Como el sustituto del Dauphine, el Renault 8 tuvo unos zapatos muy grandes que llenar en México; afortunadamente, era mejor en todos los sentidos, y no tuvo problemas en hacer que más personas se enamoraran de la marca francesa.
Por Edmundo Cano
La historia de Renault en México se remonta a 1960, cuando
la francesa llega al país de la mano de Dina, que bajo licencia comienza a producir el Dauphine en su planta de Ciudad Sahagún, Hidalgo. Como introducción de la marca al público nacional, el Dauphine fue bastante exitoso: un familiar compacto pero con un amplio interior, y uno de los pocos modelos que en ese entonces se comercializaban con
la disposición ‘todo atrás’, es decir, el motor y transeje colocados por detrás del eje trasero. También era bastante asequible, por lo que el primer coche de muchas familias que querían algo más que un Volkswagen Sedán, fue un Dauphine.
Llega el R8
Para cuando llegó su relevo en 1964, el Dauphine ya había cimentado
una reputación sólida para la firma del rombo, así que el Renault 8 tenía esta ventaja a su favor, pero también unos zapatos muy grandes que llenar. Afortunadamente,
era una evolución en todo sentido con respecto al Dauphine, por lo que no tardó en ser un éxito en el mercado mexicano.
Moderno y divertido
Su cuadrada silueta estaba muy acorde con las tendencias de diseño de la época, dejando atrás las líneas curvas de su antecesor. Su chasis era prácticamente el mismo, pero
mejorado en puntos estratégicos, especialmente en la suspensión trasera, que seguía siendo de ejes oscilantes, pero incorporaba ahora una barra de empuje lateral que corregía en muy buena medida la tendencia del Dauphine a sobrevirar a media curva y que su trasera cambiara de lugar con la delantera. También incorporaba frenos de disco frontales, algo poco común para un coche de su segmento en aquél entonces.
Todo esto
le otorgaba un manejo muy ágil, que si bien requería de manos por la obvia tendencia subviradora de un coche con todo su peso atrás, era muy gratificante para quién podía llevarlo rápido. Pronto, el Renault 8
le ganó un nuevo público a la marca, aquél que buscaba un coche divertido de manejar.
Deportivo
Renault reconoció esto y en 1970 introdujo en México El Renault 8 S, un modelo deportivo
propulsado por un bastante grande motor de 1,300 cc (el motor regular era de 956 cc) con carburador Weber y sistema de recuperación, así como un frontal de 4 faros similar al del modelo Gordini francés. Su tablero ponía el tacómetro al centro e incorporaba un volante similar al del Dinalpin.
Se cierra el ciclo
En 1971, la producción del Renault 8 se detiene en Francia, pero debido a la gran popularidad del coche en el mercado nacional,
en México se seguiría produciendo hasta 1975, al igual que en España, donde se produjo hasta el ’76; mencionamos esto porque los modelos del mercado nacional de esos últimos años eran muy parecidos a los de especificación española. Con
la llegada del R12,
Renault le diría adiós a la disposición ‘todo atrás’ que forjó su reputación en México.
De carreras
En estas fotos también presentamos
un Renault 8 Gordini original, uno de menos de 10 que hay en México. El Gordini era la versión deportiva definitiva del R8, desarrollado por el preparador francés especialista en la marca del rombo, con un motor de 1,100 cc (y más tarde en la producción, 1,255) con
cabeza de combustión hemisférica, un árbol de levas más agresivo y dos carburadores Weber, que llevaban la potencia hasta los 100 hp y le permitían alcanzar 175 km/h.
Suspensiones más rígidas con cuatro amortiguadores traseros (dos en horizontal), frenos de disco en las 4 ruedas, una caja manual de 5 velocidades y media jaula antivuelcos en el interior,
dejaban bien en claro el propósito de este coche, que hoy es uno de los Renault más buscados por los coleccionistas, pues se hicieron poco más de 11,000 unidades entre las versiones 1100 y 1300.