La nueva norma de homologación europea de vehículo ya ha entrado en vigor. Hoy comienzan a aplicarse el nuevo test de medición de consumo y emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los vehículos, denominado WLTP (Procedimiento mundial armonizado de testeo de vehículos ligeros por sus siglas en inglés) y la primera fase de las nuevas pruebas de homologación de gases contaminantes en condiciones reales de conducción (conocidas como RDE).
Esta primera fase de WLTP y RDE solo afecta a los nuevos vehículos que busquen la homologación para comenzar la venta en los países europeos. Solo un año más tarde, en septiembre de 2018, se aplicará esta medición WLTP a todas las nuevas matriculaciones, es decir, también a los vehículos que entraron en el mercado antes de septiembre de 2017 y que se matriculen nuevos a partir de septiembre de 2018.
Aunque sean pruebas que se van a realizar en laboratorio, el WLTP quiere acercarse a los test RDE que se realizarán en coches equipados con sistemas de medición (PEMS) en carreteras y calles abiertas al tráfico. Para lograrlo, el WLTP simulará distancias más largas (que pueden desaventajar a los híbridos enchufables y sus 50 kilómetros más o menos en modo eléctrico), en diferentes tipos de carreteras y tráfico urbano; a velocidades más altas y utilizando más potencia del motor. Además, el WLTP tendrá en cuenta los equipamientos de cada unidad que pueden hacer variar el peso y, por tanto, el consumo del vehículo. Y se tendrán en cuenta las variaciones de temperatura en la UE.
Cómo afectará al mercado
Por todo esto, se espera que los consumos y emisiones homologados crecerán, por lo que desde la Asociación Europea de Constructores de Automóviles (ACEA) piden que actualicen las escalas de impuestos con que penalizan a los automóviles en función de lo que emiten (de CO2 particularmente) de forma que si un modelo estaba exento porque emitía menos 120 gramos de CO2, en 2018 no se le carga fiscalmente porque con el WLTP haya pasado a 150 o más gramos. Del mismo modo, las Administraciones deberán actualizar a partir de 2018 las etiquetas que los clasifican.
El año pasado la recaudación por impuestos de matriculación en España se situó en casi 328 millones de euros, una cifra un 7% superior a los 305 millones contabilizados en 2015, según datos de la Agencia Tributaria.
Las mismas fuentes contemplan que la implementación de la WLTP supondría un incremento estimado de 250 millones de euros en el pago total del impuesto de matriculación por parte de los clientes, en caso de que no se adapte el marco fiscal a la nueva norma de homologación.
Además, fuentes consultadas por Europa Press apuntan que estos requisitos más exigentes podrían recortar las ventas y estiman que podría generar incluso un descenso del mercado automovilístico nacional de hasta el 7%. El efecto sería más pronunciado cuando entre en vigor el nuevo ciclo de homologación RDE, en 2019, pues que será más estricto y reflejará de manera más fidedigna los consumos en condiciones reales de utilización de los automóviles en comparación con las pruebas de laboratorio actuales.
Peticiones de las asociaciones
Tanto la Asociación de ACEA como Anfac se han manifestado a favor de que los consumidores no se vean afectados por estos cambios en las pruebas de homologación. El secretario general de la ACEA, Erik Johnaert, ha pedido que la nueva norma traiga consigo una fiscalidad justa y no suponga un aumento de los impuestos para los usuarios, al mismo tiempo que ha recalcado que no todos los países de la Unión Europea (EU) están preparados para su introducción, ya que si “simplemente” extrapolan los valores del actual sistema de medición de emisiones al nuevo, los vehículos nuevos tendrían una tasa impositiva más alta.
En la misma línea, el vicepresidente ejecutivo de Anfac, Mario Armero, ha señalado que hay que asegurarse de que los impuestos basados en las emisiones de CO2 no varían, teniendo en cuenta que un mismo coche tendrá mayores valores de CO2 si se mide con la prueba WLTP que con la NEDC.
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