‘Motomultas’, el nuevo terror controlador de los parquímetros

Cuatro motos ya circulan por Madrid controlando si se ha abonado correctamente o no el pago para el estacionamiento regulado de la capital (SER).

Alejandra Otero

‘Motomultas’,  el nuevo terror controlador de los parquímetros
‘Motomultas’, el nuevo terror controlador de los parquímetros

Nunca falta inversión si el objetivo es recaudatorio. Y desde luego la nueva política de parquímetros de Madrid casi ni esconde haber sido creada para ello: ahora se paga más disfrutando  de menos tiempo de estacionamiento. Los efectivos controladores también han aumentado desde que los nuevos parquímetros operan en Madrid: a los ya conocidos trabajadores que patrullan las calles en busca de coches que no hayan pagado o se hayan pasado de hora, se sumaron en enero cinco automóviles que les chivaban las matrículas para facilitarles la tarea. Y a este cada vez más creciente ‘ejército controlador’ se han sumado ahora cuatro motos, nacidas para cazar y sancionar aún más rápido que sus compañeros de cuatro ruedas y de dos piernas.

En fase de pruebas y con otras cuatro esperando en la recámara, estas ‘motomultas’ de la marca Piaggio cuentan con una cámara ubicada en el mástil y una caja de registro. Su agilidad respecto a un coche y su rapidez respecto a una persona caminando las convierte en el mejor fichaje en lo que a la caza del incauto se refiere. A través de la lectura de matrícula, detectan si un coche no ha pagado o no ha renovado la hora y envía los datos recopilados a los controladores de cada zona. Así, éstos pueden multar a los incautos en un abrir y cerrar de ojos, evitando la picaresca de los conductores, ya que no necesitan estar in situ para ‘extender la receta’.

Por el momento, las cuatro motos cubren todas las zonas con parquímetro de Madrid: dos operan en el norte de la capital y dos en el sur. Y seguramente las otras cuatro no se harán esperar mucho. Parece que Ana Botella, en los últimos coletazos de su mandato, quiere irse fiel a su estilo: haciendo ruido. Mientras tanto, Madrid se está convirtiendo en una ciudad donde los coches cada vez tienen menos sitio, pero el Ayuntamiento hace poco por mejorar el transporte público.