En los últimos 18 meses, los humanos se han familiarizado demasiado con el término "distanciamiento social". Pero resulta que no somos los únicos en dar a nuestros compañeros un amplio margen cuando nuestra salud puede estar en riesgo: una investigación sugiere que las abejas melíferas también lo hacen.
Cuando una colmena de abejas melíferas está amenazada por el ácaro Varroa destructor, un parásito relacionado con el colapso de las colonias de estos insectos, éstas responden cambiando la forma en que interactúan entre sí
Un equipo de científicos ha descubierto que cuando una colmena de abejas melíferas está amenazada por el ácaro Varroa destructor, un parásito relacionado con el colapso de las colonias de estos insectos, éstas responden cambiando la forma en que interactúan entre sí.
"Si crees que tenemos un cerebro, somos conscientes, pero nos llevó tiempo cambiar nuestro comportamiento cotidiano (en respuesta al Covid), creo que es emocionante ver que otros animales hacen algo similar", aseguró el doctor Alessandro Cini, coautor de la investigación en el University College de Londres.

En la revista Science Advances, Cini y sus colegas describen cómo observaron por primera vez las colmenas en Cerdeña, en Italia, y compararon el comportamiento de las abejas en las colmenas que estaban naturalmente infectadas con los ácaros, con el de las que habían sido tratadas para deshacerse de los parásitos.
Los científicos encontraron que un comportamiento, las danzas de forrajeo (obtención y manipulación de comida), que pueden aumentar la transmisión de ácaros, ocurría con menos frecuencia en las partes centrales de la colmena si estaba infestada.
Las abejas recolectoras (las abejas más viejas) se mueven hacia los bordes del nido, mientras que las abejas nodrizas y cuidadoras jóvenes se mueven hacia su centro, en respuesta a una infestación
También encontraron que los comportamientos de aseo se concentraban más en la colmena central.
Los investigadores dijeron que parece que en general, las abejas recolectoras (las abejas más viejas) se mueven hacia los bordes del nido, mientras que las abejas nodrizas y cuidadoras jóvenes se mueven hacia su centro, en respuesta a una infestación.
Eso, apuntó Cini, puede ayudar a mantener la infección en un nivel que se pueda controlar, limitando la cantidad del daño. "Los recolectores son una de las principales rutas de entrada para los ácaros", explicó el científico. "Por lo tanto, cuanto más se mantengan alejados de la cría y los individuos jóvenes, mejor será en términos de prevenir la propagación de los ácaros dentro de la colonia".

Por su parte, la doctora. Michelina Pusceddu, autora principal de la Universidad de Sassari en Italia, declaró: "El aumento observado en el distanciamiento social entre los grupos de abejas dentro de la misma colonia infestada de parásitos representa un aspecto nuevo y, de alguna manera, sorprendente de cómo las abejas han evolucionado para combatir patógenos y parásitos.
“Las colonias de abejas proporcionan un modelo ideal para estudiar el distanciamiento social y para comprender de manera plena el valor y la eficacia de este comportamiento"
“Su capacidad para adaptar su estructura social y reducir el contacto entre individuos en respuesta a una amenaza de enfermedad les permite maximizar los beneficios de las interacciones sociales cuando sea posible y minimizar el riesgo de enfermedades infecciosas cuando sea necesario”, continuó diciendo la científica para agregar que “las colonias de abejas proporcionan un modelo ideal para estudiar el distanciamiento social y para comprender de manera plena el valor y la eficacia de este comportamiento".
Por otro lado, Alessandro Cini dijo que el estudio mostró el poder de la selección natural en la evolución del comportamiento social. "Y también un cambio dinámico en el comportamiento social para adaptarse a un entorno en constante cambio", concluyó.