Con motivo de su sexagésimo aniversario, la filial azteca de Mini nos da a conocer la versión de su carismático modelo que festeja 60 años de historia. Y para probarlo nos acompañó Benito Guerra, piloto de rallies y embajador de la firma en México.
Por Edmundo Cano Texto: Gilberto Samperio Fotos: Carlos Quevedo
Para los amantes del automovilismo británico, la referencia de un Mini resulta casi sagrada. El ejemplar original nacido en 1959 fue una propuesta que no sólo motorizó a los cuatro países del Reino Unido, sino que fue un éxito comercial en Europa únicamente superado por pocos coches de corte popular como el VW Käfer (Escarabajo/Sedán).
Y dado el éxito que ha tenido su relevo como ícono –el nuevo Mini–, hemos conseguido la reunión de uno original de los años 70 debidamente restaurado, pues no podemos olvidar que éste todavía se construyó hasta finales del siglo pasado, cuando fue presentado el nuevo Mini como una evolución nostálgica pero al día de aquel símbolo de industrialización y movilidad personal.
BMW, ahora poseedora de la licencia y fabricación del último relevo y mito, nos da a conocer la versión que celebra este aniversario, así como el original al que pudimos acceder, ambos en manos del piloto mexicano Benito Guerra.
Veloz y conmemorativo
Construido sobre la base de un efectivo y rápido Mini Cooper S, la versión 60 Years presume varios detalles cosméticos que aluden a la fecha histórica. Destaca la bella pintura en verde olivo, clara referencia al color británico de carreras de los años 60, con un techo en marfil que logra un singular contraste. Destaca un par de franjas deportivas oscuras a lo largo del cofre, con una terminación contrastante discreta que se repite en los listones más anchos del tablero. Claro que existen anagramas alusivos al 60 aniversario; como un remate manuscrito en las franjas deportivas, pasando por discretas calcomanías junto a los logos Mini mientras en el interior también se repiten estos anagramas en los vivos del tablero o detalles de los hermosos asientos en piel tono camel. Muy nostálgico.
Por su carácter festivo, este Mini presume el máximo equipamiento, por lo cual no hay queja en términos de acabados y extras. Bajo el tratamiento cosmético, prevalece el enérgico y divertido tren motor asociado a una transmisión robotizada de siete relaciones. Y la puesta a punto del chasís califica de firme, ideal para la conducción velocista.
Buenos recuerdos
Y como se trata de un festejo especial, pudimos reunir un Mini original para la sesión fotográfica. Se trata de un modelo de 1976, con un motor más grande propiedad de Benito Guerra, el piloto mexicano que ganara recientemente la 29 edición de la Race of Champions (Carrera de campeones, ROC por sus siglas).
Pese al menor tamaño y una construcción que no tenía en cuenta las normas de protección en caso de impacto, sorprende la sencillez y ligereza de este Mini. Lo interesante es que las líneas dominantes que marcaron su fisonomía todavía perviven en el nuevo Mini, debidamente mejorado tanto en el rubro de habitabilidad como de seguridad. A descargo del Mini original, aloja sin problemas a una persona alta –1.90 m– en los primeros asientos. Por supuesto, la segunda fila queda en calidad de cajuela o extensión de aquella.
Para Benito Guerra, este Mini clásico es uno de los favoritos y de los primeros trofeos personales que ha cosechado en su vida tanto personal como laboral.