoyar a los cuidadores y trabajar para encontrar maneras innovadoras de ayudarlos a alcanzar su máximo potencial”

“Estamos cada vez más cerca de comprender por qué ocurre el autismo, al aprender más sobre las alteraciones del crecimiento cerebral en las primeras etapas del desarrollo, en este caso, cómo el crecimiento de la amígdala puede verse influenciado por las dificultades tempranas del procesamiento sensorial y, por el contrario, cómo las alteraciones del crecimiento de la amígdala pueden influir en la interacción de un bebé con su ambiente”, dice Stephen Dager, profesor de radiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington y profesor adjunto de bioingeniería.

“Al evaluar y monitorear el desarrollo de los bebés que tienen antecedentes familiares de autismo, podemos aprender mejores formas de apoyar a los cuidadores y trabajar para encontrar maneras innovadoras de ayudarlos a alcanzar su máximo potencial”, indica Annette Estes, directora de la Universidad de Washington para el Autismo.

Fuente: Futurity.