Conducción “en blanco”

Nieve, hielo, lluvia, niebla... El invierno golpea fuerte y la mayoría de los fenómenos meteorológicos asociados a él ya han aparecido en las carreteras, complicando la circulación. ¿Quieres saber cómo llegar a tu destino sin dificultades? Sigue leyendo.

Conducción “en blanco”
Conducción “en blanco”

Una de las situaciones más peligrosas y difíciles de resolver en la conducción se produce cuando nos encontramos con una placa de hielo sobre la carretera. Son muy difíciles de detectar, pues nos acechan de forma repentina a la salida de una curva o tras un cambio de rasante, habitualmente en zonas sombrías y no siempre en zonas de montaña. Las heladas suelen producirse a última hora de la noche y a primera hora de la mañana.

Es importante tomar precauciones en esta época del año ante estas situaciones tan peligrosas. Actualmente muchos de los modelos de coches de gama media disponen de avisadores de temperatura inferior a los dos grados positivos para alertarnos del peligro de posibles placas de hielo en la carretera, pero esto no es suficiente, tenemos que estar preparados para una actuación inmediata en caso de encontrarnos con el pavimento helado.

Lo primero que tenemos que hacer es reducir la velocidad y mantener una distancia de seguridad suplementaria con el vehículo que nos precede para disponer de más espacio en caso de apuro.

Como medida de precaución procuraremos no ceñirnos demasiado al interior de las curvas, pues es en estas zonas donde se suele situar una mayor concentración de hielo, ya que no hay rodadas de otros vehículos y suelen estar al resguardo del sol.

Si nos encontramos repentinamente con una placa de hielo tenemos que actuar con rapidez, pero con mucha serenidad. Lo más importante es no frenar bruscamente ni provocar violentos movimientos del volante, pues la notable diferencia de adherencia puede provocar un patinazo. Es importante marcar la trayectoria de forma muy suave y limpia, ayudando a salir de la curva abriendo ligeramente la trazada hacia el exterior, de forma natural.

Procuraremos llevar engranadas las marchas largas que permitan circular entre 1.500 y 2.500 rpm para que los movimientos se transmitan con la máxima suavidad.

Si necesitamos frenar, pisaremos con muchísima suavidad el pedal del freno. El ABS ayuda, pero no es un remedio infalible ante el hielo. Si en un vehículo equipado con este elemento detectamos que el pedal del freno tiembla al pisarlo, podemos apretar con firmeza, pues es señal de que está funcionando correctamente.

Si el coche sobrevira, es decir, la parte trasera trata de adelantarnos, deberemos girar el volante en sentido contrario. En una curva a derechas, lo más normal es que la parte trasera se vaya hacia el exterior de la curva, por lo que giraremos el volante hacia la izquierda hasta que el coche se coloque correctamente. Una vez hayamos recuperado la trayectoria, enderezaremos el volante y aceleraremos levemente para recuperar el control.

En caso de que subvire o se nos vaya de la parte delantera, es decir, el coche trate de seguir recto en las curvas, lo más sencillo es levantar el pie del acelerador y abrir un poco la dirección para facilitar la recuperación de adherencia. Una vez corregido, podemos volver a dar gas suavemente.

Bajo el aspecto dulce e inocente de la nieve se esconde un gran peligro, pues reduce considerablemente la adherencia de los neumáticos. Todas las recomendaciones que te hemos comentado sobre la conducción en hielo son aplicables a la nieve. La reducción de velocidad y el aumento de distancia de seguridad son imprescindibles ante esta situación.

Ten en cuenta que cuando se produce este fenómeno meteorológico se reduce considerablemente la visibilidad, por lo que resulta muy recomendable el encendido de las luces de cruce. Si la visibilidad es muy reducida deberás utilizar las luces antiniebla.

Nunca debemos parar nuestro coche en zonas donde entorpezcamos el tráfico o se pueda crear una situación de peligro, como salida de curvas.

Muchas veces las nevadas vienen acompañadas de fuertes vientos que complican aún más la conducción. Si se produce esta situación procuraremos disminuir la velocidad y sujetar firmemente el volante, corrigiendo con movimientos suaves las desviaciones de la trayectoria.

Durante los meses más fríos del año es muy importante tomar precauciones antes de salir a carretera para evitar situaciones desagradables y peligrosas. Conviene tener en cuenta algunas medidas que nos ayuden a resolver la situación si nos vemos afectados por este fenómeno meteorológico. Unos simples consejos pueden evitarnos más de un disgusto:

  • Programa el recorrido con antelación para verificar si hay algún puerto de montaña cerrado, si es necesario el uso de cadenas o si existe alguna incidencia en el trayecto. Infórmate en la página web de la DGT o en el teléfono de información de Tráfico. Procura llevar algún mapa del recorrido para poder buscar rutas alternativas en caso de necesidad.

  • Revisa el estado de los neumáticos y su correspondiente presión, el nivel de agua destilada en la batería, el estado de las luces, el líquido de frenos y, muy importante, el anticongelante del sistema de refrigeración del motor.

  • Viste con ropa cómoda para conducir (las botas o los abrigos dificultan los movimientos en la conducción) pero no olvides llevar prendas de abrigo que puedan ayudarnos si tenemos que salir al exterior.

  • Procura no hacer comidas copiosas antes de un viaje, provocan somnolencia y mala digestión. Por supuesto, nada de alcohol y atención a los medicamentos, también pueden provocar sueño inoportuno.

  • Lleva toda la documentación en regla, Permiso de circulación, ficha de inspección técnica ITV, certificado del seguro y por supuesto, el permiso de conducir.

  • No te olvides del equipamiento obligatorio (juego de luces de repuesto, triángulos de emergencia, rueda de repuesto con sus herramientas correspondientes. Aunque no es obligatorio, no está de más que lleves un kit de herramientas, un teléfono móvil con la batería cargada y, a ser posible, un cargador/alimentador de coche, una cuerda de remolque, una linterna, una navaja, guantes y, por supuesto, un juego de cadenas para tu coche. Tampoco te sobrará algo de comida, como chocolatinas, frutos secos, etc.

  • El depósito lleno de combustible será una ayuda inestimable en caso de quedar bloqueados por la nieve. De esta forma tendremos calefacción al permanecer el motor en marcha. Aún así, conviene dosificar su funcionamiento para no malgastar. Cuando la circulación se complica a causa de la nieve, es necesario instalar unas cadenas que favorecen el contacto con el firme y permiten disponer de tracción en las ruedas motrices de nuestro coche.Las cadenas son específicas para el tamaño de las ruedas, aunque la mayoría permiten su adaptación a un rango de medidas. Un consejo recomendable para la instalación de cadenas es llevar en el coche un plástico o lona donde poder apoyarnos para evitar que la nieve nos moje la ropa. Los guantes resultan imprescindibles para esta operación. Hay diversos modelos en el mercado: de eslabones, en forma de rombo, de aspa, de material acrílico... También existe un sistema alternativo, denominado "cadena líquida", que no está permitido para circular, pero sí nos servirá para una situación específica, como la salida de un garaje, aparcamiento, etc.

    Para que las cadenas cumplan perfectamente su cometido es necesario tensarlas correctamente. Los modelos más habituales disponen de un aro en la zona interior y un tensor en la parte que queda a la vista. Si podemos disponer de un gato -aunque no es imprescindible- la operación se realiza con mayor rapidez y comodidad.

    Cuando circulemos con cadenas procuraremos aumentar la distancia de seguridad y no superaremos una velocidad de 40 km/h, pues si necesitamos detenernos, se aumentará la distancia de frenado.

Una vez recorridos los primeros metros es conveniente tensar de nuevo la cadena, ya que con el movimiento han podido perder algo de tensión. Cuando no sea necesario su uso, procederemos a desmontarlas, pues su inadecuada utilización degrada el pavimento e incomoda la conducción, pues producen ruido y vibraciones.

Para arrancar utilizaremos las mismas pautas indicadas para el hielo, es decir, en segunda velocidad y procuraremos insertar las marchas más largas que nos permita el motor. Para descender un puerto o una pendiente pronunciada procuraremos ayudarnos del freno motor utilizando marchas cortas.

La ley obliga a situar cadenas u otros dispositivos antideslizantes autorizados sobre, al menos, una rueda motriz de cada lado del vehículo o bien utilizar neumáticos especiales (de contacto o clavos).