Sadam Hussein, integrante de honor del Eje del Mal que han señalado los Estados Unidos, decidió dejar de exportar su petróleo en represalia por los ataques israelíes a los territorios palestinos y la anuencia de Estados Unidos ante estas agresiones.
Sadam llamó al resto de países petroleros árabes a secundar su embargo y apoyar su lucha contra "la entidad sionista y Estados Unidos".
Para disgusto del dirigente iraquí, sólo Arabia Saudí respondió tímidamente a su propuesta. Lo hizo de palabra y condicionando su respaldo a la unidad de acción de todos los países árabes, algo que nunca se produjo. Los ricos estados del Golfo Pérsico miraron para otro lado y, en sintonía con la Opep, dijeron que no querían "utilizar el crudo como arma".
No todo ha sido un fracaso en la iniciativa iraquí, pues contribuyó notablemente a incrementar el precio del petróleo, cuya escalada fue fulgurante en la primera mitad de abril y ahora se muestra más estable.
Ayer, con ese único triunfo en su haber, Hussein decidió levantar el embargo y volver a exportar su petróleo que, como es sabido, es cobrado por la ONU, quien entrega el dinero a Irak sólo a condición de que lo invierta en alimentos y medicinas para su pueblo.
Desuniones
Al margen de los arrebatos de Sadam contra Estados Unidos y sus aliados, lo cierto es que este episodio ha dado mucho de qué hablar a los analistas. Todos coinciden en señalar que la negativa de estos estados a secundar a Irak evidencia la fragilidad de la unión entre las naciones árabes. Muchos creen que su fortaleza para negociar y manejar los mercados ha perdido muchos puntos tras esta crisis.
Decir esto de los países árabes es decirlo también de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, la Opep. La solidez que había logrado en los últimos dos años gracias a una política de fuerza y precios altos se ve muy lesionada con este desacuerdo de los árabes.
Para el consumidor final, una Opep débil significa combustibles más baratos. Si los productores no muestran fuerza en el mercado, el petróleo bajará y, con él, las gasolinas.
En estos momentos, el crudo se mantiene en niveles bastante altos. En Nueva York, el barril cerró ayer a 27,85 dólares, mientras que en Londres, a lo largo de la mañana de hoy jueves, cotiza por debajo de los 26 dólares.