Audi A6 y A7 facelift: primeras impresiones

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La cita tuvo lugar en las entrañas del Cañón de la Huasteca, a lo largo de una estrecha estría de asfalto que, como guardianas, protegen las altas formaciones rocosas de este recinto natural. Solo un cielo tapado con nubes de lluvia intermitente amenazaban el clima, pero resultó pretexto oportuno para una primera interacción con estos renovados buques y todo su repertorio de asistencias a la conducción.

 

Adentro, la selección de materiales en tablero, consola y puertas se incrementa en el catálogo junto con colores de tapicería inéditos. El pomo de la palanca también es diferente y el emblema “quattro” muestra un relieve que antes no estaba. Salta a la vista el indicador del Start/Stop que ahora advierte cuando éste se encuentra activo y listo para reanudar la marcha. Dependiendo de la aplicación –ya sea tracción frontal o integral- el dispositivo apaga el motor incluso antes de hacer alto total.

 

Tuvimos oportunidad de ponernos tras el volante de las variantes S-Line en los dos casos y, aunque nos quedamos con ganas de “sentir” el 1.8 litros en el A6, sí pudimos dar cuenta del buen comportamiento que la caja de doble embrague aporta al manejo. Gestionada por los programas de conducción, actúa con una suavidad tangible entre transiciones si no se le opera en modo “Dynamic”, donde recupera esa presteza característica. Ya que el ahorro de combustible ha sido un eje de desarrollo fundamental en estos vehículos, la S-Tronic está ahí para también contribuir a dicho propósito con su función de desacoplamiento.

 

En lo general y, tanto con el sedán de cuatro puertas como el de cinco, las aceleraciones y recuperaciones con el tren motor de 2.0 litros y 252 HP se perciben sobradas y diligentes hasta ya pasados los 160 km/h. De igual manera, llama a la atención inmediatamente el trabajo puesto en la insonorización de la cabina, de gran calidad hasta por encima de estas velocidades.