Así justifica París su prohibición a los coches diésel

Con un encargo al ICCT que sacó a la luz el Dieselgate, París se ha armado de mediciones para justificar la prohibición de la circulación de los diésel en 2024.

París ha encargado a ICCT la medición remota del aire al paso de los coches por sus calles, para determinar
París ha encargado a ICCT la medición remota del aire al paso de los coches por sus calles, para determinar

No dejes que la realidad te desmonte una buena noticia, se decía en el periodismo. Del mismo modo, París anunció que iba a prohibir la circulación de los diésel en 2024 y este septiembre ha conseguido datos para justificarlo. Mediante una medición de la composición del aire resultante después de pasar un vehículo (de todo tipo, incluyendo autobuses, motocicletas y vehículos pesados), han conseguido relacionar la inmisión de NOx y de CO2, a la vez que con una cámara detectaban la matrícula. No, no era para poner multas, como tampoco los equipos que se han detectado en otras grandes ciudades, como Madrid y Barcelona. Gracias a la recopilación de estos datos, han podido determinar que, en promedio, cuando era un diésel el que pasaba, emitía 4,5 veces más que cuando era de gasolina.

Por la naturaleza del estudio, no se puede comparar o extrapolar estos datos obtenidos (ni por precisión, ni por el objeto de la medición), con las precisas mediciones que se registran en las nuevas pruebas de homologación WLTP. El estudio de París determina los gramos de NOx por kilogramo de combustible quemado, en lugar de los gramos por kilómetro que se obtienen de los ensayos oficiales.

Un moderno diésel equivale a 1,7 de gasolina

Se constata también la evolución de los coches y la mejora en los valores de contaminación gracias a las normas más estrictas. Se recortan las diferencias entre emisiones de gasolina y diésel en los coches que cumplen con Euro 6d temp (el 1 de septiembre acaba de entrar en vigor un nuevo estrangulamiento en la norma, la Euro 6d temp-evap). En el caso de los coches más modernos, un coche diésel emite tanto NOx como 1,7 coches de gasolina. Un dato que podría servir para dar un poco de árnica al diésel en la ciudad parisina, porque un sistema de circulación por matrículas par-impar para los diésel (o un procedimiento que dejara transitar un Diesel por cada dos de gasolina), equilibraría las emisiones de ambas tecnologías. Obviamente, esta reflexión no tiene cabida en el estudio.

El estudio lo ha realizado ICCT, el organismo que destapó el Dieselgate. Lo ha llevado a cabo registrando los valores del aire al paso de 5.000 coches diarios por las calles de París, entre los meses de mayo y junio, mediante la mencionada medición remota. De otro modo, tendrían que haber intervenido en el coche y, tanto conductor, como el propio vehículo podría haber modificado su actuación y, en consecuencia, distorsionado el estudio. Por la situación climática, también les ha permitido constatar que, de acuerdo con sus mediciones, un vehículo diésel emitía un 30 por ciento más de NOx cuando la temperatura exterior superaba los 30 grados. El estudio carece de precisión –y no intenta entrar en ello- como para determinar la emisión de NOx de cada vehículo (en g/km), ni por tanto, si se ajusta cada modelo en uso real a lo indicado por la norma. O si las normas europeas se ajustaban a las necesidades de París en materia de contaminación. No se trataba de cuestionar la norma europea, y menos tras su acelerado endurecimiento, sino de justificar que existencia de pruebas científicas que podían respaldar una decisión política tomada previamente.