Mazda 5

En septiembre, Mazda pondrá a la venta en España el Mazda 5, su nuevo monovolumen compacto. El coche, que sustituye al Premacy, ofrece un ingenioso interior de siete plazas y una innovadora carrocería con puertas corredizas para las filas traseras. Se podrá comprar por un mínimo de 22.450 euros.

Mazda 5
Mazda 5

Con el 1.8 de 115 CV (el motor gasolina que más esperan vender en España), el Mazda 5 se muestra un tanto perezoso. Se deja notar demasiado el peso y, si la carretera no es favorable, nos vemos obligados a mover bastante la palanca de cambios para exprimir las posibilidades de la mecánica. Afortunadamente, los desarrollos escogidos son cortos y eso facilita las cosas.Esta falta de presencia se esfuma cuando conducimos el 2.0. Sus brillantes 145 CV y su mejor par máximo (18,5 mkg) mueven sin problemas al coche y nos sobra energía para todo. Se muestra noble y progresivo, con facilidad para estirarse y un gran rendimiento a cualquier régimen.
Acaso a esta mecánica le hubiera ido mejor una quinta más larga que la hiciera todavía más agradable y ahorradora. Una sexta marcha sería todavía más recomendable, pero sólo los Diesel podrán llevar cajas de seis relaciones. Uno de los pilares de Mazda es su espíritu deportivo y audaz, resumido en la ya popular expresión “Zoom-zoom". Fieles a esta idea, los ingenieros nipones han desarrollado un coche que, a pesar de su vocación familiar, siga satisfaciendo a los que gustan de la diversión al volante. No en vano su público objetivo incluye a las parejas jóvenes que, al tener ya uno o dos hijos, tienen que abandonar el formato coupé o compacto para pasarse a coches de más amplitud.En esta búsqueda de justo medio entre el confort, la habitabilidad y el dinamismo, Mazda ha construido un chasis muy equilibrado que destaca, sobre todo, por su agilidad y con el que esperan alcanzar cinco estrellas en los tests de EuroNCAP. Es necesario señalar que este bastidor es el mismo que emplean Ford Focus y Mazda3, pero con la batalla alargada de 2,64 a 2,75 metros.En el eje delantero, un sólido esquema McPherson con estabilizadora y una rápida y precisa dirección realizan un trabajo magnífico, secundado por una suspensión multibrazo y otra estabilizadora en el tren posterior. Entre todos, logran que tanta carrocería y tanto peso (1.470 kg) interfieran lo menos posible en la conducción. De hecho, la ausencia de balanceo es casi total, apenas un tímido cabeceo cuando se apoya con mucha fuerza.
Dentro de este buen trabajo hay que destacar la amortiguación, que, con un tarado firme, hace que el coche vaya aplomado en cualquier terreno sin que se pierda confort en el habitáculo.
Es preciso desconectar el control de estabilidad para que el chasis sufra algún apuro: forzando la máquina, en carreteras muy enrevesadas, el Mazda5 tiende a irse un poco de morro. La tendencia se corrige levantando el pie, pero, ojo, porque, si vamos muy rápido, la voluminosa zaga puede tratar de insinuarse iniciando un suave deslizamiento.
En todo caso, a pesar de sus aptitudes para una conducción alegre, el Mazda5 es un monovolumen y será raro que se le dé un uso tan agresivo. Para motorizar este coche, Mazda ha tirado de la gama de motores que utiliza con el Mazda6: 1.8 de 115 CV y 2.0 de 145 CV en gasolina, y 2.0 de 110 y 143 CV en Diesel. De momento, sólo están disponibles las mecánicas de gasolina, razón que ha llevado a Mazda España a retrasar la venta del coche hasta septiembre, cuando estarán ya los turbodiésel. En otros países ya se ha puesto a la venta el coche, pero sólo en gasolina.Los turbodiésel que vendrán son dos variantes del 2.0 CRTD de origen Ford, una con 110 y otra con 143 CV. En ambos casos estamos ante un motor con inyección por common rail de segunda generación y filtro antipartículas. Por la experiencia que tenemos con estas mecánicas, sabemos que son suaves, progresivas y bastante enérgicas.De esta forma, en nuestra toma de contacto italiana no hemos podido conducir más que las dos primeras variantes, ambas dotadas con caja de cambios manual de cinco relaciones, la única disponible por el momento. Por cierto: esta caja muestra un tacto un tanto espeso y torpe.Con el 1.8 de 115 CV (el motor gasolina que más esperan vender en España), el Mazda 5 se muestra un tanto perezoso. Se deja notar demasiado el peso y, si la carretera no es favorable, nos vemos obligados a mover bastante la palanca de cambios para exprimir las posibilidades de la mecánica. Afortunadamente, los desarrollos escogidos son cortos y eso facilita las cosas.Esta falta de presencia se esfuma cuando conducimos el 2.0. Sus brillantes 145 CV y su mejor par máximo (18,5 mkg) mueven sin problemas al coche y nos sobra energía para todo. Se muestra noble y progresivo, con facilidad para estirarse y un gran rendimiento a cualquier régimen.
Acaso a esta mecánica le hubiera ido mejor una quinta más larga que la hiciera todavía más agradable y ahorradora. Una sexta marcha sería todavía más recomendable, pero sólo los Diesel podrán llevar cajas de seis relaciones. Uno de los pilares de Mazda es su espíritu deportivo y audaz, resumido en la ya popular expresión “Zoom-zoom". Fieles a esta idea, los ingenieros nipones han desarrollado un coche que, a pesar de su vocación familiar, siga satisfaciendo a los que gustan de la diversión al volante. No en vano su público objetivo incluye a las parejas jóvenes que, al tener ya uno o dos hijos, tienen que abandonar el formato coupé o compacto para pasarse a coches de más amplitud.En esta búsqueda de justo medio entre el confort, la habitabilidad y el dinamismo, Mazda ha construido un chasis muy equilibrado que destaca, sobre todo, por su agilidad y con el que esperan alcanzar cinco estrellas en los tests de EuroNCAP. Es necesario señalar que este bastidor es el mismo que emplean Ford Focus y Mazda3, pero con la batalla alargada de 2,64 a 2,75 metros.En el eje delantero, un sólido esquema McPherson con estabilizadora y una rápida y precisa dirección realizan un trabajo magnífico, secundado por una suspensión multibrazo y otra estabilizadora en el tren posterior. Entre todos, logran que tanta carrocería y tanto peso (1.470 kg) interfieran lo menos posible en la conducción. De hecho, la ausencia de balanceo es casi total, apenas un tímido cabeceo cuando se apoya con mucha fuerza.
Dentro de este buen trabajo hay que destacar la amortiguación, que, con un tarado firme, hace que el coche vaya aplomado en cualquier terreno sin que se pierda confort en el habitáculo.
Es preciso desconectar el control de estabilidad para que el chasis sufra algún apuro: forzando la máquina, en carreteras muy enrevesadas, el Mazda5 tiende a irse un poco de morro. La tendencia se corrige levantando el pie, pero, ojo, porque, si vamos muy rápido, la voluminosa zaga puede tratar de insinuarse iniciando un suave deslizamiento.
En todo caso, a pesar de sus aptitudes para una conducción alegre, el Mazda5 es un monovolumen y será raro que se le dé un uso tan agresivo. Para motorizar este coche, Mazda ha tirado de la gama de motores que utiliza con el Mazda6: 1.8 de 115 CV y 2.0 de 145 CV en gasolina, y 2.0 de 110 y 143 CV en Diesel. De momento, sólo están disponibles las mecánicas de gasolina, razón que ha llevado a Mazda España a retrasar la venta del coche hasta septiembre, cuando estarán ya los turbodiésel. En otros países ya se ha puesto a la venta el coche, pero sólo en gasolina.Los turbodiésel que vendrán son dos variantes del 2.0 CRTD de origen Ford, una con 110 y otra con 143 CV. En ambos casos estamos ante un motor con inyección por common rail de segunda generación y filtro antipartículas. Por la experiencia que tenemos con estas mecánicas, sabemos que son suaves, progresivas y bastante enérgicas.De esta forma, en nuestra toma de contacto italiana no hemos podido conducir más que las dos primeras variantes, ambas dotadas con caja de cambios manual de cinco relaciones, la única disponible por el momento. Por cierto: esta caja muestra un tacto un tanto espeso y torpe.Con el 1.8 de 115 CV (el motor gasolina que más esperan vender en España), el Mazda 5 se muestra un tanto perezoso. Se deja notar demasiado el peso y, si la carretera no es favorable, nos vemos obligados a mover bastante la palanca de cambios para exprimir las posibilidades de la mecánica. Afortunadamente, los desarrollos escogidos son cortos y eso facilita las cosas.Esta falta de presencia se esfuma cuando conducimos el 2.0. Sus brillantes 145 CV y su mejor par máximo (18,5 mkg) mueven sin problemas al coche y nos sobra energía para todo. Se muestra noble y progresivo, con facilidad para estirarse y un gran rendimiento a cualquier régimen.
Acaso a esta mecánica le hubiera ido mejor una quinta más larga que la hiciera todavía más agradable y ahorradora. Una sexta marcha sería todavía más recomendable, pero sólo los Diesel podrán llevar cajas de seis relaciones. Uno de los pilares de Mazda es su espíritu deportivo y audaz, resumido en la ya popular expresión “Zoom-zoom". Fieles a esta idea, los ingenieros nipones han desarrollado un coche que, a pesar de su vocación familiar, siga satisfaciendo a los que gustan de la diversión al volante. No en vano su público objetivo incluye a las parejas jóvenes que, al tener ya uno o dos hijos, tienen que abandonar el formato coupé o compacto para pasarse a coches de más amplitud.En esta búsqueda de justo medio entre el confort, la habitabilidad y el dinamismo, Mazda ha construido un chasis muy equilibrado que destaca, sobre todo, por su agilidad y con el que esperan alcanzar cinco estrellas en los tests de EuroNCAP. Es necesario señalar que este bastidor es el mismo que emplean Ford Focus y Mazda3, pero con la batalla alargada de 2,64 a 2,75 metros.En el eje delantero, un sólido esquema McPherson con estabilizadora y una rápida y precisa dirección realizan un trabajo magnífico, secundado por una suspensión multibrazo y otra estabilizadora en el tren posterior. Entre todos, logran que tanta carrocería y tanto peso (1.470 kg) interfieran lo menos posible en la conducción. De hecho, la ausencia de balanceo es casi total, apenas un tímido cabeceo cuando se apoya con mucha fuerza.
Dentro de este buen trabajo hay que destacar la amortiguación, que, con un tarado firme, hace que el coche vaya aplomado en cualquier terreno sin que se pierda confort en el habitáculo.
Es preciso desconectar el control de estabilidad para que el chasis sufra algún apuro: forzando la máquina, en carreteras muy enrevesadas, el Mazda5 tiende a irse un poco de morro. La tendencia se corrige levantando el pie, pero, ojo, porque, si vamos muy rápido, la voluminosa zaga puede tratar de insinuarse iniciando un suave deslizamiento.
En todo caso, a pesar de sus aptitudes para una conducción alegre, el Mazda5 es un monovolumen y será raro que se le dé un uso tan agresivo. Para motorizar este coche, Mazda ha tirado de la gama de motores que utiliza con el Mazda6: 1.8 de 115 CV y 2.0 de 145 CV en gasolina, y 2.0 de 110 y 143 CV en Diesel. De momento, sólo están disponibles las mecánicas de gasolina, razón que ha llevado a Mazda España a retrasar la venta del coche hasta septiembre, cuando estarán ya los turbodiésel. En otros países ya se ha puesto a la venta el coche, pero sólo en gasolina.Los turbodiésel que vendrán son dos variantes del 2.0 CRTD de origen Ford, una con 110 y otra con 143 CV. En ambos casos estamos ante un motor con inyección por common rail de segunda generación y filtro antipartículas. Por la experiencia que tenemos con estas mecánicas, sabemos que son suaves, progresivas y bastante enérgicas.De esta forma, en nuestra toma de contacto italiana no hemos podido conducir más que las dos primeras variantes, ambas dotadas con caja de cambios manual de cinco relaciones, la única disponible por el momento. Por cierto: esta caja muestra un tacto un tanto espeso y torpe.Con el 1.8 de 115 CV (el motor gasolina que más esperan vender en España), el Mazda 5 se muestra un tanto perezoso. Se deja notar demasiado el peso y, si la carretera no es favorable, nos vemos obligados a mover bastante la palanca de cambios para exprimir las posibilidades de la mecánica. Afortunadamente, los desarrollos escogidos son cortos y eso facilita las cosas.Esta falta de presencia se esfuma cuando conducimos el 2.0. Sus brillantes 145 CV y su mejor par máximo (18,5 mkg) mueven sin problemas al coche y nos sobra energía para todo. Se muestra noble y progresivo, con facilidad para estirarse y un gran rendimiento a cualquier régimen.
Acaso a esta mecánica le hubiera ido mejor una quinta más larga que la hiciera todavía más agradable y ahorradora. Una sexta marcha sería todavía más recomendable, pero sólo los Diesel podrán llevar cajas de seis relaciones. Uno de los pilares de Mazda es su espíritu deportivo y audaz, resumido en la ya popular expresión “Zoom-zoom". Fieles a esta idea, los ingenieros nipones han desarrollado un coche que, a pesar de su vocación familiar, siga satisfaciendo a los que gustan de la diversión al volante. No en vano su público objetivo incluye a las parejas jóvenes que, al tener ya uno o dos hijos, tienen que abandonar el formato coupé o compacto para pasarse a coches de más amplitud.En esta búsqueda de justo medio entre el confort, la habitabilidad y el dinamismo, Mazda ha construido un chasis muy equilibrado que destaca, sobre todo, por su agilidad y con el que esperan alcanzar cinco estrellas en los tests de EuroNCAP. Es necesario señalar que este bastidor es el mismo que emplean Ford Focus y Mazda3, pero con la batalla alargada de 2,64 a 2,75 metros.En el eje delantero, un sólido esquema McPherson con estabilizadora y una rápida y precisa dirección realizan un trabajo magnífico, secundado por una suspensión multibrazo y otra estabilizadora en el tren posterior. Entre todos, logran que tanta carrocería y tanto peso (1.470 kg) interfieran lo menos posible en la conducción. De hecho, la ausencia de balanceo es casi total, apenas un tímido cabeceo cuando se apoya con mucha fuerza.
Dentro de este buen trabajo hay que destacar la amortiguación, que, con un tarado firme, hace que el coche vaya aplomado en cualquier terreno sin que se pierda confort en el habitáculo.
Es preciso desconectar el control de estabilidad para que el chasis sufra algún apuro: forzando la máquina, en carreteras muy enrevesadas, el Mazda5 tiende a irse un poco de morro. La tendencia se corrige levantando el pie, pero, ojo, porque, si vamos muy rápido, la voluminosa zaga puede tratar de insinuarse iniciando un suave deslizamiento.
En todo caso, a pesar de sus aptitudes para una conducción alegre, el Mazda5 es un monovolumen y será raro que se le dé un uso tan agresivo. Para motorizar este coche, Mazda ha tirado de la gama de motores que utiliza con el Mazda6: 1.8 de 115 CV y 2.0 de 145 CV en gasolina, y 2.0 de 110 y 143 CV en Diesel. De momento, sólo están disponibles las mecánicas de gasolina, razón que ha llevado a Mazda España a retrasar la venta del coche hasta septiembre, cuando estarán ya los turbodiésel. En otros países ya se ha puesto a la venta el coche, pero sólo en gasolina.Los turbodiésel que vendrán son dos variantes del 2.0 CRTD de origen Ford, una con 110 y otra con 143 CV. En ambos casos estamos ante un motor con inyección por common rail de segunda generación y filtro antipartículas. Por la experiencia que tenemos con estas mecánicas, sabemos que son suaves, progresivas y bastante enérgicas.De esta forma, en nuestra toma de contacto italiana no hemos podido conducir más que las dos primeras variantes, ambas dotadas con caja de cambios manual de cinco relaciones, la única disponible por el momento. Por cierto: esta caja muestra un tacto un tanto espeso y torpe.