Fiat anuncia casi 3.000 despidos

La crisis de Fiat es una riada. Este fin de semana, Paolo Cantarella, su administrador delegado, anunciaba que se tratará de sujetar la marejada sacrificando 2.887 empleos, 1.800 de ellos en Milán. Los sindicatos han hecho sonar la alarma y aseguran que estas medidas pueden llevar a la destrucción de 12.000 puestos de trabajo. Los despidos se suman a los recortes de producción que ha previsto la marca italiana para atajar su sangría económica.

Fiat anuncia casi 3.000 despidos
Fiat anuncia casi 3.000 despidos

"Un sistema industrial entero está en peligro", explica Giorgio Ariundo, portavoz del sindicato Fiom-Cgil. Según sus palabras, los casi 3.000 empleados que quiere despedir Fiat pueden ser fácilmente la avanzadilla de unos 12.000 trabajadores que podrían perder su trabajo. Lo más alarmante de esta previsión es que Cantarella no la ha considerado muy desacertada.

Fiat Auto tiene en Italia un total de 27.000 asalariados. Con las pérdidas de 299 millones de euros que ha registrado la empresa en el primer trimestre, el futuro de esta masa laboral se vuelve muy incierto. El gigante italiano se ha hecho muy pesado y necesita soltar lastre para no irse al fondo con la crecida de la crisis.

Los despidos serán una parte de este lastre. La otra, la forman los expedientes de regulación de empleo que mandarán a casa a 10.000 trabajadores durante tres semanas para reducir la producción y ajustarla más a la demanda.

Los sindicatos reclaman a la compañía un modelo de reestructuración laboral como el diseñado por Volkswagen, que redujo el tiempo de trabajo de los empleados de más edad sin necesidad de recurrir a los despidos. De momento, como medida de presión, las centrales sindicales ya han convocado paros en las plantas de Turín: el próximo día 24, los trabajadores detendrán durante dos horas su producción.

El Gobierno, al rescate
En medio del clamor social, el gobierno de Berlusconi se ha puesto a trabajar para encontrar el modo de echar una mano a Fiat, el mayor grupo industrial del país. Silvio Berlusconi se ha mostrado dispuesto a colaborar, "pero con medidas que no vulneren la libre competencia".

Con una situación socio-laboral ya de por sí complicada, lo último que quiere el primer ministro italiano es otro conflicto. En Italia no hay seguro de desempleo generalizado, con lo que 12.000 personas en la calle pueden ser el motor de una auténtica revuelta. Ante esta circunstancia, los miembros del gabinete buscan soluciones a toda velocidad.

De momento ya se han descartado las ayudas a la renovación del parque móvil, que, en el pasado, sólo han servido para estimular las ventas de coches fabricados fuera de Italia.

Situación de emergencia
Fiat transita por caminos muy complicados. La escandalosa caída de sus ventas ha destapado un importante desorden, fruto de planes de futuro mal ejecutados, balances de ventas inflados y, sobre todo, el estropicio del Stilo, un modelo llamado a ser el salvador y que ha dado un resultado muy decepcionante.

Fiat Auto (la división automovilística, corazón del grupo) ha cosechado en el primer trimestre del año unos números rojos de 429 millones de euros (71.380 millones de pesetas) y un descenso del 11,2 por ciento de la facturación, hasta los 5.993 millones de euros (997.151 millones de pesetas). Las ventas corrieron una suerte paralela y cayeron un 14,9 por ciento (518.000 unidades), con lo que su cuota de mercado ha disminuido hasta el 33,5 por ciento en Italia y hasta el 9,3 por ciento en Europa.

Al tiempo que se conocen estos datos, arrecian las acusaciones de inflar y duplicar la contabilidad, vendiendo coches de kilómetro cero fuera de Italia como si fuesen nuevos y registrando su venta dos veces. De confirmarse esta doble contabilidad, el agujero de Fiat podría ser mayor.

Las vías de agua
Los analistas llevan varios días buscando razones para este desastre, pero quien mejor ha diseccionado el problema ha sido Giancarlo Boschetti, responsable de la división automotriz. Boschetti no ha tenido reparos al mostrar cuáles han sido las principales vías de agua que han puesto al coloso al borde del naufragio. Para empezar, hay que hablar de una gran incapacidad para utilizar su fuerza industrial: sólo trabaja al 79 por ciento de sus posibilidades. Después, los altísimos costes de producción, la mitad más que los que soportan sus rivales, son los grandes culpables del desbarajuste. Por último, reconocen que han inflado sus ventas a fuerza de comprar sus propios coches para mantener cuota de mercado y que tienen demasiados trabajadores.

Grandes remedios
Para tratar de calmar un poco la situación, Fiat ha asegurado que la mítica planta turinesa de Mirafiori seguirá trabajando, aunque cerrará algunas de sus líneas de montaje, reduciendo su producción en 200.000 vehículos al año.

Al mismo tiempo, en Fiat ya anuncian cómo pondrán los diques para frenar la riada. Invertirán 2.000 millones de euros para ofrecer al mercado una veintena de nuevos modelos en los próximos tres años y, al tiempo, reducirán a la mitad la deuda de 6.000 millones de euros que los asfixia.

El dinero para este saneamiento saldrá de vender activos -como la firma de componentes Magneti Marelli- o de la salida a bolsa de Ferrari, la niña bonita de la casa, que se espera como la lluvia salvadora. Se calcula que reportará unos ingresos inmediatos de 750 millones de euros. También se apostará por la venta a flotas, que se quiere aumentar hasta un 15 por ciento del total de las matriculaciones.

Con esta liquidez, se acometerá la reestructuración del Grupo Fiat en cuatro unidades de negocio que se gestionarán de forma separada: Fiat-Lancia, Alfa Romeo, Desarrollos Internacionales y Servicios. Las plataformas de General Motors se generalizarán en la producción de la compañía, con lo que se lograrán también importantes ahorros en los costes industriales.

Boschetti ha prometido que acabará el año 2002 con unas pérdidas que no excederán a las de 2001 (549 millones de euros en total), pero ya va por muy mal camino tras el desastroso primer trimestre. Los dirigentes de la compañía, con su líder histórico, Agnelli, muy enfermo, han pedido a los inversores calma y confianza.