Dodge Charger R/T 1969, casi mejor que nuevo

Restauraciones como la de este Dodge Charger 1969 son la solución para quienes buscan lo mejor de dos mundos: un clásico, sí, pero con las concesiones de modernidad justas. Por Héctor Torres   Mantener la originalidad de un clásico es una regla con que puede jugarse un poco a la hora de una restauración. Todo depende del gusto de cada feliz dueño y sus necesidades de uso. Y es que mientras algunos ejemplares pasarán la mayor parte de su segunda vida en una especie de cuarentena permanente, adornando la colección de una cochera, otros seguirán sumando kilómetros en el odómetro. Si deben quedarse guardados o rodar por el mundo, es un debate que atenderemos después. Lo cierto es que para este segundo caso, ciertas modificaciones al modelo inicial no solo vienen útiles sino hasta válidas quedan. Ello siempre que tampoco se caiga en el otro extremo de alterarlo al punto de cambiar la sustancia del auto. En carros también se rompen géneros y, aunque somos fanáticos de -casi- todo tipo de proyectos, sabemos reconocer el encanto que hay en un vehículo de otra época dotado de tecnología actual. Pero sí, solo en la justa medida. Contar con un sistema de refrigeración novedoso o inyección electrónica de combustible, por ejemplo, pueden hacer toda la diferencia si se quiere para 'daily driver'. O incluso una optimización tan menor como montar unos faros de LED y no bombillos que parecen velas.

Por ejemplo...

Los británicos de Classic Investments saben perfectamente lo que esto significa y su más reciente Dodge Charger 1969 es la viva prueba de ello. En apariencia es tal cual como lo conocemos, pero ese es todo el chiste: que no se delate "lo tocado". Tras remover todo el óxido de carrocería, mejoraron la suspensión, por lo que incorpora amortiguadores Koni ajustables y cojinetes de poliuretano. Y aunque se mantuvieron los frenos de tambor atrás, ahora son de mayor tamaño, igual que los discos al frente. El motor es, como debe ser, nada menos que un famoso 7.8, el cual recibió una reconstrucción completa, árbol de levas de alto desempeño, carburador Holley 770 Street Avenger de cuatro gargantas y un sistema de escape en aluminio. Adentro el principio es similar. Se restauró o reemplazó con piezas nuevas la mayoría de elementos en el habitáculo, agregando bondades con un aislante extra para mejorar la experiencia a bordo. Mientras, los asientos se reacondicionaron con piel de alta calidad italiana. ¿Qué le falta? Bueno, siempre queda mejor un 440 (aunque no sea Six Pack) con una caja manual de cuatro que con la 727 automática de tres, pero no está nada mal, ¿no? No se ha divulgado el precio pero por el solo hecho de estar en el Reino Unido, seguro que se ha cotizado bastante bien.

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