“El problema no es el Diesel. Son los coches viejos que circulan por nuestras carreteras". Así de tajante se ha mostrado Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de Anfac, asociación de fabricantes de vehículos en España, ante la persecución iniciada por el Gobierno contra este carburante. Es necesario “prudencia, ponderación y diálogo", reclama Anfac.
Según Anfac, la guerra abierta del ejecutivo contra el Diesel no responde a la realidad actual de esta tecnología y es perjudicial para las ventas, los consumidores y la consolidación y transformación tecnológica de las fábricas españolas y su liderazgo mundial. Declaraciones como las recientemente efectuadas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de una subida en el impuesto al Diesel en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2019, generan incertidumbre en los ciudadanos.
El Diesel no contamina más
Debido a los avances tecnológicos, los nuevos vehículos Diesel emiten hasta un 84% menos de emisiones contaminantes NOx y un 90% menos de partículas que los automóviles de más de 15 años de antigüedad. “Por ello, una posible subida de los impuestos al Diesel no puede estar justificada por sus emisiones contaminantes", concreta Anfac.
Lo que habría que hacer es “dar un enfoque integral para el sector de la automoción que recoja una fiscalidad nueva y más verde que fomente la renovación del parque". Por ello es fundamental “la armonización de las políticas de movilidad en todo el territorio español, el fomento del vehículo cero y bajas emisiones y el apoyo a las inversiones productivas, tecnológicas y de calado industrial".
Los Diesel ya no se venden y, de segunda mano, son más baratos
La posible subida de impuestos al Disesl o anuncios como los realizados por la ministra para Transición Ecológica, Teresa Ribera, afirmando que “el Diesel tiene los días contados" son tremendamente perjudiciales para las ventas. En los últimos meses el porcentaje de ventas de los coches de gasoil ha ido descendiendo: ha perdido seis puntos porcentuales de cuota de mercado. Además, los vehículos Diesel están disminuyendo drásticamente su valor residual, con lo que si un particular o una empresa quiere vender un coche usado lo hará por un precio muy inferior al que tenía hace meses.
Estos vaivenes bruscos de la demanda también afectan a las fábricas de vehículos: en España se ensamblan al año más de 1,4 millones de automóviles Diesel y dos millones de motores. "Las líneas de producción españolas se adecúan con bastante flexibilidad a la demanda, pero los picos impactan sobre su planificación, la amortización de sus inversiones y sus acuerdos con proveedores, con la consecuente reducción de su competitividad", aclara Anfac.