Según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), el número de siniestros en las carreteras manchegas ha descendido por tercer año consecutivo. En 2000 se registraron 292 accidentes de circulación y esa cantidad ha bajado hasta los 255 en 2002. La cifra de víctimas mortales ha seguido una evolución paralela, pasando de 338 a 307 en ese mismo período.La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha quiere mantener esta tendencia y, para ello, está elaborando su Plan Integral de Seguridad Vial, con el que se pretende que la siniestralidad de la región siga descendiendo. El proyecto, con el eslogan “En Castilla-La Mancha, queremos ir a menos", cuenta con la colaboración de la Asociación Española de la Carretera (AEC) y del Instituto Mapfre de Seguridad Vial.Para que las medidas adoptadas se ajusten a las necesidades reales, la Junta ha considerado esencial sondear la opinión de los residentes en la región, sean conductores o no. Así, antes de la redacción definitiva del plan, se ha llevado a cabo un estudio que recoge las sugerencias de los ciudadanos para mejorar la seguridad en la carretera. Igualmente, la entidad ha animado a todos los castellano-manchegos a suscribir el Pacto por la Seguridad Vial.Los ciudadanos también podrían participar en la gestión de las vías, con el fin de mejorar su seguridad y su mantenimiento, según una de las medidas propuestas en las jornadas sobre “La nueva cultura de las carreteras", organizada por la AEC.
Entre las ideas expuestas destacó la que establece que las infraestructuras viarias resultan demasiado caras económica y socialmente, por lo que es cada vez más necesaria una gestión correcta de las mismas. Para designar cuáles serían las principales actuaciones que deberían seguirse, la Dirección General de Carreteras de la Comunidad de Madrid realizó una encuesta a los usuarios de las rutas autonómicas, en la que la mayoría de los entrevistados declaró que la red actual es suficiente. Sin embargo, un 41,5 por ciento demandó más información sobre el estado de las vías (obras, etc). En este apartado, Cataluña, Álava y Navarra presentaron sus Centros Integrados de Control, en los que se facilita a los usuarios este tipo de datos y se controla, mediante fibra óptica, los principales puntos de la red. Así puede actuarse de forma inmediata sobre ella en caso de congestión o accidente.
También se propuso que, al igual que ocurre en Nueva Zelanda, el conductor tome parte en determinadas decisiones de la Administración sobre las carreteras. Sin embargo, la mayoría de los asistentes estuvieron de acuerdo en que esta práctica debería ser limitada.
Para mejorar la capacidad de las redes autonómicas se expusieron métodos como los carriles reversibles o diferentes formas de peaje. Con estas soluciones se obtendría el máximo aprovechamiento de las vías, que se alcanza –según experimentos citados por la Asociación Española de la Carretera- a una velocidad de 50 km/h.