Hasta ahora se conocía como K9K y era casi un secreto dentro de la marca francesa. Cuando hace unos días Renault anunciaba fuertes inversiones en España, se desvelaba la fabricación de este motor que empezó a ensamblarse en Valladolid en febrero y que pronto estará en la calle.
Ahora, Renault explica ya cómo es este propulsor, que se montará por primera vez en el nuevo Clio. El motor tiene tres versiones, de 55, 65 y 80 CV. Todas cubican un litro y medio, pero la más potente suma turbo e intercooler para llegar a estos valores.
Con 130 kilos de peso, no se ha recurrido a las 16 válvulas, sino que sólo tiene ocho. En Renault creen que sería demasiada inversión para motores tan pequeños y que, además, no es necesaria para lograr el mismo rendimiento.
Su principal condición es la presencia de un
Esta rampa común funciona por bomba esférica y cada inyector está individualizado de tal forma que se "comunica" con el motor para optimizar su funcionamiento. Se queda atrás definitivamente la bomba rotativa en el common rail, y se gana en suavidad de funcionamiento, bajo nivel de ruidos y precisión en la inyección directa.
Sí se han incluido algunas sofisticadas soluciones técnicas, como un captador acelerométrico que detecta y analiza los ruidos que se producen en la combustión y ayuda a la centralita a regular la inyección. También destaca una válvula interna del common rail que sabe en cada momento cuánto combustible se ha inyectado a presión.
Según Renault, esta nueva máquina ofrecerá unas prestaciones más que respetables con consumos realmente bajos. Por ejemplo, el 80 CV sólo gastará 4,2 litros cada 100 kilómetros.
De momento, este motor no cumple con la norma europea de emisiones Euro IV, obligatoria para 2005, aunque su adaptación no parece muy difícil.
Tras el Clio, el cDi se ensamblará en los Kangoo, Mégane y Twingo. Poco después, en 2002, Nissan hará propio este producto y lo instalará en los nuevos Micra. La marca nipona necesita buenos motores de gasóleo y reducir su parque de propulsores. Aliada con Renault, Nissan lo tiene fácil.
En la factoría de Valladolid han acogido la llegada de este motor como una bendición. Supondrá un fuerte incremento del ritmo de trabajo y dejará la producción diaria de motores en 6.000 unidades, casi el doble de las 3.300 que se ensamblan ahora.
También la plantilla crecerá, aunque se quedará en torno a las 1.600 personas. Estos cambios desembocarán en una modificación del sistema de trabajo que hará de las cadenas de montaje algo mucho más flexible en donde se podrá ensamblar cualquier propulsor.