Mercedes Clase G 2018, nueva generación con el mismo espíritu

En el Mercedes Clase G 2018 todo cambia para seguir igual, adaptándose a nuestro siglo sin perder la esencia que durante sus casi 40 años de vida le han convertido en icono.

Miguel García-Vidal

Mercedes Clase G 2018, nueva generación con el mismo espíritu
Mercedes Clase G 2018, nueva generación con el mismo espíritu

Ya conocíamos el interior del nuevo Mercedes Clase G 2018, incluso lo habíamos podido ver, tocar y probar en el mes de noviembre en los G Tech Day en Metzingen (Alemania), pero la marca de la estrella ha esperado hasta la apertura del Salón de Detroit de 2018 para desvelar su imagen exterior. Y a diferencia de lo que en 1998 hizo Volkswagen con el New Beetle o en 2000 BMW con Mini, al tratar de recuperar el espíritu de dos de sus grandes iconos con unos diseños de aire vintage, Mercedes con el Clase G presenta un coche que estéticamente sólo se aparta del modelo concebido en 1979 por pequeños detalles.

Mercedes Clase G 2018: misma esencia con pequeños cambios

Incluso estructuralmente, el Mercedes Clase G 2018 mantiene la misma filosofía, con un chasis de largueros y travesaños cuando ya la mayoría de sus rivales se han rendido a las superiores cualidades del monocasco; tanto en seguridad pasiva como en cuanto a la rigidez que proporciona en carretera. Algo que no es óbice para que ahora el Clase G ofrezca una rigidez torsional un 55 por ciento superior (10.162 Nm/grado) mientras mantiene la robustez y durabilidad propias de su arquitectura. Todo gracias a la combinación de aceros y aluminios de alta resistencia, gran resistencia y ultrarresistentes que, en conjunto, rebajan el peso total del coche en 170 kg; en realidad sólo un 6,5 por ciento menos trasladado a su alta tara.

Mercedes Clase G 2018Los ajustes entre los distintos elementos de su carrocería ahora son más precisos al tiempo que los pasos de rueda y paragolpes quedan mejor integrados. Pese a ello, no se ha dudado en mantener el mismo asidero para abrir las puertas, las bisagras por fuera, la robusta banda de protección en el lateral, los prominentes intermitentes delanteros sobre las aletas o la rueda de repuesto colgada sobre el portón trasero. Todos ellos señas de identidad del G.

Mercedes Clase G 2018: algo más grande

Exteriormente conserva sus proporciones, si bien crece 5 cm en cuanto a longitud y 12 de anchura; lo que se traslada a su interior en una mayor habitabilidad —gana 15 cm de espacio para las piernas atrás— pero también a una superior superficie de pisada que promete una gran mejora en su comportamiento dinámico. Pero no sólo por esto, también por su nuevo esquema de suspensiones, con un eje delantero de trapecio articulado independiente en combinación con un eje trasero rígido con cuatro brazos longitudinales a cada lado y una barra Panhard. Con ello se gana agilidad, pero también confort, mientras sus cotas todoterreno mejoran aún más; con un altura libre al suelo de 24 cm (6 mm más), una profundidad de vadeo de 70 cm (10 cm más), un ángulo de ataque de 31º y de salida de 30º mientras la estabilidad en posición inclinada aumenta 7º con un total de 35.

Como no podría ser de otra forma, el Mercedes Clase G 2018 dispone de reductora y de tres bloqueos de diferencial (central, trasero y delantero) al cien por cien, que como antaño se manejan a través de tres grandes botones emplazados en la consola central.

Mercedes Clase G 2018A través del mando «Dynamic Select» podemos seleccionar distintos ajustes para la respuesta del motor, cambio, mariposa de escape, dirección, ayudas a la conducción y de la opcional amortiguación adaptativa con tres programas fijos, Comfort, Sport y Eco, más el personalizable Individual. Además, al bloquear uno de los diferenciales o seleccionar la reductora, se activa el «G Mode», que automáticamente adapta amortiguación, dirección, acelerador y cambio, que inhibe transiciones innecesarias, para que el conductor pueda maniobrar con una precisión de centímetros en los terrenos más abruptos.

La dirección, ahora electromecánica en lugar de hidráulica, permite la inclusión de los modernos sistemas de ayuda a la conducción, como el asistente de aparcamiento, pero también configurarla tan directa como sea posible para carretera o lo indirecta que sea necesario para su evolución por campo.

Cuando llegue a los concesionarios de Europa, entre los meses de mayo y julio de 2018, lo hará sólo en versión G500, con un único propulsor 4.0 V8 biturbo de gasolina con 422 CV y 610 Nm; con el que homologa un consumo medio de 11,1 l/100 km y unas emisiones de 263 g/km de CO2. No tardarán mucho en llegar los potentes AMG. El cambio automático por convertidor de par es un 9G-tronic con desarrollos más cortos y un software de gestión concebido por AMG para conseguir la mayor eficiencia en campo.

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