Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Tal como se anunciara el fin de semana pasado, Grupo PSA, que engloba a las marcas Peugeot, Citroën y DS, acaba de concretar un acuerdo con su par General Motors por la compra de la marca Opel, misma que se comercializa como Vauxhall en el Reino Unido.
La transacción se dará por 2,200 millones de Euros (unos 2,330 millones de dólares). Con este movimiento, PSA se vuelve el segundo grupo automotriz más grande en el mercado europeo, sólo superado por Volkswagen AG, rebasando a la alianza Renault-Nissan.
El acuerdo incluye las marcas, nombres y emblemas de Opel y Vauxhall, cinco instalaciones de fabricación y montaje, un centro de ingeniería en Rüsselsheim, Alemania, la división financiera europea de General Motors y una plantilla de 40,000 empleados en el viejo continente (de los que GM seguirá gestionando sus planes de pensiones). El centro de Ingeniería en Turín, Italia, que coordina las operaciones internacionales de General Motors, seguirá en manos de la americana.
Los modelos de Opel vigentes seguirán disfrutando de la tecnología y licencias de GM durante su ciclo comercial, mudando paulatinamente a plataformas y motores de PSA, algo que ya encontramos en productos como la Crossland X y la Grandland X. Lo mismo pasará con los modelos de Buick que derivan de Opel, como el venidero Regal de sexta generación, que continuarán como tales y serán sustituidos por arquitecturas propias de GM cuando les llegue el momento; aunque el futuro de Buick ya se ve en la más reciente adición a su gama: la Envision, de desarrollo chino.
"Estamos orgullosos de unir fuerzas con Opel/Vauxhall y estamos profundamente comprometidos con continuar desarrollando esta gran compañía y acelerando su cambio. Respetamos todo lo que la gente talentosa de Opel/Vauxhall ha logrado, así como las buenas filiales de la compañía y su fuerte herencia. Tenemos la intención de gestionar PSA y Opel/Vauxhall aprovechando sus respectivas identidades de marca", señaló Carlos Tavares, CEO de PSA desde 2014 y que, con la ayuda de Dongfeng, transformó al consorcio galo en un fabricante rentable.
El anuncio no es bien recibido en el Reino Unido, donde se encuentran dos factorías de Vauxhall/Opel que, según algunos políticos conservadores, cerrarían sus puertas para mudar su producción a Francia al concretarse el Brexit (salida de la Unión Europea), lo que de paso también resolvería los problemas de subutilización de instalaciones de PSA.