Bruselas quiere cambiar el impuesto de matriculación por uno ecológico

Según un informe elaborado por la Comisión Europea, gobierno de la Unión, el impuesto de matriculación que grava las compras de vehículos nuevos es "indudablemente un obstáculo en el seno del mercado interior". Embarcada en una cruzada contra las trabas a la competencia y la liberalización del mercado automovilístico, la Comisión propone en su estudio cambiar las tasas de matriculación por otras que irían ligadas al nivel de contaminación de cada coche.

Bruselas quiere cambiar el impuesto de matriculación por uno ecológico
Bruselas quiere cambiar el impuesto de matriculación por uno ecológico

A falta de tres semanas para que entre en vigor la

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nueva legislación de distribución de vehículos en Europa, una norma concebida para abrir el negocio de la venta de coches a todos los agentes posibles, la Comisión pone en su punto de mira otra zona caliente del sector: los impuestos de matriculación.

El informe elaborado por los técnicos de la Comisión analiza este apartado fiscal en todos los países de la Unión y llega a la conclusión de que supone un obstáculo para la libre concurrencia en el mercado. Para evitar este impedimento, proponen abolir los impuestos de matriculación y cambiarlos en un una década por otros de carácter ecológico sobre la base de los impuestos de circulación. Estas nuevas "tasas verdes" se aplicarían en función del consumo y las emisiones contaminantes de cada coche. Es decir, se deja de pagar por la compra y se traslada ese pago al uso: quien más use el coche, más contaminará y, por tanto, más pagará.
Para el tiempo en que todavía exista el impuesto de matriculación, se propone que su cálculo se realice en función del nivel de dióxido de carbono que emita a la atmósfera cada vehículo, al igual que se haría con la tasa de circulación. Después, esta última prevalecerá y lo vivirá siempre en función de estos condicionantes ecológicos. Los funcionarios de Bruselas creen que es necesario un "cierto grado" de aproximación de los impuestos anuales de circulación entre los países para evitar la fragmentación del mercado automovilístico. Es decir, una recomendación a los países para que busquen la armonía en este tipo de fiscalidad.

Quien contamina paga
La idea general responde a la filosofía comunitaria de "quien contamina paga". Además, supondrá un importante estímulo para la industria, que se verá obligada a invertir más esfuerzos en lograr coches cada vez más limpios. En este sentido, el comisario europeo de Mercado Interior, Frits Bolkestein, señala que "se debe lograr que los impuestos que gravan los automóviles se centren en la realización de los objetivos medioambientales de la Unión".

El impuesto que se paga cuando se cambia la matrícula de un coche de un país a otro también preocupa al Ejecutivo comunitario. La Comisión considera que los ciudadanos deben "con demasiada frecuencia desembolsar sumas desorbitadas por transferir la matrícula de un coche de un estado a otro de la Unión".

Bruselas recomienda al Consejo de Ministros que apruebe los principios generales del informe e invita a los países miembros a que lo tomen en cuenta en la revisión de su régimen nacional de impuestos sobre vehículos. También sugiere que se revisen las ventajas fiscales que reciben las flotas de coches y se reduzcan, pues no tienen un carácter ecológico.

Atacado por los fabricantes durante décadas, este gravamen sobre la compra se cobra en 10 países de Europa y es obligatorio pagarlo cada vez que se matricula un coche. Su montante, que oscila entre los 267 y los 660 euros en función del país que se tome como referencia, proporciona pingües beneficios a los estados europeos. En España, donde el cobro lo ejecutan las comunidades autónomas, la matriculación se paga con un 12 por ciento del precio del coche, pero en países como Dinamarca esta cantidad llega a ser del 173 por ciento.

La Comisión insiste en que los países no perderán ingresos, pues se trata de una "recirculación". El dinero que se ingresaba por matriculación se cambiará hacia la circulación, el uso.

En principio, Anfac, la patronal española de los fabricantes, se ha mostrado muy cautelosa en sus reacciones. Su presidente, Luis Valero, ha indicado que la propuesta parece razonable, aunque señala que existe un peligro de llegar a una fiscalidad global superior a la actual.