Muere Manfred von Brauchitsch, ex-piloto de F1

La agresividad al volante de Von Brauchitsch era conocida por todos, que admiraban (y, en el caso de los técnicos, temían) su forma de conducir. Sus principales triunfos llegaron con Mercedes, marca a la que ha permanecido fiel hasta su muerte.

Manfred von Brauchitsch decidió dedicarse a la Fórmula Uno en 1929, después de que un accidente de moto le apartara de la carrera militar. Tres años después llegó su primera victoria, al volante de un monoplaza Mercedes Benz. En el trazado de Avus, superó al Alfa Romeo de Caracciola (otro de los grandes en los años 30), registrando una velocidad de 143 km/h, y comenzó su leyenda.

El piloto alemán conquistó 45 victorias en 6 temporadas y, según los expertos, podría haber subido más veces al primer escalón del podio de no haber sido por su agresividad al volante. Su forma de conducir arrancaba aplausos a los espectadores, pero desesperaba a los ingenieros, que debían reparar múltiples desperfectos después de cada carrera. Al estallar la guerra, sirvió en la división motorizada y trabajó como asesor del arquitecto de Hitler, Albert Speer. Cuando terminó el conflicto bélico, se trasladó a Argentina y, a su regreso, fue nombrado presidente del Club Automovilístico Alemán. En los años 50 huyó a la República Democrática, donde fue recibido como un héroe por sus compatriotas, que aún tenían muy recientes los triunfos del germano.

Tras la unificación, solía asistir a presentaciones de Mercedes: la buena relación con la automovilística se extendió hasta el momento de su muerte, el pasado 5 de febrero, a los 97 años.