Kia Forte Sedán 2019: prueba de manejo

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Por Gilberto Samperio (@gilsamperio)                                 Fotos: Carlos Quevedo

 

En nuestro país, los compactos continúan como automóviles que simbolizan la confirmación o ratificación de un estatus de importancia. Si bien no representan el máximo ideal del entusiasta, sí encarnan el logro personal de una clase media o aspirante a ella, como la materialización de una vida laboral productiva.

 

 

Así, congratula ver que este segmento todavía figura por su alcance tanto comercial como icónico. Basta ver el máximo éxito mercadológico de la casa de VW, una referencia hacia donde apunta claramente el nuevo Kia Forte en su variante sedán.

 

 

Construido en la reciente planta de la compañía en Pesquería, Nuevo León, este cuatro puertas nos recibe con una línea muy próxima a la del máximo estandarte motorizado de la casa coreana, el Stinger.

 

 

El frontal luce unas suaves depresiones del cofre que nacen de la discreta parrilla, bellamente acompañado de faros no tan estrambóticos pero frescos en su diseño y una fascia que contiene huellas genéticas del nuevo estilo que la casa aplicará en los futuros productos. A los costados destaca una fina cintura, con un ensanchamiento de las salpicaderas del segundo eje que sustentan visualmente al último poste. En este punto, subsiste una tenue comparación con el Stinger porque el Forte dispone de una cajuela más razonable en su forma y boca pero la línea del techo sí conserva esa premisa de estilo. De hecho, la trasera sobresale por unas calaveras alargadas apoyadas en una fascia más propositiva, con unas salidas simuladas que evocan al Gran Turismo de la firma asiática.

 

 

Por dentro, las cosas resultan más familiares pese a la inclusión de algunos extras y detalles frescos heredados del nuevo referente en diseño de interiores. Vale la pena aclarar que en nuestro caso, el ejemplar analizado era un preserie, por lo cual todavía hay lugar para cambios menores en lo apreciado en las fotografías.

 

 

No obstante, tras nuestra valoración a conciencia, el tablero luce bien balanceado. La cúpula aloja dos relojes, tacómetro y velocímetro; debajo de éstos figuran las esferas del depósito de combustible y de la temperatura del motor. Todos analógicos flanquean a una pantalla central de buen tamaño donde apreciamos la información pertinente a nuestro viaje o para ajustar elementos de uso a nuestro gusto. Al centro del tablero figura un listón de aluminio que hace perfecta armonía con las ventilas centrales –rectangulares– y las externas –redondas–. El dominio visual corre por cuenta de una sobresaliente pantalla táctil de siete pulgadas, donde advertimos lo necesario del sistema de infotenimiento vía botones en su base, con perillas en las esquinas. Equilibrado.

 

Un poco más abajo figuran los mandos del HVAC, con los botones ya anticipados en el Stinger, así como el breve despliegue digital de la regulación de la temperatura seleccionada.

 

 

Si hablamos de espacio, este Forte en verdad sorprende por las buenas cotas y un ambiente cálido y cómodo, muy atractivo a ojos de su cliente objetivo. Si bien las personas de gran talla pudieran ir justas en comodidad, los habitantes típicos de esta región otrora azteca se hallarán a sus anchas, aunque los asientos no ofrecen tanto soporte como nos gustaría. Crítica en suspenso por ser un preserie.

 

 

Como buen sedán familiar, abundan los huecos y compartimentos, por lo que no habrá quejas en este sentido. De hecho, la guantera posee un volumen casi  igual al de una miniván. Notable.

 

Y la capacidad de la cajuela también resulta muy buena, sobre todo considerando que hay subcompactos con áreas de carga cada vez más grandes. En este sentido, el Forte califica bien.

 

 

Ya puestos al volante, iniciamos nuestro recorrido de análisis dinámico para comprender lo que propone este sedán. Su tren motor se compone de un cuatro cilindros de 2.0 l y ciclo Atkinson que apunta por la economía de combustible. Sin embargo, lo más sorprendente es su avanzada comparsa, una transmisión de corte CVT pero con la actitud de una automática de ocho relaciones (i-CVT). Me explico: la nueva caja del Forte dispone de un funcionamiento continuamente variable cuya mecatrónica no solo simula un escalonamiento de ocho velocidades, sino que actúa casi todo el tiempo como una de estas vanguardistas obras mecánicas. Lo más interesante es que consigue esa ficción de manera tan realista que en un principio nos confundió. Sinceramente, en aceleración a fondo, los cambios ocurrían como si hubiesen engranes entre ellos. Solo una respuesta lenta en los primeros segundos delataba un retardo por su condición CVT, así como un par de extraños que hizo en las transiciones medianas. Detalles que obviamos por su carácter de preserie.

 

 

Y si bien la premisa de este corazón mecánico no es la alta velocidad –en una milla apenas superamos los 175 km/h–, su funcionamiento tanto en modo Comfort –el normal– como Sport (activo al colocar la palanca en la casilla lateral de los símbolos + y -) o manual (en la posición de la casilla lateral), resulta impecable. No acelera como otros de sus rivales pero las reacciones son muy satisfactorias a ojos de un automovilista consumado.

 

 

Lo mejor es el tremendo ahorro de combustible. Si dejamos que todo trabaje por su cuenta, en ciudad rondaremos por los 14 km/l. Y en vías rápidas observamos rendimientos de gasolina en el orden de los 23 km/l. Una maravilla de economía.

 

En cuanto al tema de comportamiento dinámico, el Forte luce notable, ocasión de una dirección de muy buena retroalimentación y una suspensión que califica como firme de buen filtrado, lo que otorga una marcha bien aplomada, con una información constante y fiel sobre lo que ocurre en las ruedas.

 

 

Su actitud en curva observa un discreto subviraje, fácil de solventar medio juego de manos o acelerador, lo cual en el modo más agresivo concede una conducción ágil, con tintes alegres y divertidos a la expectativa de un entusiasta. Los frenos están a la altura, con un buen tacto pero sin más.

 

 

Por una etiqueta estimada entre los 260 mil a 380 mil pesos, este nuevo sedán compacto puede amenazar seriamente a los más sólidos del segmento. Porque no sólo se trata de precio, sino de lo que puede ofrecer en términos de equipamiento y desempeño dinámico, con el agregado extra de un apreciable ahorro de combustible, una premisa que ha ganado importancia en los últimos meses. Sin duda alguna, Kia participa con un sedán muy completo, capaz de complicarle la vida a los dominantes del mercado mexicano.

 

 

Unidad probada

380,000 pesos (estimado)

 

NOS GUSTA

-      Estampa sólida

-      Respuesta de la caja

-      Calidad de marcha

 

NOS GUSTARÍA

-      Más potencia abajo

-      Selección de modos a voluntad

-      Asientos más cómodos

 

Resumen técnico

MOTOR

Tipo/cilindrada: L4, 1,999 cc

Potencia máxima: 147 HP a 6,200 rpm

Par máximo: 180 Nm a 4,500 rpm

TRANSMISIÓN

Caja: Automática, CVT

Tracción: Delantera

DIMENSIONES

Peso vacío: 1,310 kg

Tanque de combustible: 53 litros

Largo x ancho x alto: 464 x 180 x 144 cm

Distancia entre ejes: 270 cm

Cajuela: 427 litros

PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)

0 a 400 metros: 19.65 s

Rebase 80 a 120 km/h: 9.01 s

Frenado de 100 a 0 km/h: 40.9 m

Consumo medio: 16.7 km/l