25 años de la firma del Protocolo de Kyoto

Cuando se va a cumplir el 25 aniversario de la firma del Protocolo de Kyoto, es conveniente recordar el que fue el primer esfuerzo internacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el ritmo del cambio climático inducido por el hombre.

Elena Lozano

El Protocolo de Kyoto tomó medidas concretas en un momento en que había mucha menos evidencia científica del cambio climático provocado por el hombre.
El Protocolo de Kyoto tomó medidas concretas en un momento en que había mucha menos evidencia científica del cambio climático provocado por el hombre.

A primera vista, los objetivos del Protocolo de Kyoto eran ambiciosos: “Obligaba a los estados miembros a actuar en interés de la seguridad humana, incluso frente a la incertidumbre científica”, escribe la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Hoy en día, muchos consideran que este histórico acuerdo, que no entró en vigor hasta 2005, es un fiasco. Las economías mundiales continúan dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles y los gases de efecto invernadero en la atmósfera siguen aumentando a niveles sin precedentes. Pero no es tan simple emitir un juicio sobre este tratado, que tomó medidas concretas en un momento en que había mucha menos evidencia científica del cambio climático provocado por el hombre.

De hecho, el Protocolo de Kyoto ayudó a sentar las bases para los esfuerzos globales actuales para abordar el cambio climático

De hecho, el Protocolo de Kyoto ayudó a sentar las bases para los esfuerzos globales actuales para abordar el cambio climático, aseguró Ralph Winkler, economista de la Universidad de Berna en Suiza, a Smithsonian en 2017. Es cierto que el tratado no ha reducido drásticamente las emisiones globales de dióxido de carbono, ni ha causado ningún cambio notable en la composición de la atmósfera que se calienta en la Tierra. Pero ese no era el objetivo para empezar, aseguraba Winkler.

“Esperar que el Protocolo de Kyoto salvaría más o menos el clima habría sido una expectativa muy ingenua”, incidía el también experto en medio ambiente.

Los gases de efecto invernadero siguen aumentando a niveles sin precedentes.
Los gases de efecto invernadero siguen aumentando a niveles sin precedentes. Foto: IStock.

Por un lado, los términos del tratado solo se aplicaban a los países desarrollados, es decir, los mayores contribuyentes a las emisiones globales durante los últimos 150 años de industrialización moderna. Por lo tanto, países en desarrollo en ese momento, incluidos grandes contaminadores como China e India, no participaron desde el principio. Tampoco lo fueron los países desarrollados significativos que optaron por no comprometerse, incluido Estados Unidos, el segundo mayor emisor de dióxido de carbono del mundo, después de China.

Winkler descubrió que 15 de los países clave involucrados no habían demostrado ningún cambio real en el comportamiento como resultado de su compromiso

Las 37 naciones que se comprometieron en el Protocolo de Kyoto estaban legalmente obligadas a reducir sus emisiones en una cierta cantidad entre 2008 y 2012.

Sin implicaciones legales significativas, los incentivos para cumplir no eran fuertes. En un estudio publicado en el Journal of Environmental Economics and Management, Winkler descubrió que 15 de los países clave involucrados no habían demostrado ningún cambio real en el comportamiento como resultado de su compromiso.

Aún así, a pesar de la participación y los resultados mediocres, el tratado para Alexander Thompson, politólogo de la Universidad de Ohio, representa un primer paso importante en el desarrollo de un plan de acción internacional, dijo a Smisthsonian. Si no fuera por el Protocolo de Kioto, no tendríamos el nivel de conciencia sobre el cambio climático y las conversaciones internacionales sobre la reducción de emisiones que hoy damos por sentado.

“El proceso de Kioto fue útil para establecer todo tipo de estándares”, señaló Thompson, y explicó que creó un lenguaje común para abordar el cambio climático. “Puso a todos en la misma página”.

La sequía es una de las grandes consecuencias del cambio climático.
La sequía es una de las grandes consecuencias del cambio climático. Foto: IStock.

La sustitución del Protocolo de Kyoto

En la Cumbre del Clima (COP21) de París (2015) fue donde se fraguó el pacto que sustituiría al protocolo de Kyoto. Según la Unión Europea, “es el primer acuerdo universal y jurídicamente vinculante sobre el cambio climático”.

Sus objetivos eran mantener los niveles de calentamiento global muy por debajo de los 2 grados centígrados, con la intención de llegar a una limitación de 1,5 grados centígrados.

Los países en desarrollo estaban incluidos, pero no había objetivos vinculantes de reducción de emisiones, a pesar de lo dicho por la Unión Europea

Esta vez, los países en desarrollo estaban incluidos, pero no había objetivos vinculantes de reducción de emisiones, a pesar de lo dicho por la Unión Europea. En cambio, dependía de cada gobierno individual decidir qué es factible para ellos, y depende de la comunidad internacional hacer que sus gobiernos rindan cuentas.

Este tipo de acuerdos ambientales multilaterales han sido efectivos en el pasado. A fines de la década de 1980, el Protocolo de Montreal limitaba la producción de sustancias químicas que agotan la capa de ozono.

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El aumento de la temepratura en el Ártico ha aumentaco cosiderablemente. Foto: IStock.

Ese tratado es alabado hoy como un éxito ambiental: la capa de ozono se ha recuperado en gran medida, explicó Paul Mayewski, director del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine Orono, a Smisthsonian.

Para que se logre un progreso real en la política de cambio climático, Mayewski afirma que el público debe permanecer bien informado sobre los hechos relacionados con el clima.

La urgencia de actuar ahora es más fuerte que nunca

“Si ocultamos la información que demuestra esto (el cambio climático) y no nos permite entender cómo enfrentarlo y buscar oportunidades relacionadas, entonces cometemos un gran error para nuestra economía, nuestra calidad de vida y todo lo demás”, explicó Mayewski.

La urgencia de actuar ahora es más fuerte que nunca. Algunos lugares de la Tierra continúan calentándose a un ritmo notable. En los últimos cinco años, la temperatura promedio del Ártico ha aumentado a una tasa que jamás se había observado en la historia.

Fuente: Smithsonian.

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