Son varios los tipos de radares y dispositivos de los que dispone la DGT para controlar el tráfico y multar a los infractores. En los últimos tiempos, una de las tecnologías que se está haciendo cada vez más popular es el radar en cascada, un dispositivo de control de velocidad que muy pocos conductores saben exactamente cómo funciona.
La propia DGT facilita a todos los usuarios a través de su página web una base de datos oficial con la ubicación de todos los radares fijos que hay colocados en las carreteras de nuestro país. La práctica mayoría de los conductores dispone de un avisador de radares, una tecnología legal y permitida que se basa en la propia base de datos de radares fijos de la DGT (hay que recordar que los detectores y los inhibidores de radar son ilegales, están prohibidos y acarrean multas de lo más cuantiosas).
Resulta una práctica muy habitual que los conductores cuando se acercan con sus vehículos al punto de control de velocidad a través de un radar fijo, levanten el pie del acelerador y pasen por la ubicación concreta dentro de los límites de velocidad establecidos. Sin embargo, cuando atraviesan dicho radar fijo, muchos conductores vuelven a pisar el acelerador circulando nuevamente por encima del límite de velocidad.
Precisamente para evitar que los conductores sólo respeten la velocidad cuando se acercan a un punto de control con radar fijo, la DGT viene empleando desde hace un tiempo la técnica ya denominada como radares en cascada, que consiste en lo siguiente: tras atravesar el primer punto de control de velocidad con radar fijo (ubicación que todos los conductores pueden conocer), inmediatamente después se suele colocar un radar móvil, ya sea de tipo trípode en los aledaños de la carretera o en el interior de un vehículo camuflado de la Guardia Civil o de algún vehículo perteneciente a las distintas policías autonómicas.
El origen de la puesta en marcha de los radares en cascada, según los archivos e información consultada por Autopista.es data de 2020, cuando la Policía Foral de Navarra comenzó a usarlos de forma experimental. En aquella ocasión, su operativo instalado en determinadas vías de la provincia, funcionaba del siguiente modo: colocar un radar móvil en el interior de un vehículo patrulla metros después de la ubicación de un radar fijo.
Al colocar dos radares casi seguidos de diferente tipología (el primero de tipo fijo, señalizado y con ubicación exacta anunciada de forma pública; y el segundo, metros después, de tipo móvil y cuya ubicación va variando), las autoridades que controlan el tráfico lo que pretenden es vigilar a aquellos conductores que tienen la costumbre de frenar y reducir la velocidad antes de llegar al punto del radar fijo y, justo después, volver a pisar el acelerador para continuar circulando por encima del límite de velocidad establecido.
En definitiva, la única manera que hay para evitar una multa por radar de cascada es circular siempre respetando los límites de velocidad establecidos en cada vía.