Por Manuel Fernández (Mfer_89) Fotos: Carlos Quevedo
Varios factores han influido para que Kia se convierta en una marca bastante competitiva en el mercado local, entre esas un trasfondo de calidad favorable en mercados como el estadounidense, una configuración de equipamiento que no ve a México como un país de segunda especialmente en términos de seguridad, una propuesta visual agradable y una agresiva estrategia de posicionamiento.
Con el Forte aplican todas esas máximas, que se han querido mantener, por supuesto, en el facelift que se lanza ahora y no solo varía en términos decorativos como defensas, sino de procedencia: este es el primer Kia que se empezó a hacer en Pesquería, Nuevo León, desde el 16 de mayo.
Al ser una de las primeras unidades en salir de la planta al norte del país, es inevitable abrir más los ojos y querer averiguar si hay alguna diferencia con el armado de los Forte coreanos. Y la respuesta es simple: no. No hallamos fallos en sus acabados y a bordo sobreviven buenos pormenores que apuntan a una mejor calidad de vida en el interior.
Hay fondos de caucho en los compartimentos de la consola central (menos ruido de objetos y fácil limpieza), la codera delantera es deslizable para así acomodar mejor el brazo del conductor en largos trayectos y, ya mirando terminados que dan una mayor impresión de calidad, la guantera se abre con un botón, los instrumentos están cubiertos por un símil piel y la zona derecha del tablero, junto a parte de los paneles de las puertas, presentan un ondulado inusual que contrarresta la monotonía en superficies muy lisas.
Solo la piel tan sintética de los asientos delata el posicionamiento racional del Forte, aunque eso es de esperarse en el rango de precios y nicho en el que pelea. Por lo demás, notamos un nivel de armado superior al de un Ford Focus, al del recién aparecido Chevrolet Cruze o al de líderes de ventas como el Nissan Sentra o el Volkswagen Jetta.
En lo ergonómico también es evidente un buen desarrollo y sin caer en la excesiva sencillez, se consiguió un tablero vistoso y fácil de operar, con botones y palancas de buena ubicación que no transmiten fragilidad ni una sensación barata al operarlos. La postura de mando es lo suficientemente baja y se ayuda por un apoyo lumbar que complementa la firmeza de los cojines en viajes largos. Como en otros Kia, el acelerador anclado al suelo es un buen detalle.
En el asiento trasero las rodillas van holgadas, se cuenta con salidas de aire al medio y de llevar tres pasajeros, se favorecen con un túnel poco prominente, aunque los más altos no podrán ir tan erguidos dada la caída del techo.
Es en el plano dinámico en el que los coreanos distan de ser referentes y se ubican justo en el promedio, para cumplir con el usuario normal y no aquel que gusta de un tipo de conducción más dinámica.
La prioridad dada a la comodidad es clara con una marcha poco nerviosa en la que las leves asperezas son responsabilidad de unas llantas de bajo perfil en la versión SX evaluada. Tan blando calibrado se delata al pasar por algún desnivel a ritmos de autopista o al apoyar la carrocería en curvas cerradas, labor que hace cabalmente pero sin dar la misma confianza de otros bastidores más elaborados entre sus equivalentes.
Lo que más contribuye a la positiva sensación de seguridad transmitida es una dirección bien resuelta en su asistencia, tendiendo a blanda y precisa en general. Igual ocurre con un pedal de freno inmediato y fácil de dosificar, aunque le echamos la culpa a unas llantas de compuesto muy duro unas distancias de detención largas y un desempeño en mojado que consideramos mejorable, con algún deslizamiento inesperado.
Continúa en el promedio su impulsor de dos litros aspirado, con una leve pérdida de potencia y torque contra el Forte coreano aunque aún con una más que decente respuesta en la antesala a las 3,000 revoluciones, que no tiende a atenuarse hasta el corte de inyección. La transmisión automática de seis cambios es poco tardada y varía su premura en función del modo de conducción elegido. Siempre trabaja con aceptable suavidad y con reacciones casi inmediatas al operarla manualmente.
Lo paradójico es que las aceleraciones obtenidas estuvieron por debajo de su hermano el Hyundai Elantra (13.18 contra 12.70 segundos en el 0 a 100 km/h), cuando éste último en teoría tiene una versión con ciclo Atkinson del 2.0 l orientada al consumo. Más inesperado es que se lograron mejores rendimientos de gasolina en el Kia. Y sobra decir que estas pruebas se llevaron a cabo por la misma persona y en el mismo lugar. Podríamos culpar unas relaciones de caja más largas en cambios de despegue y al menor rodaje del motor.
La buena mezcla de equipamiento de comodidad y seguridad desde las versiones de acceso, un manejo fácil y refinado, un precio que deja obsoletos a otros rivales, una apariencia agradable a la mayoría de los ojos (al menos es la impresión que nos ha dado) y un respaldo en posventa de rápido crecimiento, le aseguran al Forte un puesto privilegiado en el escalafón de ventas anuales así no sea el mejor en su nicho en todos los sentidos analizables. La clave es el balance. Solo resta esperar una clientela tradicionalista que vaya abriendo los ojos más allá de las opciones de toda la vida y tanto Kia como su hermana Hyundai irán ganando aún más territorio.
Unidad probada
315,700 pesos (a fecha de la prueba)
NOS GUSTA
- Equipamiento de seguridad
- Calidad de ensamble
- Suavidad de funcionamiento
NOS GUSTARÍA
- Mejores llantas de fábrica
- Más altura atrás
- Luces de xenón
Resumen técnico
MOTOR
Tipo/cilindrada: L4, 2.0 l
Potencia máxima: 150 HP a 6,200 rpm
Par máximo: 192 Nm a 4,000 rpm
TRANSMISIÓN
Caja: Automática, seis velocidades
Tracción: Delantera
DIMENSIONES
Largo x ancho x alto: 456 x 178 x 145 cm
Distancia entre ejes: 270 cm
Cajuela: 421 litros
Tanque de combustible: 50 litros
Peso vacío: 1,320 kg
PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)
0 a 400 metros: 18.93 s
Rebase 80 a 120 km/h: 9.49 s
Frenado de 100 a 0 km/h: 43.91 m
Consumo medio: 16.9 km/l