Los problemas financieros que Rover ha estado arrastrando durante los últimos años están muy cerca de una solución: el consorcio chino Shanghai Automotive Industry Corporation (SAIC) está cerrando una alianza estratégica con la compañía británica. SAIC pagará 1.500 millones de euros a cambio del 70 por ciento del fabricante occidental, según las estimaciones previas que recoge el diario “La Vanguardia". Actualmente, Rover atraviesa una difícil situación: en 2003, sus pérdidas fueron de 110 millones de euros. Las ventas en Reino Unido apenas llegan a las 100.000 unidades anuales (aunque en España sus modelos siguen teniendo una buena acogida), ya que sus vehículos, pese al “lavado de cara" que sufrieron el año pasado, se han quedado algo anticuados. Lo cierto es que la compañía no levanta cabeza desde mediados de la década de los 90. Rover, que había sido un símbolo de calidad y prestigio, fue adquirida por BMW en 1994, pero el fabricante alemán se deshizo de la firma en 2000, agobiado por unas pérdidas de 1.000 millones de euros. La empresa de capital riesgo Phoenix se hizo con la marca británica por la simbólica cantidad de 10 libras (14,2 euros al cambio de hoy). Por su parte, portavoces de Rover en España han recordado que la marca tiene suficiente solidez como para ofrecer un futuro despejado. Además, nuestro país es uno de los mercados donde mejor marcha lleva la compañía y donde más aceptación tienen sus productos.
Desde Rover también recuerdan las palabras de Kevin Howe, Director General Ejecutivo de Phoenix Venture Holdings, quien asegura que “nuestro objetivo se centra decididamente en el futuro. Continuamos invirtiendo en el desarrollo de las marcas MG y Rover y revisando nuestros costes de cara a la próxima colaboración con SAIC, anunciada en Junio de 2004, y prevemos alcanzar el “break even" (punto de equilibrio) en 2006". En este contexto, SAIC se presenta, casi, como una garantía de salvación. El consorcio emplea a 62.000 trabajadores y sus beneficios aumentaron un 25 por ciento (hasta los 162 millones de euros) durante los 9 primeros meses de 2004. Su experiencia en el sector del automóvil es muy amplia, ya que es socio de Volkswagen y General Motors en China, donde sólo se pueden abrir fábricas de automóviles con empresas mixtas. El año pasado, adquirió la coreana Ssanyong.La alianza con Rover tiene un claro valor estratégico: representa la entrada del grupo chino en Europa. Posiblemente, se conservará la planta de Longbridge, cerca de Birmingham, para fabricar modelos grandes. Shanghai acogerá nuevas instalaciones en las que se ensamblarán vehículos pequeños, destinados al mercado interno. Todas estas operaciones se realizarán con un objetivo muy claro: SAIC quiere convertirse, en 2020, en el sexto constructor mundial. Actualmente, ocupa el puesto número 17.Más operaciones estratégicas podrían seguir a la efectuada con Rover. Según las opiniones de algunos analistas, recogidas en “La Vanguardia", Fiat podría ser la próxima candidata a estar bajo control chino.Reino Unido está viendo cómo los principales fabricantes abandonan su territorio: el presidente de Nissan, Carlos Ghosn, ha anunciado que la producción del Primera podría trasladarse desde las plantas británicas a las que su socio Renault posee en Sandouville (Francia). Peugeot tiene previsto que la manufactura del futuro 207 –que sustituirá al 206- se realice en las instalaciones de Villaverde (Madrid), lo que podría obligar al cierre de la factoría de Coventry, que actualmente ensambla el 206. Jaguar y Bentley también dejarán de producir en Reino Unido.Aunque se presenta como tabla de salvación para los fabricantes europeos en dificultades, lo cierto es que la industria china del automóvil tiene una cara menos amable, que ha sido analizada en profundidad en el pasado Salón del Automóvil de Detroit, según el diario “El Mundo".
Las patronales de los constructores americanos (Alliance), europeos (Acea) y japoneses (Jama) han solicitado a sus respectivos gobiernos que obliguen a cumplir las leyes de propiedad intelectual. Asimismo, han pedido que continúe la lucha contra la proliferación de productos y piezas falsificadas. Estos elementos carecen de la calidad y el buen funcionamiento de los originales, amenazan la seguridad del consumidor y al propio medio ambiente, según los líderes mundiales del sector. Rick Wagoner ha sido el abanderado de la industria mundial en estas reuniones, que se han llevado a cabo días después de que el fabricante chino Chery anunciara la exportación de sus productos a Europa en 2007. Algunos de estos coches guardan un curioso parecido con modelos occidentales.
Lo más chocante en esta situación es que no sólo los pequeños constructores chinos (conocidos como “jóvenes tigres") realizan estas prácticas. Al parecer, las “tres casadas" –es decir, los grandes fabricantes: SAIC, Firts Automotive Works y Dongfeng Motor Corporation- llevan a cabo las mismas operaciones. Desarrollan modelos con las marcas occidentales para el mercado local, pero, a la vez, aprovechan esta experiencia para copiar algunos vehículos y piezas. Como es sabido, en China no hay leyes de propiedad intelectual e industrial, así que estos plagios no son delito. Los fabricantes mundiales también han reiterado su compromiso con el desarrollo y la producción de coches más limpios y seguros. Asimismo, han reclamado que los gobiernos incentiven la compra de vehículos ecológicos y promuevan infraestructuras para los automóviles propulsados por energías alternativas.