"No cuento los días", bromea Bill Ford cuando le preguntan por la marcha del plan de saneamiento que desde enero aplica la multinacional, pero los analistas aseguran que no se le olvida. La compañía estudia incluso acelerar su reestructuración.
Ya hay anunciados 35.000 despidos y el cierre de cinco plantas, pero ahora los recortes afectarán a la cúpula directiva. Desde su llegada a la presidencia, Bill Ford lleva a cabo un continúo movimiento de fichas; la más importante, la vuelta al trabajo de Allan Gillmour.
Gillmour, nuevo director financiero, será el encargado de meter las tijeras en las cuentas de Ford. Además, se espera que la llegada de David Thursfield, que pasa de presidir Ford Europa a encabezar el departamento de Compras del Grupo, radicalice aún más los recortes.
Diversos analistas aseguran que Ford podría reducir el número de ejecutivos en un 46 por ciento antes de final de año. Además, se espera que, entre todas sus marcas, logré lanzar 20 nuevos productos en los próximos cinco años.
En el segundo cuatrimestre del año, Ford ha conseguido unos beneficios de 500 millones de euros (94.174 millones de pesetas).