EEUU aboga por los sensores para controlar la presión de los neumáticos

Tras el escándalo de los neumáticos Firestone, ligados a la muerte de 271 personas, las autoridades estadounidense estudian cuál es el sistema más apropiado para controlar el estado de las ruedas.

La administración estadounidense no está dispuesta a permitir que un nuevo caso Firestone ponga en entredicho la seguridad de sus vehículos. Hace unos meses, la Agencia Federal para la Seguridad en el Transporte en Carretera (NHTSA) solicitó una normativa que obligase a los fabricantes a incluir en sus vehículos un dispositivo que avisase si la presión de los neumáticos era incorrecta.

Bajo el método apuntado por la NHTSA, el ABS mide la rotación de los cuatro neumáticos. Al detectar que una rueda tiene una velocidad diferente al resto, una luz en el tablero de instrumentos alerta al conductor del peligro.

No es ninguna panacea, ya que miembros de la Casa Blanca han detectado una gran carencia: en caso de que los cuatro neumáticos estuvisen mal inflados, el dispositivo no descubriría ningún fallo.

Ahora, proponen monitores en cada rueda para avisar de su estado. Este método es más costoso y, por tanto, más difícil de aplicar por los fabricantes.

Así, a la búsqueda del dispositivo perfecto, la nueva ley sobre el control de neumáticos sigue en el aire; una situación que, según la Administración Bush, no es muy aconsejable, por lo que permitirán que los constructores incluyan cualquiera de los mecanismos.

Uno de los principales impulsores del método que ahora es cuestionado, Edward J.Markey, ha asegurado que no pueden seguir retrasándose a la espera de una tecnología que no puede llegar nunca.