Según informaron a EFE fuentes de la filial española de la marca de coches de lujo del Grupo Toyota, cada Lexus LFA es entregado con una carta firmada por el ingeniero Jefe de Calidad de la marca, certificando el óptimo estado de la unidad.
La logística se ha diseñado para que la llegada de los vehículos sea en el orden de antigüedad en el que fueron vendidos, independientemente del lugar del mundo.
Además, el LFA llegará a su destino, en lugar de por barco, en un contenedor específico y especialmente diseñado para su transporte.
Lexus señala que la complejidad de este sistema hace que sólo personal que, previamente ha recibido una formación específica, puede manipular el LFA a la hora de extraerlo del contenedor.
Asimismo, dentro del contenedor se ha instalado una plataforma-palet de acero con las medidas exactas de la batalla del LFA (2,605 metros).
Una vez que el LFA es liberado del contenedor, se procede a instalar la batería, ya que viene en lugar aparte y separada por medidas de seguridad, con lo que se procede a su primera puesta en marcha tras su salida de la fábrica de Motomachi (Japón).
Al contrario de los usos convencionales en el transporte de vehículos, este modelo no es cubierto por plásticos protectores al salir de la planta de fabricación, ya que su exclusiva pintura requiere un proceso especial de 'cura' al aire libre.
Todo estos cuidados tienen su explicación en la exclusividad del modelo, avalado por su precio de venta, en torno a los 415.000 euros, y a su limitada producción de 500 unidades para todo el mundo, con una cadencia productiva de un sólo coche diario.
Lexus-España ha señalado que de esta serie de 500 unidades, 50 llevarán un paquete especial de equipamiento denominado Nurburgring Edition, cuyo precio no se ha desvelado.
Hasta ahora ningún cliente español ha hecho un pedido de tan singular y cuidado modelo.
