Volvo: 3CC, el deportivo del futuro

Ha acaparado años de trabajo en el centro de Volvo en California, se ha forjado en los túneles del viento y ha demostrado su viabilidad en una de las competiciones más duras del mundo, el Michelin Challenge Bibendum. El 3CC es el deportivo del futuro, una de las apuestas más innovadoras del Salón de Detroit.

Volvo: 3CC, el deportivo del futuro
Volvo: 3CC, el deportivo del futuro

Un deportivo eléctrico, un tres plazas, un coche que ha sustituido los mandos por sensores... El 3CC nos quiere acercar cómo será la automoción del mañana, una movilidad que ellos imaginan “responsable". Todavía es un concepto y no se sabe cuándo podría ponerse a la venta; hablan de un hipotético 201X, sin más detalles. Sin embargo, ya lo hemos podido ver en acción y no ha defraudado. A principios del pasado mes de octubre se desplazó hasta Shanghai para competir en la Michelin Challenge Bibendum (la carrera de los coches ecológicos por excelencia). Volvo se ha lanzado un órdago: asegura que este coche supondrá para la automoción lo que el "walkman" supuso para la música allá por los años 80. Argumentos para conseguirlo no le faltan. Para empezar, su estética enamora. Su forma afilada no sólo le ha servido para mejorar su aerodinámica (aseguran que su eficacia aerodinámica es un 30 por ciento mejor que la del nuevo sedán S40). Volvo quiere que los consumidores digan “quiero que me vean dentro de ese coche". La carrocería es un caparazón soldado de fibra de carbono de una sola pieza. Además, cuenta con una estructura de acero de alta resistencia. Este tracción delantera promete mucha emoción en carretera, ya que estrena suspensión: dobles triángulos en la parte delantera y doble en la parte trasera (los amortiguadores van montados verticalmente y son ajustables). Tampoco defrauda su interior. Con una longitud de 3.899 mm, una anchura de 1.624 mm y una altura de 1.321 mm, el 3CC apuesta por una innovadora configuración de tres asientos. Sus puertas se abren deslizándose hacia delante y dan paso a un habitáculo muy desahogado: líneas orgánicas, colores claros, techo formado por tres paneles de cristal... Se ha diseñado para que “dé una sensación espaciosa". Y las sorpresas continúan: no encontramos mandos. Las palancas del panel de instrumentos se han sustituido por sensores de proximidad; cuando acercamos el dedo a menos de 5 mm, automáticamente se ajustan las luces, la temperatura o el sistema de audio. Bajo el capó se encuentra un motor eléctrico que se alimenta de unas baterías de litio-ión similares a las que utilizan en los ordenadores portátiles. Con esta mecánica, acelera de 0 a 100 km/h en 10 segundos, tiene una autonomía superior a los 300 kilómetros y una relación peso/par similar a la de un Volvo S60 T5. Sin embargo, no será su única motorización posible. Volvo estudia crear versiones de gasolina, Diesel, de biogas e híbridas.