Varios analistas del sector habían estimado un retroceso cercano al 17 por ciento tras la oleada de ataques terroristas en suelo estadounidense. Finalmente, el declive no ha sido tan pronunciado, gracias a los programas de compra a plazos de vehículos sin intereses o con ellos muy bajos lanzados casi simultáneamente por los tres grandes constructores locales: General Motors, Ford y Chrysler.
El primero de ellos, de este modo, logró detener su caída con un descenso ligeramente inferior al tres por ciento respecto al pasado septiembre y, curiosamente, en la última semana del mes su índice de ventas fue un 22 por ciento mayor, debido al éxito de la campaña de incentivos.
La compañía presidida por Jacques Nasser, por su parte, perdió un 9,7 por ciento, por debajo de la media cosechada en los nueve primeros meses del año.
La división estadounidense de DaimlerChrysler ha experimentado los resultados más negativos de la tríada, con un 27,9 por ciento de caída. Inmersa en una crisis a escala internacional, el grupo ha sufrido más que el resto de grandes fabricantes las consecuencias del 11 de septiembre, dado que comenzó la política de incentivos un poco más tarde.
Dificultades para hacer previsiones
La mayor parte de expertos del mercado coincide en señalar que estos programas de financiación sólo han servido para crear un panorama irreal del sector, actuando como fondos de emergencia para afrontar una situación puntual. Por ello, aseguran que es difícil vaticinar el futuro del sector.
Aun así, alguno de ellos ya se ha atrevido a realizar cálculos y apunta a que, a finales de año, el número de matriculaciones de vehículos nuevos ascienda a 16 millones de vehículos, un millón por encima de lo estimado inmediatamente después de los atentados.
Además, la retirada o disminución de los intereses sobre la compra a plazos incidirá negativamente en los beneficios de las empresas. "La financiación al cero por ciento ha permitido un comienzo real fulgurante, pero el coste del programa será alto", comentó el supervisor financiero de Ford, LLoyd Hansen.
Otros resultados
Del resto de fabricantes con presencia en los Estados Unidos, Hyundai, BMW y Subaru concluyeron el mes con resultados positivos. La marca coreana aumentó su índice ventas en un 50 por ciento, mientras que la alemana lo hizo en un 4,4 por ciento y la japonesa en un 2,5.
En la otra cara de la moneda Daewoo, inmersa en graves problemas económicos, Nissan y Volkswagen sufrieron con mayor crudeza la recesión del mercado norteamericano, con caídas del 64, el 19,2 y el 15,3 por ciento, respectivamente.
Otra de las firmas que se vio afectada notablemente fue la japonesa Toyota (un 4,2 por ciento de descenso), con lo que ha visto como su pretensión de rebasar a DaimlerChrysler como tercera fuerza en el mercado estadounidense deberá esperar un tiempo.