Infiniti Q50: prueba de manejo

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Por Manuel Fernández Fotos: Carlos Quevedo Edición para online: Manuel Fernández

 

 

Solo lo bueno se conservó del pasado modelo: el V6 de 3.7 litros que se acopla a una transmisión automática de siete velocidades. El resto de la fórmula actualizada es la ideal para un sedán premium.

 

 

Propuesta original

 

Más que imitar las tendencias implementadas por los alemanes en sus cabinas, Infiniti siguió su propio camino al desarrollar el apartado ergonómico del Q50, siendo el resultado una peculiar distribución de dos pantallas táctiles.

 

Salvo la llave, no hay ninguna familiaridad hacia la casa matriz Nissan, con un nivel de acabados que incluye plásticos blandos de buena apariencia, una piel suave en asientos, puertas o consola o unas texturas decorativas bien logradas en los apliques metálicos de la variante Perfection analizada. La única falla evidente la apreciamos en el espejo retrovisor interno, que deja muy expuesto un cable.

 

Desde que hicimos nuestros primeros kilómetros en las carreteras de Carolina del Norte hace unos meses, para después complementar con la prueba de la variante híbrida para nuestro especial de autos verdes, notamos una gran posición de manejo. También se puede valorar el buen lugar disponible para las piernas en la segunda fila.

 

 

Dinámico... hasta cierto punto

 

Entre lo conocido, no sobra resaltar el buen carácter del 3.7, con una respuesta sedosa, un bonito sonido y un excelente rango de utilidad que da gusto por el buen empuje presente desde unas 3,000 hasta bien pasadas las 7,000 revoluciones. La aceleración es progresiva y se ayuda por una caja suave entre transiciones, no muy rápida al reaccionar aún en el modo más deportivo de conducción o utilizando el selector en manual.

 

Y es que adentrándonos en la selección de modalidades de manejo, la diferencia más clara está en un acelerador que opone resistencia en el modo "Eco" con el objetivo de reducir el consumo, o en una dirección que se endurece más en "Sport".

 

Justo es la dirección la mayor innovación del Q50, al optar esta versión por un sistema electrónico –no eléctrico– en la que no hay una conexión física entre volante y ruedas (salvo en una falla catastrófica, en la que un embrague hace el acoplamiento). El sacrificio a nuestro modo de ver es una retroalimentación extraña, que al trazar en carreteras curveadas que implican mucha precisión y seguridad, nos hace dudar debido a una resistencia no siempre progresiva conforme giramos y una sensación de que no tenemos la totalidad del control.

 

Tan curioso recurso tecnológico forma de cierta manera un carácter tranquilo en el Q50, pues la suspensión, que transmite las irregularidades cuando el asfalto está muy dañado pero no peca de incómoda, ya tiende a ceder más en su bien configurada dureza y no contener tanto la carrocería cuando abordamos curvas abiertas a ritmos considerables o, de repente, pisamos una irregularidad en pleno apoyo, por lo cual no se presenta un aplomo tan impecable como en alternativas de más experiencia en el rubro dinámico.

 

Los frenos estuvieron a la altura de las circunstancias al contener los bríos del V6, con un recorrido que perdió algo de su buena e inmediata capacidad de modulación tras las repeticiones más exigentes, manteniendo distancias correctas.

 

https://www.youtube.com/watch?v=5Man9xiT_nA

 

Ya casi

 

Por obligación, el Q50 cumple uno de los papeles más importantes dentro del portafolio Infiniti, motivo por el que se espera un producto bien conseguido ante rivales tradicionales.

 

Así se extrañe una vuelta de tuerca en la bizarra dirección, en una suspensión que no concede tanta agilidad o en una transmisión no tan rápida, hay que valorar un precio sumamente competitivo en relación a los siempre nombrados teutones.

 

El Q50 es una verdadera ganga si nos quedamos con el buen funcionamiento de su V6, el vasto equipamiento de seguridad o el nivel de construcción y refinamiento.

 

 

NOS GUSTA

 

Precio rompedor

Equipamiento de seguridad

Funcionamiento del V6

 

NOS GUSTARÍA

 

Dirección más fiel

Caja un poco más rápida

Suspensión más firme al límite

 

Resumen técnico

 

MOTOR

Tipo/cilindrada: V6, 3.7 l

Potencia máxima: 327 hp a 7,000 rpm 

Par máximo: 364 Nm a 5,200 rpm

TRANSMISIÓN

Caja: Automática, siete velocidades

Tracción: Trasera

DIMENSIONES

Largo x ancho x alto: 478 x 182 x 144 cm

Distancia entre ejes: 285 cm

Cajuela: 500 litros

Tanque de combustible: 76 litros

Peso vacío: 1,704 kg

PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)

0 a 400 metros: 15.67 s

Rebase 80 a 120 km/h: 5.37 s

Frenado de 100 a 0 km/h: 40.3 m