Mucho se está especulando acerca de la India y de su enorme potencialidad para, en los próximos años, convertirse en un gigante económico. Los escépticos aún dudan de su capacidad para lograrlo. Esgrimen argumentos tales como que una economía de este tipo, en muchos sectores tutelada por el Estado, con un sinfín de problemas sociales y políticos, con unas infraestructuras tercermundistas y con enormes bolsas de pobreza, no puede, en modo alguno, convertirse en una alternativa, ni siquiera a medio plazo, a las grandes potencias económicas mundiales. Si acaso, continúan, su fuerte radica en la industria de la informática, de tal suerte que su crecimiento está vinculado y, por ende, lastrado, a este reducido sector industrial, ya que sólo exporta talentos informáticos, reduciendo las vocaciones por otros ámbitos empresariales.El consorcio Mahindra ha comenzado a romper los estereotipos y a dar la razón a los que apuestan por la India. Tras la incursión del fabricante de automóviles Tata en un mercado tan competitivo como el europeo, ahora le toca el turno a este grupo industrial, conocido a escala mundial por su fortaleza en la construcción de tractores. Y lo hace a través del sur del Mediterráneo. Francia e Italia, primero, y España, después, son las vías de entrada a un nicho de mercado que pretende conquistar a través de la fiabilidad, el precio y la dureza de sus productos. La división de automoción de Mahindra llega a nuestro país con tres productos: el todo terreno Goa, su versión pick-up y el Bolero, un Pick-up sumamente barato. La firma ha decidido explotar lo que ella considera su ventaja comparativa sobre el resto de las marcas: su producción de vehículos eminentemente agrícolas, camperos, rurales o como se les quiera denominar. Y es que, en su país, Mahindra domina el mercado local de todo terrenos y pick-ups con un 50 por ciento de mercado. Como explican directivos de su importadora en España, Sino Motors, “no están interesados en otro tipo de realizaciones que no sean vehículos de uso rural. No les interesa porque su fuerte está en vehículos que son auténticos 4x4 y que garantizan dureza, resistencia al trabajo, fiabilidad, calidad, precio económico y mantenimiento simple".Así, buscarán su hueco en el mercado en un medio eminentemente rural. Por esta razón, consideran el sur de Europa el mejor lugar para comprobar la potencialidad comercial de sus productos, ya que, a su juicio, este nicho aún no está lo suficientemente explotado y aún no hay competencia. En España, su objetivo está en llegar a las 1.200 unidades anuales, de las que el Goa representará el 50 por ciento de las ventas.El todo terreno Goa será la realización estrella de la compañía en Europa, su buque insignia. Renovado en marzo de 2006, el nuevo Goa estará en los concesionarios españoles de Mahindra a partir del 15 de julio. Se trata de un modelo robusto, muy cuadrado de formas y muy sobrio en su interior, cuya virtud radica en las capacidades off-road que proporciona.
Versiones y motor
Mahindra ha optado por entrar en España con un único motor un turbodiésel de 2,6 litros, producido con la colaboración del fabricante austriaco AVL. Se trata del primer propulsor indio de inyección directa de gasóleo por “common rail". Rinde 115 CV (110 declarados) y proporciona una cifra de par máximo de 27 mkg a 1.900 revoluciones.
El Goa estará disponible en dos versiones: 4x2 (tracción trasera) y 4x2 convertible eléctricamente en 4x4 con reductora. Para pasar de tracción trasera a integral con marchas cortas o largas, simplemente hay que accionar un conmutador a la posición deseada.
En tramos más sinuosos y de peor trazado, el balanceo y el traqueteo se hacen más ostensibles y las blandas suspensiones hacen que el viaje sea menos cómodo que en caminos rurales. A la hora de enfrentarse a repechos o descender pendientes, sus cotas off-road y la posibilidad de disponer de reductora garantizan que afrontará los obstáculos con éxito. Nos ha llamado la atención la distancia de los ejes al suelo algo que, en la práctica, se ha plasmado en la ausencia de roces en los bajos en todas las situaciones a las que le hemos sometido.
Su comportamiento en carretera tampoco es desdeñable para un vehículo tan pesado, tan alto y tan cuadrado. En curvas amplias y a gran velocidad, la carrocería se inclina, por otra parte, consecuencia lógica de sus casi 2 metros de altura, aunque sin perder aplomo. La anchura de vías contribuye a un rodar sin sobresaltos. Además, no es un vehículo con pretensiones ruteras, sino todo terreno, con lo que no es necesario circular a ritmos excesivamente elevados. Su motor turbodiésel empuja correctamente y, aunque no es silencioso, su sonoridad no desagrada en demasía.
A bordo, los asientos han resultado correctos, aunque sin alardes. Son mullidos y, consecuentemente, en curvas no agarran todo lo que sería deseable. La visibilidad es buena, pero la postura de conducción se ha revelado, cuando menos, extraña, ya que ha costado encontrar una posición que nos permita llegar a los pedales correctamente. El parabrisas delantero está muy cerca, y apenas hay distancia entre el borde exterior del salpicadero y el cristal, lo que influye en una guantera de dimensiones reducidas. Esa carencia queda suplida con la proliferación de huecos portaobjetos, incluso, en las puertas traseras donde cuenta con un hueco para botes y botellas. La calidad de los materiales no es su punto fuerte, pero el tacto es agradable y cumple con creces las pretensiones. Recapitulando, una realización muy práctica, con las ideas claras de hacia qué nicho del mercado se dirige y con la ausencia de elementos superfluos que encarecen el producto. El éxito del Goa estará en saber llegar al público potencial buscado y, sobre todo, en vender fiabilidad, durabilidad y capacidad de trabajo, dado que las demandas de los posibles compradores van por este camino. En este sentido, disponer de una buena red de distribución de recambios se revela fundamental, si no quiere sufrir los mismos avatares que otras compañías de cariz parecido a Mahindra se han encontrado a la hora de establecerse en Europa.