El Peugeot Quartz es el nuevo concepto con el que la marca del león pretende marcar las pautas del futuro que les espera a sus SUV. Entendido como la máxima expresión de este segmento, el Quartz muestra una carrocería que presenta similitudes claras con la estética de los SUV pero también con la de un deportivo coupé.
Le delatan sus dimensiones, con una longitud de 450 cm, una anchura de 296 cm y unos gigantes neumáticos con una anchura de 305 mm montados en unas sobredimensionadas llantas de 23 pulgadas.
Su figura en general recuerda a la del Infiniti FX y cuenta con unos faros delanteros sin la habitual pantalla protectora y en los que se acaba dirigiendo el flujo de aire a las pequeñas entradas situadas en los laterales del frontal. Su parrilla delantera gana el logo del león y cuenta con un diseño especial que varía su tono en función de lado por el que se mire (entre negro y naranja). Más agresivas son las entradas a cada lado del frontal y con un marco de color naranja, así como las situadas en la parte inferior de sus puertas –también remarcadas de color naranja-. Para los retrovisores exteriores se ha optado por un diseño estrecho y con cámaras insertadas que proyectan la imagen en la pantalla situada a modo de consola central. Tampoco pasan desapercibidas las dos aletas que tiene en la parte superior de la zaga, ambas acompañadas por luces de freno extra (en la zaga también las tiene).
En el habitáculo del Peugeot Quartz encontramos el conocido como ‘i-Cockpit’, con un espacio para cuatro ocupantes y numerosos sistemas tecnológicos al servicio de los pasajeros. Todos sus asientos cuentan con arneses de cuatro puntos de sujeción y el volante está inspirado en los modelos de mayor deportividad, añadiendo los distintos mandos para manejar algunas funciones del coche. Una lámina de policarbonato y con una inclinación de 45º permite visualizar información complementaria con un efecto de profundidad, mientras que otra pantalla orientada al conductor hace posible activar funciones de manera sencilla, con los conocidos como botones digitales ‘toggles switches’.
Corazón de león
En cuanto a la mecánica, el Quartz hace uso de un sistema de propulsión híbrido plug-in (enchufable) que une la potencia de un motor gasolina de cuatro cilindros 1.6L THP de 270 CV (el que utiliza el Peugeot RCZ R) acoplado a una caja de cambios automática de seis velocidades y la de dos motores eléctricos –de 85 kW-. Uno de estos últimos se sitúa en la parte delantera (acompañando al propulsor térmico) y el otro está colocado en la parte trasera, ambos trabajando durante la frenada para recargar la batería de 400 V. El resultado final es una entrega de 500 CV de potencia y un par motor de 33,67 mkg.
Tres modos de conducción
El Peugeot Quartz puede circular en modo totalmente eléctrico o ‘ZEV’ durante 50 km, así como en modo ‘Ruta’ haciendo uso del propulsor y del motor eléctrico delanteros y en modo ‘Race’, este último aunando la potencia de los tres motores y haciendo un uso total del diferencial de tipo mecánico de deslizamiento limitado.
Además, una suspensión neumática hace posible que se varíe la altura de la carrocería al suelo en un rango de entre 300 y 350 mm, algo que realizará el coche automáticamente tras leer la ruta gracias a unas cámaras asociadas al sistema de navegación.