Primavera en la Costa Azul y, con la carrocería abierta, el nuevo Aston Martin DB11 Volante esperó su primera salida. El techo, el asiento y el volante comienzan a calentarse, así que ¡vámonos!
Por: José Luis Alarcón Texto Bernd Stegemann y Juan Ignacio Eguira Fotos: Archivo
Es sin duda una buena noticia la llegada de este nuevo Aston Martin para compartir protagonismo con el genuino GT de la marca, que lleva en el mercado desde 2012, el Vanquish, dotado de un V12 de seis litros atmosférico que rinde 603 HP. Pero en realidad
cada Aston Martin es un Gran Turismo, y lo mismo ocurre con el nuevo modelo,
el DB11 Volante, basado en el coupé V8 de espectacular diseño. La carrocería descubierta, sin refuerzos externos, resulta extremadamente sólida para que, al contrario que en el último Aston Martin descapotable de Bond, el Martini lo tomes mezclado, pero no agitado.

Pero lo mejor lo encontramos en sus novedades, con
un perfecto cockpit bajo una
cubierta de tela de ajuste perfecto, totalmente lisa por fuera, sin costuras, que
se abate automáticamente, tras pulsar el botón,
en solo 16 segundos (incluso en marcha hasta 50 km/h). También
se puede hacer por control remoto cuando el coche está parado.
El techo está fabricado con ocho capas textiles, lo que le hace prácticamente tan
silencioso y acogedor como en el coupé. Solo la caja diseñada para esconder el toldo y el sistema antivuelco quitan espacio al interior respecto a la versión cerrada y reducen la capacidad de la cajuela.
Su volumen de carga pasa de 270 a solo 206 litros (169 cuando abatimos la cubierta en el compartimento trasero), y el espacio para las rodillas de los asientos traseros (ahora con Isofix) es inexistente; parece una broma incluso para sentar niños. Mejor utilizarlos como almacenamiento adicional, ya que la pequeña división entre los asientos delanteros con tapa accionada eléctricamente, difícilmente puede reemplazar a la guantera frontal de la que carece.

Por lo contrario, el
interior ofrece, dejando a un lado la pantalla flotante impuesta, una
mezcla elegante y sofisticada de ambiente de club británico en combinación con la funcionalidad del infotenimiento moderno –con el guiño vanguardista de la
instrumentación digital con el tacómetro dominando la vista en el centro–, cuya “sociedad de software” procede de Mercedes.
Controlada con un mando giratorio, la pantalla táctil en la consola central reclama más atención de lo deseable para su manejo, por ejemplo el sistema de climatización con el control de la temperatura del asiento.

El DB11 monta el
motor de aluminio que rinde
510 caballos y 675 Nm. Pero los británicos han realizado su particular puesta a punto –bajo las directrices de su probador Dayle Clarke– para adaptarlo al DB11. Tanto el
sonido como la entrega de potencia resultan espectaculares, asociándose a una
caja ZF de ocho relaciones en lugar de la transmisión automática de Mercedes, también de convertidor de par. Ya en carretera, desde la soleada localidad de Mougins, la ruta se adentra en el serpenteante, pero aún no turístico interior, donde también se dibujan algunos de los tramos por los que transcurre el
Rally de Montecarlo.

Te sientas cómodo y profundamente integrado en los
asientos de fino cuero, dotados de refuerzos laterales ajustables, ofreciendo una correcta ergonomía. Solo debes acostumbrarte a su
exuberante anchura (1.95 m sin espejos). Por el contrario, el ocho cilindros modificado se ajusta inmediatamente a su distinguida personalidad.

Tan pronto como presionas el
botón de arranque (de cristal) puedes sentir la transformación, un murmullo lleno de matices brillantes que reemplaza al bullicioso AMG de base. Entre las ventanas delanteras y laterales se aviva un gorgoteo sensual en contacto con el aire, que llega a los oídos, y todavía resulta más
seductor seleccionando el “modo GT”,
sintiendo el poder disponible de los
dos turbos bajo el pedal del acelerador.
Gracias a los numerosos refuerzos, especialmente en la suspensión, el DB11
se siente liviano en marcha a pesar de sus 1,900 kilogramos. Y una vez que actuamos sobre la configuración del chasís y la transmisión a través de los botones del volante, seleccionando el modo Sport o el más dinámico Sport Plus, un espasmo parece atravesar todo el coche: la
suspensión activa reduce los movimientos de la carrocería y el control de tracción los ángulos de deriva, permitiéndonos mover con absoluta soltura al negociar las curvas, con
gran aplomo y sin que el Aston Martin pierda la línea que marca su
ágil dirección y de
preciso tacto. Pero lo que más nos llama la atención es la
capacidad de la suspensión para absorber las irregularidades del asfalto.

Enlazamos los continuos virajes con el techo abajo mientras explotamos las
virtudes de su motor acelerando al salir de cada curva, sintiendo las ondas del sonido del viento sobre nuestras cabezas. Pero sin quedar atrapados en su interior por las turbulencias cuando circulamos rápido, esas que nos harían sentir el
espíritu de otra época.
Aston Martin DB11 Volante
Motor: |
Del. longitudinal de ocho cilindros en V, 3,982 cc. |
Alimentación: |
Iny. directa con doble turbo e intercooler. Cuatro válvulas por cilindro. |
Potencia y Par: |
510 HP a 6,000 rpm; 685 Nm a 2,000 rpm |
Transmisión: |
Propulsión trasera con diferencial autoblocante. Caja automática de ocho velocidades. |
Suspensión: |
Delantera de doble triángulo y trasera multibrazo. |
Frenos: |
Discos ventilados de 400/360 mm de diámetro. |
Neumáticos: |
255/40 R20 delante y 295/30 R20 detrás. |
Largo X Ancho X Alto: |
4,750 mm x 1,950 mm x 1,300 mm |
Peso: |
1,870 kg |
Velocidad Máx.: |
300 km/h |
Aceleración: |
0-100 km/h: 4.1 s. |