La otra gran novedad mecánica es el 3.2 FSI. Este inyección directa de gasolina está presente ya en varios modelos de la gama Audi, como A4 o A6. Tras bajarnos del 4.2 TDI, las cifras de este 3.2 FSI parecen vulgares, pero no lo son en absoluto: invierte 7,7 segundos en alcanzar los 100 km/h desde parado y su velocidad, al igual que en todos los A8, está limitada a 250 km/h. Su cifra de par es de 33,6 mkg, obtenida a 3.250 rpm y consigue estirar su poderío hasta las 7.200 rpm.Es un propulsor que, aunque potente, no en vano ofrece 260 CV, tiene en la suavidad y en la elasticidad sus principales virtudes. Su unión con la caja de cambios automática multitronic de siete relaciones le viene como anillo al dedo, pues permite a este A8 circular a ritmos muy vivos a un nivel ridículo de revoluciones por minuto, o lo que es lo mismo: 140 km/h a 2.000 rpm y 180 km/h a 2.500. La sonoridad y los consumos son los principales beneficiados. Precisamente este es uno de los apartados en los que destaca. Se sitúa en cifras similares a las del 4.2 TDI, con una media de 9,8 litros a los 100 km (sólo 0,4 litros más que su hermano de gasóleo), lo que supone un registro muy destacado si tenemos en cuenta el peso del coche y la cilindrada del motor. El silencio es otra de las notas dominantes de este 3.2 FSI, pues apenas hace ruido, algo que debemos agradecer en partes iguales a la ausencia de vibraciones del motor y al buen aislamiento del habitáculo. En definitiva, una buena y más que correcta versión de acceso –de 69.000 euros, eso sí- para la gama A8.El comportamiento dinámico del A8 con ambas mecánicas es señorial. Se puede circular a grandes velocidades por curvas sin que apenas nos demos cuenta, pues ni el ruido de la mecánica ni la aerodinámica nos avisan de ello. Sobre el 4.2 TDI, la tracción total –de serie con este nivel de motorización- aporta un plus de seguridad sobre terrenos deslizantes y sirve para que estos 326 CV no se desboquen. El 3.2 FSI que tuvimos la oportunidad de conducir era tracción delantera, aunque existen versiones con este mismo motor que sí la llevan, pero esto no le resta ni un ápice de deportividad o seguridad. Tanto uno como otro permiten que regulemos la firmeza de la suspensión a nuestro gusto, pudiendo elegir entre un modo confort, uno dinámico o uno automático, que elige el tarado preciso en función de nuestro estilo de conducción. El interior no cambia, con una calidad visual y de los materiales de primer nivel y una perfecta postura para la conducción. El espacio atrás está especialmente indicado para que viajen dos personas, sobre todo por la presencia del túnel de la transmisión, aunque estos dos pasajeros contarán con espacio de sobra y comodidades como salidas específicas de aire acondicionado. El maletero, gigantesco, con 500 litros puede albergar suficiente equipaje. La gama A8 también acoge pequeños cambios. Así, hereda la nueva parrilla monomarco, que debutó en el A8 W12 y que ya montan casi todos los modelos de la gama Audi, y se incluyen nuevos equipamientos adicionales, como el sistema de iluminación dinámica en curva, un sintonizador de radio digital y un sistema de párking con avisador al que se le ha añadido un avisador óptico, que se puede ver a través de la pantalla del navegador. De serie, se incorporan el sensor de luz y lluvia.Ya se admiten pedidos de ambas versiones. Aquí están los precios.
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Al mismo tiempo, tuvimos la oportunidad de probar los nuevos frenos cerámicos que equipará el A8 tope de gama, el 6.0 W12 de 450 CV. Este elemento aligera el peso de las ruedas en 5 kilogramos y no se calientan tanto como unos convencionales, por lo que su resistencia al esfuerzo es siempre la mejor: no desfallecen. Su vida útil también mayor y se cifra en 300.000 km. La otra gran novedad mecánica es el 3.2 FSI. Este inyección directa de gasolina está presente ya en varios modelos de la gama Audi, como A4 o A6. Tras bajarnos del 4.2 TDI, las cifras de este 3.2 FSI parecen vulgares, pero no lo son en absoluto: invierte 7,7 segundos en alcanzar los 100 km/h desde parado y su velocidad, al igual que en todos los A8, está limitada a 250 km/h. Su cifra de par es de 33,6 mkg, obtenida a 3.250 rpm y consigue estirar su poderío hasta las 7.200 rpm.Es un propulsor que, aunque potente, no en vano ofrece 260 CV, tiene en la suavidad y en la elasticidad sus principales virtudes. Su unión con la caja de cambios automática multitronic de siete relaciones le viene como anillo al dedo, pues permite a este A8 circular a ritmos muy vivos a un nivel ridículo de revoluciones por minuto, o lo que es lo mismo: 140 km/h a 2.000 rpm y 180 km/h a 2.500. La sonoridad y los consumos son los principales beneficiados. Precisamente este es uno de los apartados en los que destaca. Se sitúa en cifras similares a las del 4.2 TDI, con una media de 9,8 litros a los 100 km (sólo 0,4 litros más que su hermano de gasóleo), lo que supone un registro muy destacado si tenemos en cuenta el peso del coche y la cilindrada del motor. El silencio es otra de las notas dominantes de este 3.2 FSI, pues apenas hace ruido, algo que debemos agradecer en partes iguales a la ausencia de vibraciones del motor y al buen aislamiento del habitáculo. En definitiva, una buena y más que correcta versión de acceso –de 69.000 euros, eso sí- para la gama A8.El comportamiento dinámico del A8 con ambas mecánicas es señorial. Se puede circular a grandes velocidades por curvas sin que apenas nos demos cuenta, pues ni el ruido de la mecánica ni la aerodinámica nos avisan de ello. Sobre el 4.2 TDI, la tracción total –de serie con este nivel de motorización- aporta un plus de seguridad sobre terrenos deslizantes y sirve para que estos 326 CV no se desboquen. El 3.2 FSI que tuvimos la oportunidad de conducir era tracción delantera, aunque existen versiones con este mismo motor que sí la llevan, pero esto no le resta ni un ápice de deportividad o seguridad. Tanto uno como otro permiten que regulemos la firmeza de la suspensión a nuestro gusto, pudiendo elegir entre un modo confort, uno dinámico o uno automático, que elige el tarado preciso en función de nuestro estilo de conducción. El interior no cambia, con una calidad visual y de los materiales de primer nivel y una perfecta postura para la conducción. El espacio atrás está especialmente indicado para que viajen dos personas, sobre todo por la presencia del túnel de la transmisión, aunque estos dos pasajeros contarán con espacio de sobra y comodidades como salidas específicas de aire acondicionado. El maletero, gigantesco, con 500 litros puede albergar suficiente equipaje. La gama A8 también acoge pequeños cambios. Así, hereda la nueva parrilla monomarco, que debutó en el A8 W12 y que ya montan casi todos los modelos de la gama Audi, y se incluyen nuevos equipamientos adicionales, como el sistema de iluminación dinámica en curva, un sintonizador de radio digital y un sistema de párking con avisador al que se le ha añadido un avisador óptico, que se puede ver a través de la pantalla del navegador. De serie, se incorporan el sensor de luz y lluvia.Ya se admiten pedidos de ambas versiones. Aquí están los precios.
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Al mismo tiempo, tuvimos la oportunidad de probar los nuevos frenos cerámicos que equipará el A8 tope de gama, el 6.0 W12 de 450 CV. Este elemento aligera el peso de las ruedas en 5 kilogramos y no se calientan tanto como unos convencionales, por lo que su resistencia al esfuerzo es siempre la mejor: no desfallecen. Su vida útil también mayor y se cifra en 300.000 km. La otra gran novedad mecánica es el 3.2 FSI. Este inyección directa de gasolina está presente ya en varios modelos de la gama Audi, como A4 o A6. Tras bajarnos del 4.2 TDI, las cifras de este 3.2 FSI parecen vulgares, pero no lo son en absoluto: invierte 7,7 segundos en alcanzar los 100 km/h desde parado y su velocidad, al igual que en todos los A8, está limitada a 250 km/h. Su cifra de par es de 33,6 mkg, obtenida a 3.250 rpm y consigue estirar su poderío hasta las 7.200 rpm.Es un propulsor que, aunque potente, no en vano ofrece 260 CV, tiene en la suavidad y en la elasticidad sus principales virtudes. Su unión con la caja de cambios automática multitronic de siete relaciones le viene como anillo al dedo, pues permite a este A8 circular a ritmos muy vivos a un nivel ridículo de revoluciones por minuto, o lo que es lo mismo: 140 km/h a 2.000 rpm y 180 km/h a 2.500. La sonoridad y los consumos son los principales beneficiados. Precisamente este es uno de los apartados en los que destaca. Se sitúa en cifras similares a las del 4.2 TDI, con una media de 9,8 litros a los 100 km (sólo 0,4 litros más que su hermano de gasóleo), lo que supone un registro muy destacado si tenemos en cuenta el peso del coche y la cilindrada del motor. El silencio es otra de las notas dominantes de este 3.2 FSI, pues apenas hace ruido, algo que debemos agradecer en partes iguales a la ausencia de vibraciones del motor y al buen aislamiento del habitáculo. En definitiva, una buena y más que correcta versión de acceso –de 69.000 euros, eso sí- para la gama A8.El comportamiento dinámico del A8 con ambas mecánicas es señorial. Se puede circular a grandes velocidades por curvas sin que apenas nos demos cuenta, pues ni el ruido de la mecánica ni la aerodinámica nos avisan de ello. Sobre el 4.2 TDI, la tracción total –de serie con este nivel de motorización- aporta un plus de seguridad sobre terrenos deslizantes y sirve para que estos 326 CV no se desboquen. El 3.2 FSI que tuvimos la oportunidad de conducir era tracción delantera, aunque existen versiones con este mismo motor que sí la llevan, pero esto no le resta ni un ápice de deportividad o seguridad. Tanto uno como otro permiten que regulemos la firmeza de la suspensión a nuestro gusto, pudiendo elegir entre un modo confort, uno dinámico o uno automático, que elige el tarado preciso en función de nuestro estilo de conducción. El interior no cambia, con una calidad visual y de los materiales de primer nivel y una perfecta postura para la conducción. El espacio atrás está especialmente indicado para que viajen dos personas, sobre todo por la presencia del túnel de la transmisión, aunque estos dos pasajeros contarán con espacio de sobra y comodidades como salidas específicas de aire acondicionado. El maletero, gigantesco, con 500 litros puede albergar suficiente equipaje. La gama A8 también acoge pequeños cambios. Así, hereda la nueva parrilla monomarco, que debutó en el A8 W12 y que ya montan casi todos los modelos de la gama Audi, y se incluyen nuevos equipamientos adicionales, como el sistema de iluminación dinámica en curva, un sintonizador de radio digital y un sistema de párking con avisador al que se le ha añadido un avisador óptico, que se puede ver a través de la pantalla del navegador. De serie, se incorporan el sensor de luz y lluvia.Ya se admiten pedidos de ambas versiones. Aquí están los precios.
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Al mismo tiempo, tuvimos la oportunidad de probar los nuevos frenos cerámicos que equipará el A8 tope de gama, el 6.0 W12 de 450 CV. Este elemento aligera el peso de las ruedas en 5 kilogramos y no se calientan tanto como unos convencionales, por lo que su resistencia al esfuerzo es siempre la mejor: no desfallecen. Su vida útil también mayor y se cifra en 300.000 km.