Dodge Neon: primeras impresiones

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Por Manuel Fernández Fotos: Carlos Quevedo

 

Ver versiones y precios

 

De entrada, y tal como se comentó en nuestra nota que anticipaba precios y versiones (arriba tienen el enlace), no hay que esperar de este Neon lo mismo del último auto con ese nombre que Chrysler comercializó hasta la década pasada, pues ese papel lo cumple el Dodge Dart.

 

En esta ocasión, dicha denominación se revive en forma de un compacto de entrada, un sedán de perfil funcional y conservador que encuentra, a nuestro criterio, su competencia en los Peugeot 301 o SEAT Toledo.

 

 

Y justo ese perfil es evidente en el interior. En el SXT+ evaluado, pese a un nivel de equipamiento correcto que abarcaba seis bolsas de aire, control de estabilidad (de serie en todos los grados de equipamiento), apoyo lumbar eléctrico o navegador, es fácil notar un nivel de acabados sencillo mas no poco competente.

 

El ensamble de Fiat en Europa (recordemos que el Neon es un Aegea/Tipo con otro emblema) tiende a ser mejor al que se conoce localmente de autos provenientes de Brasil o ensamblados en México y en general el uso de materiales se percibe consecuente al nivel de precios, con algunos detalles mejores al de compactos de posicionamiento más alto como un Ford Focus o un Chevrolet Cruze, resaltando en especial un tapizado mixto muy bien conseguido.

 

Por aprovechamiento interior, la longitud indica un espacio mayor al real, pues tanto el Peugeot como el SEAT son más amplios a lo largo, si bien por anchura cumple para llevar a cinco con relativa comodidad y la cajuela por encima de los 500 litros es más que suficiente para un paseo en familia.

 

 

Es en el manejo donde más difiere este Neon de su predecesor por nombre y en donde vale la pena decir a quien recuerde con nostalgia aquel producto que no se forme expectativas que no corresponden. Con el 1.6 de 110 caballos y una caja automática de seis cambios (el de acceso lleva un 1.4 de 95 hp manual), el desempeño es comedido y pide paciencia en recuperaciones y aceleraciones. La transmisión está en la constante búsqueda de ahorrar combustible y casi siempre quiere ir en marchas largas, pero en nuestro tipo de carreteras lo que en realidad se necesita es que vaya en regímenes que verdaderamente aprovechen la poca energía disponible.

 

El desempeño de los frenos fue bueno pese a las campanas en el eje trasero y la puesta a punto del chasis aguanta un nivel de potencia mucho mayor, pues resulta estable en carretera a ritmos muy por encima de lo lógico en un coche así y exigiéndolo de más en curvas, mérito que corresponde a su desarrollo europeo y también a unas llantas de fábrica de buena calidad.

 

Para más detalles, podrán consultar la prueba completa en nuestra edición 259, a la venta ya.