Cuatro años después de su lanzamiento, Mercedes no descuida su clase M, que ahora recibe una puesta al día con el objetivo de dotar a estos todo terrenos de un mejor comportamiento en carretera. Exteriormente, esta nueva saga se muestra más refinada con nuevos paragolpes, faros y embellecedores del color de la carrocería. Destacan las nuevas llantas y los intermitentes incluidos en los espejos retrovisores. Con estos cambios, los Clase M quieren arrebatar espacio en el mercado a los Lexus RX y los BMW X5, sus más directos competidores.
En total, como afirma la propia marca, se han renovado o modificado más de 1.100 piezas y ahora estos modelos ganan a sus predecesores, sobre todo en carretera, pero la máxima novedad está debajo del capó y, concretamente, gracias a dos nuevos propulsores que provienen de la Clase S, la familia de las berlinas de representación de la marca.
Se trata de dos V8, uno Diesel y otro gasolina. El primero de ellos, incorporado en el ML 400 Cdi, alcanza, según Mercedes, 250 caballos de potencia, rebasa los 213 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 8,1 segundos. La compañía alemana afirma que "es uno de los propulsores Diesel más poderosos del mundo", gracias a su inyección directa de conducto común (comon rail), su compresor biturbo y sus cuatro válvulas por cilindro.
La versión gasolina, que da vida al ML 500, genera 292 CV, pero, siguiendo los datos de la marca, sus prestaciones no son muy superiores a las de su homólogo de gasoil (pasa de 0 a 100 km/h en 7,7 y consigue una velocidad de 221 km/h).
Todavía no se conoce su equipación final, pero Mercedes ya ha adelantado que ha completado la dotación de seguridad y los nuevos Clase M montarán de serie airbag de cortinilla, que se sumarán a los tradicionales airbags frontales y laterales. Además, de fábrica, incluirán ABS y climatizador.