El Instituto Metropolitano del Taxi de Barcelona, Imet, ha sido el primer organismo en denunciar las dificultades que plantea la nueva normativa a los taxistas. De hecho, en una aplicación estricta de la ley, deberían contar con varios tipos de sillitas, para ofrecer al cliente infantil la más adecuada. En la práctica, esta posibilidad se antoja inverosímil, con lo que muchos profesionales han empezado a rechazar viajes cuando uno de los viajeros es un niño: tienen miedo a que les multen si el pequeño circula sin la silla correspondiente.
Ante esta situación, el Imet ha pedido a la DGT que exima a los taxistas de cumplir con esta parte de la nueva normativa. De momento, hasta que se solucione el problema, autoriza a los taxistas de Barcelona a rechazar aquellos servicios que consideren problemáticos por estas razones. La respuesta de las autoridades de Tráfico no se ha hecho espera mucho, aunque sin demasiada claridad. Primero, tanto la DGT como su homólogo catalán, el Servei Català de Trànsit, afirmaron que los taxistas debían cumplir con la legalidad y que, de no hacerlo, recibirían la correspondiente multa. Sin embargo, la DGT ha cambiado a última hora de parecer. Según explica el Periódico de Cataluña en su edición de hoy, el propio director general, Pere Navarro, confirmó ayer que ha dado orden de que no se exija la sillita en los recorridos urbanos. Es decir, que el taxi sólo debe contar con el asiento especial cuando se circule de población a población.
La Dirección General de Tráfico, a través de un portavoz, ha confirmado a Autopista Online que, efectivamente, los taxis quedarán liberados de utilizar la silla para niños en los recorridos urbanos. En los próximos meses, la Administración elaborará una modificación legal en el Reglamento de Conductores para dar cobertura legal a esta excepción.
Queda por ver qué sucede cuando el servicio requerido sea interurbano. En esa situación, el taxi estará obligado a llevar a los niños bien sentados. En algunas ciudades ya se han planteado cómo resolver el problema: en Tarragona, por ejemplo, los taxis han decidido que sea el cliente quien aporte la silla. Eso sí, los conductores la colocarán y sujetarán. Al parecer, el conflicto deviene de una mala aplicación de la normativa europea. La obligación de utilizar sillas infantiles homologadas está impuesta por una directiva de la Unión Europa que fue mal traspuesta al ordenamiento jurídico español.En la Comunidad de Madrid ha estallado la polémica tras la redacción del nuevo Reglamento del Taxi. La normativa, que entrará próximamente en vigor, todavía está en fase de borrador, pero ya se sabe que autorizará a los empresarios a acumular seis licencias de taxi. Es decir: una misma persona puede operar seis taxis diferentes. Además, se permite por primera vez que hay “empresas de taxis", es decir, sociedades, no sólo autónomos.La modificación es sustancial pues, hasta ahora, el taxi era cosa de empresarios autónomos y, además, cada uno de ellos sólo podía tener una licencia y, por tanto, un solo coche.
Ante el cambio, la Federación Profesional del Taxi ya ha mostrado su descontento y ha calificado el texto de “cúmulo de despropósitos". Sus portavoces han pedido a la Comunidad de Madrid que retire estas novedades del reglamento, porque, en su opinión, “fomentarán la especulación con las licencias y se dejará el taxi en manos de cualquiera que tenga un carné de conducir". Explican que, al permitir la gestión del taxi por parte de empresas, se dará lugar a la creación de sociedades interpuestas que, de seis en seis licencias, acaparen todas las que puedan.
Para subrayar sus peticiones, los taxistas madrileños amenazan con movilizaciones y protestas que pondrán “Madrid patas arriba".