Eres prudente. Tienes años de experiencia y ya has visto de todo. Además, tienes buenos reflejos. Los entrenas cada día en los atascos. Eres un buen conductor y sabes cuándo salir de casa para intentar librarte del atasco. Eso es lo que pensamos todos y cada uno de nosotros. Pero si me libro siempre de retenciones por los pelos, siempre doy con la hora buena y el atasco se monta justo después... lo mismo el causante de algunos atascos ¡soy yo mismo! Es lo que gráficamente puedes ver en este video (en inglés, con subtítulos en inglés) y aprender de ello.
Atascos fantasmas: mantén el ritmo
¿Cuántas veces en la autovía tienes una retención y cuando comienza a disolverse, no hay accidente, no hay nada? La explicación tiene que ver con un humano, como casi siempre. Alguien reduce ligeramente la velocidad por algún motivo y el que va detrás frena por prevención. Con buen criterio, si no sabe por qué, frena un poco más de lo necesario, por si hay un peligro que aún no ha visto. El vehículo que le sigue, frena incluso más y los siguientes... tienen que hacer una frenada de emergencia. Milagro si no hay alcances. El primer vehículo, ajeno a todo, quizá vuelva a reacelerar, recupera el ritmo y aquí no ha pasado nada. Nada, salvo el acordeón que deja detrás. Por supuesto, la reducción de velocidad originaria de todo siempre tiene explicación, aunque no lo reconozcamos. Te has distraído y has ido perdiendo el ritmo, o incluso te has asustado por un instante por algo al recuperar la atención. O alguien se ha cambiado de carril justo delante y hay que aflojar para recobrar la distancia de seguridad. O incluso eres tú el que has cambiado a una fila más lenta y frenas para poder encajar en ella. Todo lo que rompa una velocidad constante de circulación puede ser el germen de un atasco o un accidente.
Semáforo: el atasco artificial
Los propios semáforos pueden ser los causantes de los atascos con sus cadencias. Regular los semáforos es un arte y una ciencia y requiere una adaptación a cada ciudad y cada idiosincrasia. En Alemania, tras el rojo viene el naranja y los coches arrancan como si fuese una carrera. Luego, se clavan a 50 km/h en su mayoría. Si arrancas a la española, esperando al verde, te pitarán. Tú pensarás que son asociales y poco ecológicos. Los otros conductores pensarán que eres un egoísta y que, como tú ya has pasado el semáforo, "los demás, que vienen detrás, que arreen", y se enfadarán contigo. Conductores que incluso te lo harán saber, no digamos ya si no arrancas ya en naranja (por supuesto, pasar un semáforo apurando al rojo, lleva asociado en Alemania serios riesgos físicos). Y si una regulación con semáforos provoca un microatasco en cada ciclo, un solo conductor distraído puede bastar para convertirlo en macroatasco. Basta con que, por arrancar despacio, se agolpen coches como para llenar el cruce anterior, como muestra el video.
El coche autónomo, también será anti-atascos
Los coches automatizados prometen mayor seguridad, pero también mejorar la fluidez del tráfico y eliminar atascos.
No hace falta que todos sean autónomos para tener beneficios en las retenciones: ajustan con precisión intensidad necesaria de frenada, avisan a otros y en ciudad se ajustan como un tren de coches, en lugar de como un acordeón de coches. Con su simple presencia, incluso mezclado entre coches "normales", la fluidez del tráfico aumentará y, según los matemáticos, también la velocidad media del tráfico. En un mundo ideal, si un día llegarán a ser todos autónomos, los cruces ni siquiera necesitarían semáforos, salvo cuando un peatón necesita cruzar... o ni eso, porque se pararían para cederle el paso.
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