Los chinos prefieren marcas extranjeras

A pesar de los esfuerzos de Pekín por que una firma de su país se convierta en una marca mundial que imite la historia de los grandes fabricantes japoneses y surcoreanos, los propios consumidores chinos prefieren, cada vez más, marcas extranjeras de vehículos a las de su propio país.

Los chinos prefieren marcas extranjeras
Los chinos prefieren marcas extranjeras

Según la Asociación China de Fabricantes de Automóviles -una de las dos grandes agrupaciones industriales del sector en el país-, el 63 por ciento de los compradores chinos del pasado mes de julio se decantó por marcas foráneas, en una tendencia que se ha disparado en los últimos dos años.

En enero de 2010 las marcas chinas mantenían aún el 49,2 por ciento de su propio mercado pero desde entonces han cedido terreno hasta el actual 37 por ciento.

De seguir así, a medida que las marcas mundiales se adentran en las ciudades más pequeñas y remotas del inmenso interior chino, la mitad de los 171 fabricantes chinos actuales podrían desaparecer en tres años, según los datos que recoge hoy el diario oficial "Shanghai Daily".

"Los coches de marca china están en lo más bajo de la cadena alimenticia, muchos consumidores tienen prejuicios contra ellos", reconoce el vicepresidente de ventas de la Corporación Industrial del Automóvil de Pekín (BAIC), Liu Yu, que sufre para cumplir su objetivo de 2012 de aumentar en 150 su red de concesionarios.

El directivo de BAIC encuentra dificultades incluso ofreciendo subvenciones a cada distribuidor por incluir sus coches. En cambio, no tiene ningún problema para aumentar la red de las empresas mixtas que comparte con Daimler y Hyundai, con las que construye modelos de esas marcas extranjeras en China.

En las tres últimas décadas, desde la apertura del sector al mundo, todos los grandes fabricantes internacionales se han establecido en el país, que les impone la condición, para producir allí, de que lo hagan mediante empresas mixtas con compañías locales.

Esto hizo de China el mayor mercado del motor del mundo, con más de 18 millones de ventas al año, que atrajo inversiones multimillonarias y creó cerca de 30 millones de puestos de trabajo, pero todo ese tiempo no ha bastado para que surjan aún, como planea Pekín, marcas nacionales similares a una Toyota o a una Hyundai chinas.

"Hemos tratado de intercambiar acceso al mercado por tecnología, pero apenas hemos logrado ninguna tecnología clave en los últimos 30 años", confiesa Liao Xionghui, vicepresidente de Lifan, una fabricante de motos de Chongqing (centro).

"El sector del automóvil en China todavía está en pañales, ¿cómo va a ganarle un niño de dos años a uno que está en su treintena?", compara Liao.

En efecto, los grandes fabricantes mundiales protegen su ventaja tecnológica sin renunciar a entrar al mercado chino, que desde el estallido de la crisis internacional se ha convertido en una tabla de salvación para muchos y en uno de los más importantes del mundo para prácticamente todos.

"Los extranjeros no quieren transferir su tecnología clave a sus socios locales y a la mayoría de las empresas estatales en realidad no les importa demasiado, se concentran más en el volumen de ventas y un alto porcentaje de utilización" de sus vehículos, comentó el analista Jeff Chung, de la inversora Daiwa de Hong Kong.

De esta manera, los fabricantes chinos se han vuelto dependientes de los grandes beneficios que consiguen produciendo modelos extranjeros, por lo que dejan en segundo lugar el desarrollo de sus propias marcas, indica Chung.

Algunas intentan romper esa tendencia, como la Corporación Industrial del Automóvil de Shanghái (SAIC), el mayor fabricante chino, que tiene empresas mixtas junto a Volkswagen y General Motors pero también lanzó, en 2007, su propia marca, Roewe ("Rongwei" en chino), con derechos que compró a la extinta Rover.

Con todo, la propia SAIC, que abandonó su marca "Shanghai" en 1991, vendió el año pasado 47.832 unidades de Roewe, lo que sólo supone el 1,3 por ciento de sus ventas totales.

Lo que sí logró Pekín es que haya marcas chinas con más de dos millones de ventas anuales, como SAIC, Dongfeng, FAW y Changan, que lo consiguieron en 2011 gracias a su alianza con firmas foráneas, mientras los fabricantes chinos también salen al exterior y se espera que sus exportaciones crezcan un 50 por ciento este año. 

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