Los diez tipos de conductores kamikaze

El retrato robot de un kamikaze sería el de un individuo con tendencias antisociales y violentas, frustrado en sus aspiraciones, con escaso control personal e incapaz de reaccionar adecuadamente frente al estrés emocional intenso, a juicio del catedrático de Seguridad Vial de la Universidad de Valencia Luis Montoro.

Montoro, presidente de la Fundación española para la Seguridad Vial (FESVIAL), estudioso del fenómeno de la conducción en dirección contraria, ha clasificado hasta diez tipos de conductas "Kamikaze", según la personalidad: — El pagado: Actúa como un "caballo de carreras". Puede haber apuestas, el incentivo es la emoción y el aliciente el dinero en juego. — El desequilibrado: Tiene alteraciones de comportamiento. Destacaría el sociópata, una persona asocial, sin lazos afectivos, sin sentimientos de culpa y sin conciencia del bien y del mal. Pueden experimentar placer viendo reaccionar con miedo a otros conductores. — El grupo violento: Buscan adquirir o mantener el liderazgo en un grupo marginado y violento, y en competitividad con otros grupos con los que se comparan. — El resentido: Pretende causar daño a los demás, manifiesta resentimiento. Seguramente han cometido algún delito que les ha llevado a la cárcel o ante la justicia. — El aburrido: Siente placer experimentando el riesgo con vehículos. Puede ser social y económicamente acomodado y pretende excitación para salir de la monotonía. — El toxicómano: Se sientan al volante bajo el efecto de drogas, fármacos, alcohol o combinaciones de distintas sustancias. — El imitador: Repite la violencia que ve en otros kamikazes o en su entorno y en los medios de comunicación. — El erróneo: Por distracción, mala señalización de la vía, equivocación, u otros factores involuntarios, incurren en un comportamiento suicida sin premeditación. — El que huye: Incurre en una conducta suicida yendo en contradirección, a gran velocidad, al huir de la policía por algún delito o infracción. — El suicida: Pasa por una fuerte crisis y utiliza el vehículo como instrumento para quitarse la vida, sin importarles que mueran otras personas. Seis personas han fallecido este año al colisionar contra un vehículo que circulaba en sentido contrario, en una docena de accidentes registrados hasta el 11 de febrero. Otras 24 personas perdieron la vida en 2007 en estas circunstancias. Lo llamativo de estos siniestros es que casi siempre las víctimas circulaban correctamente, mientras que los infractores quedan con vida, y que la tasa de mortalidad es más alta que en el conjunto de accidentes de tráfico. El presunto kamikaze que el domingo 10 de febrero causó la muerte a un matrimonio en Alicante ingresará en prisión en cuanto sea dado de alta en el hospital, por orden del juez, que le imputa dos delitos de homicidio, y descarta, al parecer, que circulara en sentido contrario por error. Los conductores en dirección contraria causaron en 2007 la muerte a 24 personas en 70 accidentes en vías de doble sentido, según datos facilitados por el Observatorio de la Seguridad Vial. No se incluyen en la cifra los de carreteras secundarias, en las que en la misma calzada confluyen los dos sentidos, por la dificultad de determinar si es un accidente al pasarse al otro carril o un caso de circulación a contravía, explica su directora, Anna Ferrer. Son accidentes que, cuantitativamente, "no tienen peso" en el conjunto de siniestralidad y no se han estudiado con detenimiento, aunque dado que son llamativos, señala la directora del Observatorio, "vamos a profundizar, recopilar los atestados, declaraciones de testigos y revisar el punto de entrada, la señalización...". "Habría que hacer un estudio en profundidad", coincide el catedrático de Seguridad Vial de la Universidad de Valencia Luis Montoro, porque "no podemos permitir que la señalización o el diseño de la vía den lugar a un error, eso es lo primero, y luego actuar con medidas educativas y legales". La DGT denomina a estos infractores Conductores en Conducción Contraria (CCC) y en la última década han provocado una media de 130 accidentes anuales, con entre 25 y 30 muertos cada año. La mitad de los accidentes ocurrió por la noche y un 25 por ciento bajo los efectos del alcohol, el 80 por ciento de los conductores eran varones y el 20 por ciento, extranjeros. La mayoría son errores del individuo o la señalización, los suicidas son un porcentaje mínimo. Estudios internacionales hablan entre un 0,5 y un 1 por ciento, "y me parece exagerado", ha afirmado Montoro. Por su parte, Anna Ferrer afirma que hay conductores que, por su personalidad, adicción o enfermedad mantienen conductas arriesgadas para ellos y para la vida de los demás, y hay que sacarlos de la carretera: "Las herramientas son las sanciones y la vigilancia, pero la solución no es sólo la cárcel, la rehabilitación ha de ser por otras vías, públicas o sociales". Cuando hay algún problema psiquiátrico, opina Francisco Canes, presidente de la Asociación para la Defensa e Integración de Accidentes (DIA), el individuo debe estar controlado por la Sanidad y con una mayor implicación de la familia. "De nada sirve retirarle el carné, podría coger igual un coche". Para reducir estos accidentes, Francisco Canes propone señalizar bien las entradas y salidas de las carreteras, y aumentar el número de agentes de la guardia civil: "Tú puedes detectar un vehículo y alertar al 112, pero cuando es interceptado ha recorrido ya muchos kilómetros. Veinte kilómetros a 120 por hora son diez minutos". También cabría plantearse la implantación de sistemas de control como los de los túneles que detectan si un vehículo entra en sentido contrario a la marcha, para "que sea detenido lo antes posible, porque el riesgo está en relación con el camino recorrido", añade Juan Antonio Sánchez, psicólogo del RACE. "Analizar los costes y si es posible avisar a otros conductores del problema".