Bugatti Vision Gran Turismo, una súper bestia... de videojuegos

Desarrollado como brutal deportivo para el videojuego de culto Gran Turismo 6, este Vision Gran Turismo anticipa el potencial de hasta dónde puede llegar Bugatti. Por el momento, es sólo una bestia de la realidad virtual...

Jorge Serrano. Twitter: @JorgeMotor1

Bugatti Vision Gran Turismo, una súper bestia... de videojuegos
Bugatti Vision Gran Turismo, una súper bestia... de videojuegos

El próximo Salón de Frankfurt 2015 no sólo será el escenario en el que se mostrarán los mejores automóviles del presente y del futuro, sino también, va a servir como marco de presentación de uno de los coches de videojuego más brutales de los últimos tiempos: el nuevo Bugatti Vision Gran Turismo.

 

Diseñado y desarrollado para el videojuego de simulación de conducción por antonomasia, el Gran Turismo 6 de PlayStation 3, el Bugatti Vision Gran Turismo es todo un tributo a la legendaria historia de la marca, concretamente a las victorias obtenidas en las ediciones de 1937 y 1939 de las 24 Horas de Le Mans. El coche que será expuesto en tierras alemanas será una maqueta a escala real del que se podrá disfrutar en el mundo virtual.

Los responsables de Bugatti insisten en que este Vision Gran Turismo está concebido como un coche virtual de videojuegos, pero en su diseño y en su aerodinámica se suceden detalles vistos en coches muy reales de competición y en muchos de los mejores superdeportivos del momento.

Las exageradas prestaciones obtenidas con este superdeportivo hecho por ordenador le vendrán de su propulsor W16, capaz de superar los 400 km/h en algunos de los tramos del trazado de Le Mans que ofrece GT6. Será tan rápido o más que un LMP1 del Mundial de Resistencia.

En su zaga, cuenta con un alerón trasero que incorpora el sistema DRS (Drag Reduction System), con el que se consigue una gran velocidad punta en rectas y la carga aerodinámica necesaria en curvas. Se trata de una tecnología existente en la Fórmula 1; lo mismo que ocurre con la aleta que sale del techo y discurre hacia atrás hasta unirse con el generoso alerón.