Los datos de este estudio, destaca el director técnico de la FAD, Eusebio Megías, no se corresponden con las respuestas que este sector de la población da acerca de su conocimiento sobre los efectos de las drogas y el alcohol. Un 90 por ciento asegura ‘estar bien informado’, pero, según Megías, ‘se saben la teoría’, pero no la llevan a la práctica.
La encuesta revela que para un 15 por ciento los consumos son ‘habituales’. Además, un 10 por ciento cree que el riesgo ‘mejora la experiencia’ y que el control ‘arruina la diversión’. Esto explicaría que más de un 60 por ciento reconozca haberse montado en un vehículo conducido por alguien bajo los efectos del alcohol al menos una vez en los últimos seis meses. Este porcentaje baja al 18 por ciento cuando se trata de un conductor bajo los efectos del cannabis y al 10 por ciento cuando la sustancia presente es la cocaína.
Además, un 13,6 por ciento considera que el alcohol aumenta el riesgo de accidente, aunque un 17,5 por ciento ve normal que se beba o se consuma drogas antes de conducir.
Eusebio Megías considera que, a pesar de la información que se da a los jóvenes, el consumo de porros ‘se ha banalizado más que el del alcohol’ y que ‘no se ha conseguido revertir el comportamiento, incluso cuando se explican los posibles riesgos’.
‘Un rechazo social sin complejos’
María Seguí, directora general de Tráfico, se ha pronunciado sobre el estudio, reclamando la necesidad de ‘un rechazo social sin complejos’ que debe empezar ‘cuanto antes’. Aunque sigue habiendo gente que conduce bebida, el conductor ‘se avergüenza’ y sabe que su conducta ‘no está bien vista’. Del mismo modo, las drogas deben provocar este rechazo, añade Seguí.
La responsable de la DGT ha recordado que la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil multó en 2015 a 25.000 conductores que dieron positivo en controles antidrogas. Así, Seguí no se centra solo en los conductores entre 16 y 30 años, sino que amplía este problema a ‘todos los entornos’. De hecho, más de la mitad de los positivos detectados el año pasado fueron conductores de más de 30 años, puntúa.
María Seguí aportó una serie de datos más para ilustrar la incidencia de las sustancias estupefacientes en los accidentes de tráfico: en el 58 por ciento de los accidentes mortales en España se detecta la presencia de drogas o alcohol, y en un 49 por ciento, solo la presencia de drogas. ‘Si hoy redujéramos a cero las personas que no toman sustancias ilegales, reduciríamos en 900 el número de muertos en un año’, concluye.
La educación, clave en la solución del problema
Jesús Monclús, director de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre, ha resaltado la importancia de la educación para lograr reducir el consumo de drogas antes de conducir, que pasa por el fomento de la investigación, la información y la divulgación y la mejora de la formación de los profesores.
Una mejor educación vial llevaría a los jóvenes a no tolerar que ‘un conductor que haya consumido drogas o alcohol coja el volante’ o, al menos, a no montarse en el coche de un conductor que lo haya hecho.
Por su parte, el fiscal de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, ha declarado que ‘en una nueva legislatura que ahora empieza, marcada por el diálogo y la negociación, nos gustaría que hubiera espacio para la Seguridad Vial en el Parlamento’, y añade que le gustaría que en el discurso de investidura hubiera alguna mención al tema, puesto que entre la gente este tema es una preocupación ‘diaria’.
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