Por Manuel Fernández (@Mfer_89) Fotos: Carlos Quevedo
No es una evolución radical a la que apuesta esta sexta generación del Elantra (AD), algo en lo que hay que enfatizar pues así sea la segunda en México, Hyundai tiene ya una respetable experiencia con su auto compacto global, introducido por primera vez en 1991.
En relación a la quinta iteración (MD) que probamos en 2014, si acaso hay dos centímetros más a lo largo y tres a lo ancho, pues la distancia entre ejes y la altura es idéntica. Pareciera que utilizaron la misma base, aunque la intervinieron a fondo con una mayor cantidad de acero de alta resistencia (pasa de un 21% al 53% del total) favoreciendo la rigidez torsional y, por ende, aspectos como la seguridad pasiva o el comportamiento dinámico.
El salto más evidente a simple vista está en una identidad de diseño menos audaz tanto por fuera como por dentro, herencia directa del Sonata, que deja atrás esas formas en las que desde ciertos ángulos el auto parecía "derretirse". Otra ganancia para México está en la adopción de un motor de dos litros más acorde a la competencia, con todo y que el 1.8 cumplía su labor cabalmente.
A bordo la calidad es la correcta si analizamos uniones, ajustes y solidez de los materiales utilizados, con un mullido dominante en todo el tablero. No hay tanta atención a esos pormenores que hacen de un interior algo especial, algunos ejemplos son la guantera que al abrir no cae ralentizada, o las puertas delanteras que son rígidas en su parte superior (lo frecuente es que el plástico esté acolchado en esa zona), el recubrimiento del techo y cajuela luce un tanto simple y hay ahorros muy obvios como la disposición de un revistero en uno de los respaldos. Al menos hay un fondo de caucho o tela en todos los compartimentos de la consola central.
Compensa que en asuntos ergonómicos resalta con botones bien dispuestos y fáciles de aprender, unos asientos adelante tirando a blandos pero que no tienden a cansar (con apoyo lumbar) y una postura de mando sin falencias para un tipo de conducción convencional, que se complementa por una visibilidad mejor de lo usual en los 3/4 traseros.
En donde se habría esperado una mejora es en el espacio de atrás, que apenas creció un centímetro para las piernas, según nuestras mediciones. Consecuencias de una distancia entre ejes que no se alteró.
En su orientación como transporte familiar en ciudad o en carretera a ritmo moderado, el Elantra apenas ha mostrado algún modo más refinado en relación al coche que sustituyó. Y eso no es malo, pues el coche manejado hace casi dos años hacía bien su tarea.
La presencia de un dos litros (ciclo Atkinson), acoplado a una caja de seis marchas con relaciones idénticas a la del pasado 1.8 l, se agradece con una sensible ganancia en recuperaciones y aceleraciones, siempre con una respuesta lineal que es mejor mantener por encima de las 3,500 vueltas si se pide el mejor desempeño (hasta el corte de 6,500, que permite si hace falta) y una transmisión lo suficientemente suave (no siempre es imperceptible en su operación) y rápida. El acelerador es de aquellos que no se adormila y resulta bastante inmediato.
Debido al cambio en la estructura, lo primero en lo que nos fijamos fue en la calidad de marcha y tras una impresión inicial algo tosca que se dio por unas llantas mal calibradas (lo que se corrigió), sentimos un andar homogéneo en autopista y que en apoyos repentinos al doblar una curva o en desniveles en vías rápidas, termina por apoyarse sin torpezas o rebotes excesivos que lleguen a preocupar.
El bajo perfil de los neumáticos se transmite en vías en mal estado de una forma sutil pero permanente, sin pecar de demasiado nervioso o ruidoso. Si acaso, falta pulir un vicio del eje trasero en el que en cierto tipo de resaltos o topes tarda en extenderse el amortiguador y la cola cae con sequedad.
De todas maneras, este Hyundai no incita a un manejo dinámico si partimos de una dirección suave y vaga en su sensación, con una asistencia que no es constante conforme se gira el volante en una curva cerrada con mucho apoyo y unas llantas de compuesto duro planteadas para reducir el consumo de combustible y no para sujetar tanto, factor que se reflejó en unas distancias de frenado muy convencionales, si bien con un tacto del pedal bueno aún a velocidades muy por encima de lo recomendable, firmes desde el comienzo, con poca tendencia a hundirse y fáciles de modular.
En términos de refinamiento, la trabajada aerodinámica contribuyó a una sonoridad que en nuestras evaluaciones registró una reducción de más o menos dos decibeles en las pruebas de 100 a 160 km/h, números que en la práctica hablan de un coche más cómodo en viajes largos.
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Sin ser la referencia absoluta entre sus equivalentes, este renovado tricuerpo surcoreano está hecho para satisfacer los requerimientos de esa gran mayoría que solo desea un transporte fiel, fácil de utilizar y mantener, y con las suficientes comodidades para el diario. Hyundai gana puntos por un equipamiento de seguridad excelente en todas las versiones y un rango de precios razonable.
Unidad probada
323,900 pesos (a fecha de la prueba)
NOS GUSTA
- Bajo consumo
- Refinamiento general
- Visibilidad
NOS GUSTARÍA
- Más espacio atrás
- Llantas con mejor agarre
- Más atención al detalle a bordo
Resumen técnico
MOTOR
Tipo/cilindrada: L4, 2.0 l
Potencia máxima: 147 hp a 6,200 rpm
Par máximo: 178 Nm a 4,500 rpm
TRANSMISIÓN
Caja: Automática, seis velocidades
Tracción: Delantera
DIMENSIONES
Largo x ancho x alto: 457 x 180 x 145 cm
Distancia entre ejes: 270 cm
Cajuela: 410 litros
Tanque de combustible: 53 litros
Peso vacío: 1,330 kg
PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)
0 a 400 metros: 18.76 s
Rebase 80 a 120 km/h: 8.70 s
Frenado de 100 a 0 km/h: 43.5 m
Consumo medio: 15.8 km/l