El “tuning” japonés, última moda en Estados Unidos

¿Quieres un vehículo que no exceda tu presupuesto y que, además, no se parezca a ningún otro? En Estados Unidos han encontrado la fórmula perfecta: se trata de comprar coches japoneses y “personalizarlos" con piezas que, normalmente, no pueden encontrarse en Norteamérica. Las webs de los distribuidores nipones son la solución.

No se trata de gastar el equivalente al importe del coche en plásticos que disfracen su aspecto, pero la base del “tuning" que comienza a hacer furor en Estados Unidos es la misma que la del “tuning" europeo. Los conductores buscan que su automóvil no se parezca a ningún otro y, para ello, no han dudado en recurrir a las piezas que, normalmente, los fabricantes nipones sólo venden en su territorio nacional.Este fenómeno ha dado lugar a una industria de la importación bastante rentable: llantas, espejos, mecánicas y grupos ópticos que, en principio, se destinan al mercado japonés pueden encontrarse en los coches de cualquier región estadounidense.Las páginas web de los distribuidores nipones también se han convertido en una fuente inagotable de nuevos elementos para los vehículos. Los componentes japoneses de los Mitsubishi Lancer Evo, los Subaru WRX o los Nissan 350Z están entre las piezas más demandadas. Los más buscados son los elementos originales de los modelos Type R de Honda.Cuando los primeros vehículos nipones llegaron a Estados Unidos, en 1950, no tuvieron mucho éxito, ya que resultaban demasiado pequeños para unos consumidores acostumbrados a coches enormes y musculosos. Diez años más tarde, los más jóvenes comenzaron a demandar automóviles con un “look" diferente. Fue el comienzo de un “boom" que ha llegado al máximo con la iconografía impuesta por los comics manga o los videojuegos como el “Gran Turismo", de Sony.Toyota es un buen ejemplo de cómo se puede aprovechar este afán de conseguir un vehículo diferenciado. En 2003 lanzó, bajo su marca Scion, el xB, un coche orientado a los jóvenes, con un precio de 14.195 dólares (11.121 euros). Las ventas de este automóvil doblaron las esperadas por la firma nipona y, según sus responsables, la mayoría de los compradores se decantaron por el xB debido a su original diseño.Por si fuera poco, un gran mercado de piezas de segunda mano alimenta este curioso “tuning". Los conductores japoneses suelen vender sus vehículos cuando éstos alcanzan los 50.000 – 60.000 kilómetros, con el fin de evitar los altos impuestos que recaen sobre los coches con más “edad". Los automóviles y sus componentes están todavía en buen estado; así, los importadores han encontrado una línea de negocio muy rentable, según aseguran.